Cuatro; Chevrolet Impala 67'

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—¡Holaa! —Saludó Miles a penas contesté su llamada. Fruncí el ceño, qué tan alegre podría estar un tipo como él.

Miles López es el típico hombre rudo y desconfiado. Tiene veintiséis años y sufrió miles de traumas a lo largo de su vida al tener una familia cazadora y como consecuencia, él también. Mi hermano mayor y él se conocieron en una cacería en la que Dean había sido secuestrado y Miles lo salvó. A Sam le cae mal ya que no fue él el que lo salvó a Dean.

—¿Te pasa algo? —Pregunté.

—No, claro que no, ¿Qué me podría llegar a pasar? —Soltó una risa incómoda e inmediatamente sacié mis dudas. No era Miles.

—Bien, ¿Qué quieres? —Dije borde.

—Quería darte novedades de el asesinato que me mandaste.

—¿El de Luisiana?

—Sí, ese. Ya lo solucioné, era una posesión demoníaca. —Fruncí aún más el ceño. Se me hacía raro que, además de que se estaba comportando tan alegremente, me hubiera llamado. No hablaba con Miles desde hace meses, poco después de que Sam había muerto lo vi con Dean tomando en un bar y cuando Dean murió, Miles no volvió a aparecer nunca más. Solo nos comunicabamos a través de mensajes que eran solo enlaces de casos a comprobar y sus típicas respuestas del dedo pulgar hacia arriba.

—Ah, me alegro.

—Lorelai, quería preguntarte si podrías saber como es que tengo agendado a Dean en mi celular, tengo a un "Dean" pero llamo y no contesta.

Una sonrisa se extendió en mi rostro. Era idiota, sea quien sea.

—Oh, sí. Dean cambió su número. Dime qué necesitas y le diré.

—Necesito ayuda en... un caso, también demoníaco.

—¿En Luisiana también? —Miles respondió con un rápido "Sí, sí" por lo que supuse lo que estaba sucediendo.

Miles había sido secuestrado y con el que estaba hablando era un monstruo, podría ser un demonio, un metamórfico, una bruja y un montón de cosas más. Luego llegué a la conclusión de que su guarida quedaba en Nueva Orleans, Luisiana y quería tenderle una trampa a mi hermano, sin saber que él había muerto hace rato.

Guardé un par de armas en un bolso para matar las distintas especies de las que sospechaba y bajé corriendo por las escaleras.

—Tia, me iré unos días. —Avisé a la vez que le sacaba una tostada de la mano a Caroline.

—¡Oye! —Reclamó.

—¿Qué? ¿Cómo que te irás? —Preguntó la sheriff con el ceño fruncido. —¿A dónde?

Inventé una excusa rápidamente.

—Bobby está... muy enfermo. No tiene a nadie, Liz. Me necesita, es como un padre para mí y si le llegara a pasar algo porque no estuve a su lado cuidándolo no me lo perdonaría jamás. —Forcé una voz entristecida y mis ojos se empañaron.

—Oh, cariño... Está bien, ve. ¿Necesitas que te preste mi auto? —Asentí rápidamente y me extendió las llaves del vehículo.

—Muchas gracias, Liz. En serio. —La miré agitando mis pestañas y haciendo ojos de perro. —Has sido como... como una madre para mi estos días. —Elizabeth llevó una de sus manos a su pecho y seguidamente me rodeó con sus brazos.

—Eres un amor, Lorelai. Cuídate mucho.

El auto de Liz era un Toyota Corolla Cross, un auto demasiado moderno para mi gusto. Nostálgica, pasé la yema de mis dedos por el volante del auto, imaginando que era un volante delgado de un antiguo Chevrolet Impala.

Winchester Soul ━━ the vampire diaries, supernaturalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora