capítulo 7

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JUANJO:

Ha pasado exactamente una semana desde la pelea con Martin, si se puede considerar así. Su ausencia en mi día a día me dolía cada vez más y el hecho de no ser lo suficientemente valiente como para hablar con él me hacía la vida imposible. No lo hablé con nadie del grupo, supuse que Ruslana y Chiara ya lo sabían, son las mejores amigas del vasco por lo que se lo habría comentado a las primeras.

Naiara notaba mi disgusto, no paraba de preguntarme pero no tenía el valor de expresarme o de contar lo que pasó aquella noche por miedo al "qué dirán" . Mostrar mi verdadero yo me había causado muchos problemas, como los puñetazos en mi cara. Verme al espejo me recordaba a él, su cuerpo tirado en el suelo, debilitado, con los ojos cerrados casi inconsciente y con la cara llena de sangre. Todo me recordaba a Martin, cada sitio por el que pasaba o cada pequeña cosa que veía me traía algún pequeño recuerdo que compartíamos. No tenía ni idea de como solucionarlo, pero sabía que tenía que actuar lo antes posible si no le quería perder. Nunca hice tanto por alguien en mi vida.

Iba de camino a la salida de la residencia cuando a lo lejos mis ojos reconocieron ese alborotado cabello tan característico. Mi corazón se paró durante unos segundos y los nervios volvían a mi cuerpo, sensación la cual no echaba de menos, pero sabía que era mi momento, y arreglar todo lo que había jodido, estaba preparado por primera vez en mucho tiempo. Empecé a apartar a la multitud hasta alcanzarle, cuando le vi charlando con un joven con aspecto un tanto problemático. Le agarré el brazo delicadamente y se giró de un susto. Debido al ruido del pasillo, me acerqué a su oído para poder hablarle.

-Martin, tienes un minuto? . -Tiré de su brazo para que viniese conmigo.

-Mira quien se digna a hablarme por fin, que quieres ahora? -Dijo con cierta indignación.

-Por favor ya se que la he cagado, quiero hablar contigo, solo es un segundo. Por favor. -Supliqué mientras miraba de reojo al otro chico, que se veía levemente enfadado.

-Ahora nos vemos Hugo, no tardo. -Dijo el menor tras soltar bruscamente mi brazo del suyo.

Fuimos al parque de al lado del campus, sabía que era el favorito de Martin, siempre le veía pasar el rato aquí. No soy un acosador ni nada, pero la ventana de mi habitación da justo al banco donde siempre se sienta.

-Espero que tengas una buena razón para interrumpir mi vida social. -Dijo el vasco un tanto enfadado.

Le agarré de la mano delicadamente y decidí confesarme. -Martin, necesito que sepas que recuerdo cada momento de nuestra infancia juntos. Las tardes cantando, las risas, todo está grabado en mi corazón, aunque mi cabeza lo quiso borrar, siempre perduró en lo más importante. Me siento un gilipollas por no haberte dicho el primer día que me acordaba de ti, y que estaba por llorar de la emoción al reencontrarnos. Fingí no recordarte por temor a lo que dirían los demás, pero lo que teníamos era mucho más profundo que una simple amistad. Y si, me acuerdo de tus cartas, me acuerdo de tus canciones favoritas, me acuerdo el día que te fuiste y sí, me acuerdo de la promesa que, por presión social, decidí borrar. "Te querré hasta las estrellas" . Pero por favor, te pido que me entiendas, éramos jovenes y no teníamos ni idea de la vida, necesito que me perdones y que entiendas que hemos crecido y cada uno ha seguido con su vida, muchas cosas han cambiado pero no quiero tener ningún problema contigo, eres muy importante para mí y quiero que sigamos siendo amigos. Espero que puedas entenderme.

La cara de Martin se iluminaba por cada palabra que salía de mi boca, sus ojos empezaron a cristalizarse y una tierna sonrisa se formó en su rostro. Por su expresión supuse que me estaba entendiendo. Al terminar de desahogarme, hubo unos segundos de silencio, en los cuales se formó esta burbuja en la que estamos constantemente.

Hasta las estrellas- juantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora