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JENNIE despertó poco a poco, se sentía re mal aún, su cabeza daba muchas vueltas aun

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JENNIE despertó poco a poco, se sentía re mal aún, su cabeza daba muchas vueltas aun.

Se sentó en la cama para mirar a su alrededor.

No era su habitación.

En eso escucho el sonido de unas llaves abrir la puerta.

Se hizo la dormida de vuelta.

Matías entró en la habitación con bolsas de comida.

—Che, ya no se lo que parezco.—dijo Matías y cerró la puerta con el pie.—¿Aún duerme?—preguntó dejando las bolsas en el suelo.

Matías se sentó a un costado de la cama y miraba a Jennie.

Jennie recordó cómo estaba con Matías y se despertó y se miraron a los ojos.

Matías le dedicó una leve sonrisa y Jennie no la correspondió, se levantó de la cama dispuesta a irse.

—Espera, no podés irte.—le dijo Matías tomándola del brazo.

—¿Por qué no? ¿Quién eres para decirme que hacer?—le preguntó Jennie.

—Te desmayaste, ¿no lo recuerdas?—le preguntó Matías.—¿Por qué no comiste?

—Sigo sin entender que te importa.—dijo Jennie sarcástica tratando de soltarse pero no pudo.

Se quedaron mirándose a los ojos hasta que tocaron la puerta.

Matías abrió soltando el brazo de Jennie y eran los chicos.

—Ya despertaste.—dijo Pipe y abrazó a la castaña.—Nos dejaste preocupados.—dijo Pipe sin soltarla.

—¡Apartense!—gritó Rosé hasta que llegó a ver la cara de Jennie.—¡Jenn!—dijo abrazándola apartando a Pipe.—¡Eres idiota! ¿Por qué no comiste nada?

—Ya da igual, estoy bien.—contesto Jennie.

—Vamos a comer algo.—dijo Rosé y se llevó a Jennie seguida de los chicos.

Llegaron al comedor y la mesa estaba llena de comida.

—¿Esperen que me coma todo eso?—preguntó Jennie y asintieron.

Se sentaron y llegó la comida de los chicos.

Jennie empezó a hacer sus preguntas extrañas que todos habían extrañado.

𝐓𝐰𝐞𝐧𝐭𝐲-𝐨𝐧𝐞, 𝐭𝐰𝐞𝐧𝐭𝐲-𝐭𝐰𝐨; matías recaltDonde viven las historias. Descúbrelo ahora