Nueve; Confianza

51 8 0
                                    

La rubia apretó fuertemente las trampas de animales que tenían sostenido por las manos a un vampiro pelinegro. Las trampas perforaban su piel y estaba ensangrentado.

—Los encontré en el galpón. ¿Qué clase de monstruo atraparía a un pobre e indefenso animal? —Con pasos seguros, se acercó a la mesa que estaba a unos metros de donde Damon Salvatore estaba colgado. Agarró un cuchillo y pasó la hoja del filo por su dedo.

—Tengo que admitir que incluso para mí, es un poco pervertido. —Respondió irónicamente el vampiro y Rebekah sintió su sangre arder.

No iba a negarle a absolutamente nadie que estaba dolida. Muy dolida. Damon Salvatore y la ex novia de su hermano mayor la habían seducido, fingido interés por ella para sacarle información sobre el arma para matarlos a ella y a toda su familia. Estaba haciendo todo lo que podía para no matar a Damon Salvatore.

—Aparentaste estar interesado en mí y luego te acostaste conmigo para que tu tramposa amiga Saige pudiera robar mis pensamientos —Habló, rodeándolo como un lobo rodea a su presa. —Desde ese entonces, he sentido esta incesante necesidad de superarte, así que he decidido purgar la sangre de tu sistema desangrándote. —Alzó su barbilla, mirándolo con una sonrisa, para luego romper su camisa.

Damon soltó un sonido masculino que hubiera calentado a cualquiera, aunque luego empezó a gruñir por el dolor que Rebekah le infrigía. Le había cortado el pecho.

—¿Quieres obligarme a ser tu novio? —Se burló.

—En verdad, preferiría obligarte a matar a tu hermano. O a Elena. Pero los vampiros sanan, desangrarte puede llevar un tiempo. —Sonrió, triunfadora por la mirada de Damon y prosiguió cortando su cuello. Si hubiera sido un humano, ya hubiera caído muerto como un saco de papas al suelo.

—Bien, mira lo que atrapaste. —Un cantarín Klaus entró a la habitación. —Si estás tratando de desangrarlo para sacarle la verbena, ¿No piensas que sería más fácil si lo colgamos boca abajo?

—Soy perfectamente capaz de causar dolor, muchas gracias. —Respondió borde, dejando de prestar atención a los dos vampiros en la habitación. Un mensaje le había llegado.

Lorelai le había mandado un mensaje de texto luego de unos dos días en los que no aparecía. No contestaba a absolutamente nadie y ni siquiera Caroline parecía saber donde estaba. Esa misma tarde Rebekah la había interceptado.

Caroline en cuanto la vió llegar rodó los ojos.

—No tengo tiempo y me importa una mierda el concejo estudiantil. —Respondió antes de que Rebekah si quiera musitara una palabra.

—Pues sí a ti no te importa, a mí me importa menos. —Alzó los hombros.

—¿Y entonces qué quieres?

—No creas que hablo contigo por gusto, ni por amor a tu compañía. ¿Dónde esta tu prima?

—¿Lorelai? —Caroline frunció el ceño —¿En tu casa, no es así?

—Claro que no, no la veo desde anteayer. —Rebekah sintió su sangre hervir. El fugaz pensamiento de que Damon y Paige, quizás habrían tenido algo que ver con la desaparición de Lorelai cruzó por su cabeza pero lo borró. Era imposible.

La rubia Original extrañaba a Lorelai. Nunca había tenido una amiga como ella, hace muchos años que no se sentía así de cómoda con nadie y estar con Lorelai le transmitía hasta paz, paz de estar con alguien alejado completamente de todo ese mundo asqueroso que los rodeaba. Lleno de muerte y sobrenaturalidad. Le traía algo de normalidad a su vida. Y se sentía segura de que podía confiar en ella.

Winchester Soul ━━ the vampire diaries, supernaturalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora