Uno; ¿Quién es Lorelai?

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En mi corta vida, cometí muchos errores.

Como aquella vez que dejé vivir a un licántropo y luego fue y mató a mi novio cuando tenía dieciséis años.

Eso me enseñó a nunca dejar las cosas a medias.

Eso fue grave. Pero el trato que hice con el Rey del Inframundo, era aún más grave. Y complicado.

Ignoré mi celular que vibraba en una llamada. Sabía perfectamente quien era. La única persona que podría preocuparse por mi en estos momentos. Bobby Singer se volvió un cazador luego de que hace unos años un demonio poseyó a su esposa y la mató. Era íntimo amigo de mi papá y cuando no podían llevarnos a Sam y a mi de cacería, nos dejaban allí con el viejo Bobby. Aunque estuve la mayor parte de mi vida allí sola ya que Sam es unos seis años mayor que yo.

Lo bueno es que empezaron a llevarme a sus cacerías a los quince años, poco después de que John muriera.

Leí el identificador de llamada y corté, minutos después escuché el mensaje que me había dejado.

-¡Maldita sea niña! Vuelve a casa, joder. No sé que estás haciendo, pero no es la manera.

Intenté contactarme con Castiel todos estos meses, no fue capaz de aparecerse ni una sola vez. Castiel es el Ángel que logró arrancar de las garras del infierno a mi hermano, Dean. Creí que podría volver a hacerlo, creí que lo haría, pero no lo hizo. Simplemente desapareció. Luego del trato con el Rey del Infierno, volví a intentar contactarme con él para pedirle si podría ayudarme a conseguir esas asquerosas estacas de roble blanco, pero de nuevo no apareció. Y oficialmente para mi, estaba muerto, no le pediría nunca más nada. Ya no era parte de mi familia, como solía pensar. Por lo que tuve que recurrir a otro plan, tuve que recurrir a otras personas...

-Nyx, necesitamos tu ayuda aquí. -Escuché una voz masculina llamándome. Nyx era el nombre falso que me había puesto para comenzar esta investigación sin dejar ninguna pista de mi verdadera identidad.

-¿Qué necesitas, Craig? -Me acerqué al vampiro de unos trescientos años.

Estábamos en Fritzlar, Alemania. Por allá en 1809, un árbol de roble blanco había aparecido de la nada en un bosque de aquí. Descubrir esto me llevó un mes entero, luego de eso se me ocurrió un plan. Juntar gente que odiaba a los Originales para usarlos y que hagan lo que yo les dijera con la excusa de que tomaríamos venganza. Actualmente estábamos en un galpón y mis súbditos, por decirlo de alguna forma, estaban construyendo estacas con extractos de roble blanco.

Nyx era mi nombre aquí, solo Nyx. Era una joven pelirroja de veintidós años a la que Klaus Mikaelson le arrebató a su familia y se la comió en frente de ella cuando era tan solo una inocente niña. Pobre Nyx.

Algo de verdad tenía esa historia. Solo que no fue Klaus el que se comió a mi mamá y el que lo hizo ya esta muerto.

Nyx pasó toda su vida planeando su venganza contra Klaus y los demás Mikaelson. Mi historia hizo que todos aquellos vampiros de la organización sintieran lástima por mi e hicieran todo lo que yo les dijera. Fantástico. E ingenuos.

Aunque sea algo difícil de creer, los vampiros no son tal cual como los cuentan en los libros. La mayoría de ellos son sentimentales, temerarios, se dejan llevar por sus instintos naturales, tal cual como los humanos. No son aquellos seres invencibles y no es dificil manipularlos.

No les voy a mentir, los vampiros son como mi fantasía sexual. Quizás suene como una loca maniática, pero tenía una debilidad con ellos. Amaba matarlos, cortarles la cabeza tal cual me enseñaron mis hermanos y mi papá.

-Ya tenemos como treinta estacas del roble blanco, ¿No crees que sea suficiente? -Preguntó y lo pensé.

-Sí, creo que sí lo es. -Fui hasta la mesa en donde estaban las estacas creadas y las guardé en una bolsa de equipaje que cargué en mi hombro.

Winchester Soul ━━ the vampire diaries, supernaturalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora