Capitulo 34

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Querida Laura
Si estás leyendo esta carta es que, no pude contártelo por muchos veces que lo intenté en el último año. Sé que no he sido una buena madre durante un largo tiempo, y la etapa más importante de tu vida, tu infancia y parte de tu adolescencia.

He sido muy cruel contigo. No me merecía una hija como tú. Es algo sumamente imperdonable por lo que si aún en el fondo te queda un pizca de rencor, la verdad, es que me lo merezco. Aunque en los últimos años te trataba como una hija, y siempre cuidaba bien de ti, como lo haría una muy buena madre.

Probablemente lo que te vaya a contar ahora mismo reaviva todo lo pasado...incluso triplicaría ese odio que me tenías...quiero darte las gracias por haber sido la chica que fuiste siempre.

Laura...no somos tus  padres...

- Dame eso.- me quitó Javi la carta de la mano sin terminar de leerla. Me quedaban aún como dos párrafos.

- Aún...aún no he acabado de leerla...-dije con los ojos llorosa y la voz quebrantada.

- No vas a leer nada más Laura.- me replicó para luego rómpala la carta en pedazos.

- ¡JODER JAVI QUERÍA TERMINARLA! - empecé a pegarle sin fuerzas.- a lo mejor me podría haber dicho quienes eran mis padres, podría ir a buscarlos o algo...- comencé a llorar temblando.

- ¡Laura por favor cálmate! - me intentó consolar.-...escúchame, es algo difícil de gestionar...y yo rompiendo la carta no hago más que complicar las cosas...es muy fuerte lo que te voy a pedir, pero...también podrías dejar las cosas estar.- concluyó cabizbajo.

- ¿Quieres que pase todo esto por alto como si no hubiera pasado nada?.- me quité de su agarre para mirarlo fijamente.

- Sí.- se lo pensó un poco.

- ¿Te estás escuchando?

- Laura, no quiero sonar grosero, pero esta mujer murió, tu padre o lo que por lo menos creíste que era tu padre por unos años, te abandonó. Empezaste una nueva vida con personas que te valoran y que te quieren tal y como te mereces, olvidándolos a todos.- Tomó un gran respiro.- Mírame, de poco te sirve hurgar en la herida que se cerró, a no ser que quieras volver estar como estuviste hace un tiempo.- me cogió de la barbilla para luego darme un ligero beso.

No podía decir nada más, no tenía argumentos para rebatir los suyos. Javi tenía mucha razón con lo que  dijo. Quizás lo más oportuno es dejar las cosas estar y no entrar en detalles, de todo as formas, si es que mis padres estuvieran en vida, deberían de ser ellos quienes movieran cielo y tierra por encontrarme. Me niego a seguir martillándome cuando podría continuar mi vida como si nada hubiera pasado.

Pasamos la tarde abrazados  mientras cada uno pensaba en lo suyo, en un apetecible silencio.  Minutos más tarde ya habían pasado las dos de la tarde y el medio o vino a darnos el alta.

Javi se ofreció a llevarme a casa cosa  que no le negué. No tardamos en llegar, y me sentía muy bien, había vuelto a lo que hace unos días se había convertido en mi dulce hogar.

- Princesa, ve a darte un baño y a cambiarte  de ropa y o mientras haré algo de comer.- me dijo mientras dejaba mis cosas en mi habitación.

- Javi...no tienes porque hacer nada de comer, puedo hacerlo yo, tú solo descansa.- le dije sacando la ropa que mí iba a poner, que no era mucho un pijama amarillo pastel.

- Estás loca si piensas que no le voy a cocinar a mi novia su comida favorita. - me dijo riéndose a carcajadas.

- ¡Eh! Si yo no nunca te dije cuál era mi comida favorita. - soné curiosa.

Sin límites para brillarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora