Capitulo 4

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Seline se despertó 2 veces aquella noche, una para cambiarse de ropa a algo mucho más cómodo y la otra porque tenía hambre. Pero la segunda vez que sus ojos se abrieron era de madrugada. Y se preguntó si podría escabullirse por el pasillo y llegar hasta la cocina para comer algo.

Normalmente no haría algo tan irrespetuoso como aquello y se esperaría hasta la hora del desayuno, pero siempre había sido de buen apetito y se había saltado varias comidas por haberse quedado dormida. Asi que aquello era casi cuestión de vida o muerte.

Entonces salió de su habitación sin hacer ruido, podría decirse que era una habilidad que tenía, si quería pasar desapercibida podía hacerlo. Así que se las arregló para llegar hasta las escaleras sin despertar a nadie, además no traía zapatos por lo que se le hizo más fácil llegar hasta el vestíbulo sin ningún incidente. El piso estaba frío, pero élla estaba acostumbrada a andar descalza en su casa, así que no fue ningún problema.

Sin saber cómo, logró llegar hasta la cocina, el único inconveniente era que la luz estaba encendida, lo que significaba que alguien ya se encontraba ahí. En otras circunstancias se hubiese regresado por donde venía, sin embargo, tenía demasiada hambre, así que decidió arriesgarse.

Por supuesto, tenía tan mala suerte que no le sorprendió al notar que la figura que estaba sentada frente a una mesa alargada, cerca del refrigerador y bebiendo lo que parecía café, perteneciera a quien menos deseaba encontrarse.

Se aclaró la garganta para hacer notar su presencia, ya que el hombre estaba volteado en otra dirección y parecía sumido en sus pensamientos. Entonces parpadeó y su cuerpo completo se giró hacia Seline. Y élla recordó que probablemente era un completo desastre, su cabello siempre se veía desordenado cuando se levantaba, los pants que usaba para dormir le quedaban un poco grandes, así como la playera que traía en esos momentos y que se había deslizado de un lado, dejando descubierto uno de sus hombros.

Si quería impresionar, ese era el peor momento para ello. Aunque, por supuesto, no le interesaba impresionar al rey de "Gonyf".

Los hermosos y profundos ojos azules de Max la recorrieron lentamente de pies a cabeza y Seline se estremeció ante aquella mirada tan fija, que ni siquiera se molestó en tratar de arreglarse un poco. De pronto, Max tosió, como si se hubiese atragantado con el café y su rostro comenzó a adquirir una tonalidad rojiza.

Seline: ¿Estás bien? _le preguntó, acercándose un poco_

Max: Sí, sí, gracias. _dijo él, después de un rato_

Entonces bajó la mirada, como si quisiera evitar verla de nuevo.

¿De verdad se veía tan mal? Sin embargo, Seline levantó la barbilla y decidió tragarse ese sentimiento de vergüenza que subió por su garganta. Se sintió más intimidada al darse cuenta de que, a pesar que Max estaba vestido informalmente, él lucía increíblemente atractivo. Volvió a carraspear y trató de ignorarlo. Se acomodó la playera, esperando que no se resbalara de nuevo y se acercó al refrigerador.

Max: ¿Qué haces aquí?

Parecía como si de pronto su café se hubiese convertido en la cosa más fascinante del mundo, porque no apartaba su mirada de el.

Seline: Tengo hambre. _respondió simplemente, lo cual arrancó una espectacular sonrisa de los labios de Max- ¿No hay problema si preparo algo?

Apenas acababa de llegar y ya quería usar la cocina como lo hacía con la suya, probablemente sus padres estarían avergonzados de élla en aquellos momentos.

Max: La cocina es toda tuya. _respondió sonriendo_

De pronto parecía que el café se había vuelto aburrido porque ahora sus ojos estaban completamente sobre Seline.

"¿Maldición?"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora