Hasta las estrellas- juantin

capítulo 8

JUANJO:

Debo admitir que la pregunta de Álex me fue un tanto incomoda, aquella noche bebí mas de lo normal y me desaté. No se ni cómo ni cuando acabé liándome con una chica, de la cual ya no recuerdo su rostro. El resto del grupo se reía como si de una broma se tratase.

-Bueno Lucas tu no te rías tanto que yo sé a quien te comiste, quieres que lo chille? -Dije bromeando para calmar el ambiente.

-Para boludo no la cagues más. Te voy a matar Juanjo. -Dijo el Uruguayo con un tono vacilón.

Después de un rato bochornoso de anécdotas y risas, eché en falta una, la que me alegraba los días, era la de Martin. Me giré a mirarlo y su expresión me hundió toda la felicidad, se le veía desanimado, como si quisiera escapar del lugar.

-Estás bien? -Dije casi susurrando para que nadie escuchase nuestra conversación.

-Si si, me voy ya a la resi, no me encuentro muy bien. -Martin hizo el amago de levantarse, pero me dio tiempo a agarrarle del brazo, realmente me preocupaba.

-Necesitas algo? Quieres que te acompañe? -Dije yo, porque sabía que le pasaba algo.

-Déjame en paz Juanjo, me voy. -Gritó el menor, haciendo que toda la mesa quedase en silencio, todos se miraban sorprendidos ya que nunca escucharon al vasco así de enfadado. Pude ver como unas lágrimas incontrolables resbalaban desde sus ojos, cada vez que llora, una parte de mi corazón se rompe, fue una escena dolorosa y cuando Martin salió corriendo del lugar, todos se quedaron mirándome, como si yo hubiese hecho algo.

-Qué pasa? Que yo no le he dicho nada. -Dije indignado, como si todos supiesen el por qué todos sabían la razón de la incertidumbre del menor menos yo.

-Juanjo haz el favor de levantarte y hablar con él, creo que no te has dado cuenta de lo que le ha molestado. -Dijo Bea con una tranquilidad que me relajó un poco. Tras sus palabras, decidí correr detrás de él, pero ya era demasiado tarde, ya estaba demasiado lejos, y no me escuchaba. La había cagado y esta vez no sabía el por qué.

MARTIN:

No quería hablar con nadie, tampoco quería mirar atrás al escuchar a Juanjo gritar mi nombre, no me atrevía a mirarle. En realidad no es su culpa, ni yo sé por qué me ha afectado tanto. Juanjo es solo un amigo Martin, un amigo y nada más, es hetero y él se lía con tías, no con tíos, solo es un amigo... Odio mi estúpida cabeza, que hacía que esas palabras se repitieran constantemente, quería asimilarlo de una vez por todas y que me dejase de doler. Llegué a mi habitación, me tiré a la cama y me puso a llorar más, como un niño pequeño, me dolía la cabeza del esfuerzo. Pero fue justo en ese momento en el que pensé: A tomar por culo Martin, acéptalo ya...

Necesitaba hablar con alguien lo antes posible, fue entonces cuando llegó Álvaro a la habitación, un tanto preocupado por mí. Se sentó a mi lado y me acariciaba suavemente el brazo, esperando a que me calmase. Cuando me levanté, pude romper el silencio.

-Álvaro, creo que te quiero contar algo.

-Dímelo Martin, eres de mis mejores amigos, sabes que puedes confiar en mi en lo que sea, que te voy a apoyar en todo. -Dijo con una voz consoladora.

-Su cariñosa forma de tratarme como no lo hace con nadie, la manera en la que se preocupa por mí cuando estoy mal, lo bien que se expresa conmigo y lo fácil que es desahogarse con él. Tiene una sonrisa admirable, unos ojos que desearías que te mirasen siempre y una voz llena de palabras bonitas que soltar por esos definidos y carnosos labios. Pero es gilipollas porque no se da cuenta de nada, parece ciego, después de todo lo que ha hecho me entero que se va de fiesta en fiesta comiéndose a tías desconocidas. Ya he asimilado que a él le gustan las mujeres, es obvio, pero ay Álvaro, que me he pillado, me he pillado muchísimo, que no puedo pensar en otra cosa desde que me despierto y me está comiendo la puta cabeza, ya no se qué hacer. Dime qué debo hacer. -Cada vez notaba mi voz más entrecortada y las lágrimas querían volver a escapar de mis ojos. Apoyé mi cabeza en
el hombro de Álvaro.