my girl.

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JENNIE se despertó y sentía como la cabeza le iba a explotar

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JENNIE se despertó y sentía como la cabeza le iba a explotar.

Se sentó en la cama, no estaba en su cuarto.

Se asustó al ver a Matias sin camiseta al costado, ver que ella llevaba su ropa y que su vestido estaba en el suelo.

Trato de buscar su celular pero no lo veía por ninguna parte.

Comenzó a buscar por toda la habitación hasta que encontró la caja que una vez le quiso regalar a Matías.

Las galletas no estaban, solo
quedaba el sobre sin abrir.

Escucho un celular y fue al sonido, era el de Matías.

Se paró al ver de que era la notificación.

Lucía

El mensaje no se podía ver ya que no tenia la contraseña.

Jennie solo salió en busca de su celular y los recuerdos de antes de llevarse a la boca un trago tras otro aparecieron.

El celular estaba en su habitación y su llave en la habitación de Pipe.

Tomó su vestido y sus zapatos y salió sin hacer el mínimo ruido.

Tocó la puerta de Pipe, una y otra vez hasta que le abrió.

—¿Por qué me despiertas a estas horas?—le preguntó Pipe aun dormido.—¿No sabes que hoy es día libre?—preguntó.

—Tienes mi llave.—dijo Jennie.—Te la di porque no tenia donde guardarla.

—Ah, la llave.—dijo Pipe y se metió unos segundos y luego la sacó.

—Gracias, sigue durmiendo.

Pipe se despidió con la mano y Jennie fue a su habitación.

No pudo volver a dormir.

Decidió pegarse un baño de agua caliente.

Se puso su ropa para andar por el hotel que estaba al fondo de la maleta.

Se tiró en la cama y empezó a ver una serie al azar.

Escucho como tocaban su puerta.

Fue de puntillas y puso la televisión en silencio.

Miró por la mirilla para ver a Matías en su puerta.

Jennie decidió fingir que no estaba.

Matías siguió tocando la puerta.

—No se rinde el chico.—maldijo Jennie en un susurro.

No le quedaba otra que abrir la puerta.

—Che, volvió tu expresión seria.—rió Matías al verla.—Buenos días linda.

—¿Qué quieres?—le pregunto Jennie yendo al grano.

—Muchas cosas, pero ahora venía a darte esto.—dijo Matías y le extendió una pastilla para la resaca.

𝐓𝐰𝐞𝐧𝐭𝐲-𝐨𝐧𝐞, 𝐭𝐰𝐞𝐧𝐭𝐲-𝐭𝐰𝐨; matías recaltDonde viven las historias. Descúbrelo ahora