Libro uno: Fuego

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Chakras

Rafael miraba preocupado su hijo quién no había dicho ninguna palabra en todo el camino, ni siquiera Lionel logró motivarlo. Ver a su retoño perdido en sus pensamientos le causaba un poco de terror, llegaron al continente asiático donde los nómadas aire se encargaron de sanar por completo la herida de Guillermo. Fue traumático ni siquiera podría creer que Carles tuvo el valor de herir a su propia sangre.

Los enfermeros vigilaban al mexicano que seguía sin decir ninguna palabra creyendo en alguna lesión en la cabeza — No tengo nada por decir, estoy bien — respondió ya hartó de todas esas preguntas y regresando la paz en su padre, quien lo abrazo con fuerza mientras lloraba pidiéndole disculpas por todo lo que había pasado en la nación del fuego — ¿Dónde está, Lio? — preguntó con una leve sonrisa, prefiriendo cambiar el tema.

— Estará fuera una semana con ese gurú — respondió Cristiano — Dijo algo sobre los chakras y esas cosas espirituales... así que nosotros, en pocas palabras tendremos vacaciones — dijo con una gran sonrisa y Sergio empezó a reír emocionado junto con Antonella, ansiaban explorar los pequeños pueblos cercanos, pero Guillermo tenía otra cosa en mente.

— Entiendo, bueno dicen que hay buena comida por aquí. Aunque jamás he probado la comida china ¿Creen que este rica? — dijo Ochoa.

— ¿Hay algún momento del día que no pienses en comida? — preguntó Anto pero solo recibió una sonrisa inocente por parte de su amigo, en la lista de pendientes en ausencia de Lionel se agregó visitar los lugares de comida y Ochoa lo puso como primordial.

Lionel solo tenía antojo de comer mucho pan. Fue así como terminó con ese gurú llamado Ram Das en uno de los antiguos templos del aire. Admitió que era un lugar hermoso y con una paz en el aire, pero sentía que algo le faltaba — ¿listo, Lio? — preguntó.

— Supongo... — respondió algo nervioso.

— Para controlar el estado avatar, debes abrir todos tus chakras. Así que dime todo lo que sepas sobre ellos —

— Se muy poco. Son ruedas energéticas que regulan el cuerpo y el aura, tenemos siete en nuestro cuerpo que está vinculado con nuestra mente y emociones —

— ¡Correcto! — dijo el gurú emocionado — No esperaba más del avatar —

— Bueno, durante mi entrenamiento con el fuego. Mi maestro me habló mucho de esos temas, realmente es esplendido —

— Vaya, para ser un maestro fuego tiene buen conocimiento de esos temas ¿Puedo saber su nombre? —

— Ya lo conoce, es el chico de cabellos rizados. Me hubiera gustado que estuviera aquí, tal vez esto le ayudaría a calmar los males que trae en su alma — respondió Lionel y el gurú prefirió desviar el tema.

— La energía fluye a través del cuerpo como el agua en ese arroyo. Como observas el agua pasa por varios estanques —

— ¿Los chakras son estanques de energía en nuestro cuerpo? —

— ¡Exacto! Si no hubiera nada más alrededor, este arroyo fluiría puro y claro. Sin embargo, la vida es complicada y cosas tienden a caer en el arroyo ¿Y qué pasa cuando eso sucede? —

— El arroyo no puede fluir —

— Sí, pero si quitamos las cosas entre los estanques... —

— La energía fluye... —

Ambos se miraron entre sí con una leve sonrisa y fueron directamente hasta una cueva que estaba junto a las cataratas, tomaron asiento frente a frente — Tenemos siete chakras en nuestro cuerpo, cada uno tiene un propósito y puede bloquearse con un tipo especifico de emoción. Y tienes que saber que abrir uno de esos puntos es una experiencia realmente fuerte y que no te puedes detener hasta que los siete estén abiertos ¿Quedó claro? —

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