Libro uno: Fuego

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Sentimientos

Noches alegres para el mexicano al estar a solas con Lionel siendo mimado, recibiéndolo feliz en su habitación y por un momento se sintió cohibido al descubrir la leve diferencia de experiencia en ambos — Entonces tu primer beso... fue con ¿Antonella? — preguntó solo para confirmar la confesión de Lionel, provocando un sonrojo en todo el rostro del más bajo.

— Sí y también mi primera vez. Estuvimos en una corta relación, fue algo lindo... — explicó Lionel nervioso, nunca había hablado de estos temas con alguien.

— Pues para ser corta, que golosos — dijo riéndose y jalando las mejillas del argentino, Ochoa fue silenciado con una fuerte almohadazo. Aunque por dentro volvía a sentirse novato ¿Cómo es que a pesar de ser el mayor no tenía esa experiencia en su vida? Desvió su mirada apenado provocando curiosidad en Lionel e iba a preguntarle algo, pero Rafael había decidido entrar sin permiso interrumpiendo aquella extraña charla.

— Lio, cariño. Te busca Ronaldo, ni se el motivo... Así que no me preguntes — Rafael sonrió de forma tierna al mirar como ambos chicos tenían sus dedos entrelazos, ambos tan sonrojados y con los ojos brillosos de la emoción haciéndole recordar el inicio de su relación con Carles.

Su corazón se quebró ante ello.

Tenía que dejar ir todos esos recuerdos por el bien de su hijo y el suyo.

Guillermo agradeció cuando por fin tuvo un momento a solas después de tantos días, sus padres siempre estaban siguiéndolo a todo lados o sobreprotegiéndolo, admite así mismo que tenerlos de esa forma le hizo sentir emocionado. Soltó un bostezo largo esa tarde calurosa en Madrid, estaba recostado junto a lago con sus amigos, David leía en voz alta la carta de Andrés revelando su decisión de entrenar para convertirse en un gran soldado — Se unió al ejercito en pocas palabras — expresó el británico con una leve sonrisa.

— Estará más seguro en México — respondió Ochoa y todos se quedaron en silencio.

— Atacaran en unos días — confesó Javier sin importancia y Ochoa empezó a reír divertido ante ello — Ya está todo listo, inclusive las salida de emergencias y deberías darle un besito a Pedrito, se esmero el wey — dijo con todo el afán de molestar al peruano quién soltó un gruñido.

David solo miraba con recelo como Lionel y Guillermo compartían sus tardes, riéndose de cualquier cosa o mirándose de forma tímida. Mordía su labio inferior para luego desaparecer por largas horas, con la excusa de entrenar bajo la luna, pero Javier sabía perfectamente la verdadera razón; el rizado buscaba con desesperación al británico — ¿En donde estabas? Te he buscado por casi toda la tarde — dijo algo enojado.

— Estaba construyendo un pequeño estanque con Pedro, el agua del mundo espiritual podría ser bueno y no deseo desperdiciarlo. Nunca sabes cuando habrá una emergencia y nos ayudaría por cualquier cosa, tuve que purificar una gran cantidad de agua. Así que.... ¿Perdón? — lo último lo dijo con una sonrisa sarcástica mientras cruzaba sus brazos.

— Ok, ya entendí. Estoy siendo dramático, me disculpo. Solo quiero que me ayudes a escribir una carta para Andrés, mis padres insisten que debo darle animo y esas cosas cursis. —

— Podemos ir al lago a escribirla y estar sin interrupciones — Guillermo sonrió emocionado que fue corriendo a sus aposentos en busca de algunas hojas y tinteros, se encontró con Lionel en los pasillos, el argentino deseaba tener una cita, pero — No podré, ya quedé con Beck. — respondió algo inquieto.

— Esta bien Guille... Podemos ir a cenar otro día — respondió con una sonrisa fingida y desviando su mirada, hizo un leve puchero cuando el mexicano se fue alejando. El argentino estuvo de malhumor por algunas horas ni siquiera quiso cenar con sus amigos y prefirió la tranquilidad de sus aposentos prefiriendo meditar por un rato en busca de Korra o Kyoshi tratando de entender más la situación que enfrentaría.

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