Libro uno: Fuego

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Reescribir: El trono de fuego

Parte 2

El ruido de unas avionetas causó por un momento un gran desespero en Joseph, jamás imaginó esa fuerza militar en los guerrilleros. Sin duda alguna Gerard Piqué había conseguido un fuerte aliado alemán, Ford Hill, un maestro fuego que creía en la pureza de su gente y compartía sin duda alguna los pensamientos de los antiguos señores del fuego. Gerard junto con Ford creían firmemente en querer apoderarse no solo de España, de igual forma buscarían expandirse en otros continentes y terminar el trabajo del Rey Fénix Ozai.

— Jamás imaginé ese alcance, deberíamos evacuar todo el lugar. — sugirió Carles al escuchar algunas detonaciones cerca de la palacio y agradeció internamente a Iker, quién se encargó de trasladar a los ciudadanos.

— ¿Cuánto falta para que los aliados de La Coruña lleguen? — preguntó Joseph.

— Contactamos al capitán, en una hora deben llegar. Recibieron algunos ataques sorpresa, pero pudieron neutralizarlos —

Joseph junto con Carles e Iniesta se quedaron en silencio al notar como Carlo Ancelotti yacía junto al par de dictadores. Observaron cómo esa bomba estaba a punto de tocar tierras españolas, pero fue destruido rápidamente por Guillermo, no dudó en lanzar una gran ráfaga de combustión y Javier pudo alejar los fragmentos hacia ambos líderes traidores.

— ¡Necesito que regresen ahora! — gritó Ochoa tomando por sorpresa a Lionel e iba quejarse ante ello, pero sentir como el suelo aumentaba de temperatura, no dudó en acatar aquella orden junto con los demás soldados.

Pedro golpeó con ambos puños el suelo en busca de crear una gran división entre el palacio y la entrada, la temperatura iba en aumento y el suelo se iba derritiendo. Thomas no dudó en lanzar grandes llamaradas de fuego contra el peruano, pero Ochoa se encargaba de desviarlo fácilmente — ¿En verdad crees que algo de grava nos detendrá? — expresó con burla Müller.

— La tierra es el elemento de la solidez, jamás te burles — respondió Pedro en un tono serio, sonrió de forma maliciosa cuando Thomas sintió como iba cayendo en arenas movedizas, de alguna manera podía triturar la piedra sin usar grandes cantidades de calor y fue Robert quién salvó al alemán de ser ahogado. Rafael pudo sentir como el aire se volvió más denso y Carles sostuvo la mano de su mexicano con algo de miedo, ambos sentían un mal presentimiento ante este ataque que sus corazones palpitaban con desespero, sin dejar de observar como su hijo destruía aquellos tanques de guerra con su habilidad de combustión manteniendo una sonrisa maliciosa.

Ambos temían perderlo en la oscuridad.

Lionel junto con Javier iban desviando los ataques aéreos mientras Sergio y Ronaldo usaban el metal que se deprendía de esas bombas, creando dagas medianas para lanzarlo contra algunos carruajes que cargaban armas desconocidas.

Antonella y Beckham sanaban las heridas de algunos soldados, aunque el mente del británico yacía estresado ante la preocupación que tenía en su alma. Prefería pelear junto con Guillermo para protegerlo o sanarlo en caso de una emergencia, pero de igual forma no podía dejar a los aliados heridos; Manuel Neuer se mostraba renuente en querer seguir las ordenes de su líder, prefería ser la defensa y mordía su labio inferior con fuerza al notar como Robert peleaba con ese chico de cabellos rizados.

Guillermo era un perfecto espejo de Robert en cuestión de ataque provocándole desespero, se movieron a un combate cuerpo a cuerpo donde las patadas y puños eran esquivados — No es personal, solo quiero ir tras Piqué. Será mejor que dejes de estorbarme — expresó con enfado Ochoa.

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