Me desperté ya a la mañana siguiente, la luz del día que entraba por las ventanas era la causante de que me despertara. Me levanté con cuidado para no marearme, el cubo ya no estaba, al parecer se lo habían llevado para lavarlo. Miré la hora en el despertador, 11 de la mañana, había dormido más de 12 horas. Agarré una chaqueta, ya que tenía frío, y salí de mi cuarto. Justo pasaba una sirvienta que al verme saludó, se lo devolví y bajé hasta la planta principal. No encontraba a mi familia por la casa, me rugía la barriga por el hambre, supuse que se habrían ido a algún sitio y me fui a la cocina para desayunar.
Había un par de cocineras preparando los utensilios para la comida, al llegar me vieron al instante e insistieron en hacerme el desayuno, yo me negué varias veces y al final pude convencerlas. Utilicé la tostadora para prepararme unas tostadas con aceite, aún tenía el estómago un poco mal y no iba a beber lácteo por si vuelvo a vomitar. Las cocineras se fueron para dejarme desayunar tranquila, se me olvidó preguntarles si sabían donde estaba mi familia. Me comí las tostadas un poco a la fuerza, tenía hambre pero al verlas me daban náuseas y se me quitaban las ganas de comer.
Me extrañó no ver a Mar por aquí, suele estar aquí si no está conmigo, me quedé un rato más con la esperanza de que aparezca, pero después de 10 minutos me cansé y subí a mi cuarto. Agarré una camiseta del primer equipo de fútbol de mi madre, un pantalón de chándal ajustado, y me fui al baño a ducharme, unos 20 minutos más tardé salí, llevaba el pelo recogido con una coleta alta y un poco de gomina para que luego no me moleste mientras hago los ejercicios. Sé que debería de estar en cama descansando, pero no me gusta estar quieta necesit moverme. Cogí las cosas necesarias y salí al jardín, también había traído una pelota de fútbol por si me apetece hacer toques o mejorar mi técnica.
Estábamos casi en marzo, al sol se estaba calentito pero en la sombra te congelabas. Preparé todo y comencé con estiramientos, algunos jardineros me veían sorprendidos de después de lo de ayer estar ahí haciendo deporte. 10 minutos duré estirando, ahora hice algunas zancadas para calentar los gemelos, en general, los músculos de las piernas. Hora después ya había terminado, me seque el sudor con la toalla y bebí un poco de agua para hidratarme, me senté en el césped a descansar, creo que no sentía las piernas, hacía mucho tiempo que no hacía este tipo de ejercicios y mi cuerpo lo notaba, luego también de estar vomitando el día anterior me faltaban fuerzas. Me tumbé contemplando el cielo, habían nubes con una forma extraña y en mi mente adivinaba a que forma pertenecían.
X: ¿No deberías de estar en cama?- pregunta voz femenina.
Me giré con la esperanza que fuera Mar pero me desilusioné al ver de quien se trataba.
Carlota: ¿Tú no deberías de estar con tu familia? ¿O volando a Gales?- la ve.
Charlotte: Venía a despedirme- se sienta a su lado- pero me da que esperabas que fuera otra persona
Carlota: No... me pegaste un susto- le da un pequeño golpe.
Charlotte: Seguramente no nos volvamos a ver hasta verano y me agredes en la despedida- finge ofenderse- que fuerte lo tuyo
Carlota: Que exagerada eres- rueda los ojos divertida- te echaré de menos- sonríe viendola.
Charlotte: Y yo a ti también zanahoria- Carlota la ve ofendida.
Zanahoria es un apodo que me puso Charlotte al saber lo que significa mi nombre en el idioma de mi madre Marta, me refiero, Carlota en valenciano significa zanahoria, de ahí el apodo.
Carlota: Que poca originalidad con ese apodo- bromea.
Charlotte: ¿Pero qué dices? Si es el mejor apodo del mundo- se ríe.
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That Girl
RomansaEstá es la segunda parte de mi primer libro "That woman" Carlota, hija de las princesas Leonor y Marta, desde muy pequeña se ha hecho amiga de Charlotte, la hija mediana de los príncipes de Gales. A medida de que pase el tiempo comenzará a sentir co...