Libro dos: Voluntad

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Regreso

En España la mayoría celebraba el regreso de Joseph Guardiola e inclusive retomó su labor como el señor del fuego. Carles decidió quedarse en Yucatán con Rafael, mirando como las mareas se iban moviendo en esa noche calurosa — No siento nada Carles, no merezco vivir en paz — susurró Rafael sin mirar al español, Carles lo abrazó por detrás en silencio y ambos lloraban en silencio al no tener su hijo junto a ellos.

— Jamás fue un error nuestro hijo... perdóname, debí protegerlos y sostuve las peores decisiones, si tan solo... — susurró Puyol, Rafael solo se volteó para abrazarle con todas sus fuerzas.

Ambos después de tantos años pudieron besarse nuevamente para tratar de aliviar la pérdida de su hijo.

En todo el lugar el único sonido que resonaba eran esos pequeños grillos y las luciérnagas adornaban el ambiente sombrío. Lionel solo miraba a los adultos desde la distancia, soltó un suspiro mientras desviaba la mirada hasta el mar nocturno. Había notado como los amigos de Guillermo estaban hechos un desastre y Zidane tuvo que sedar a David, al notar sus llantos nocturnos; Pedro solo se limitaba a salir de esa pequeña cabaña que compartía con Javier para revisar la condición de su amigo.

Javier en esos momentos podía sentir todas sus emociones flor de piel ¿Motivo? Enterarse de tener un familiar cercano le alegraba, jamás imaginó encontrarse con su tío Rafael de una forma tan fortuita, pero al mismo tiempo su corazón se quebraba al no tener a su primo — Tal vez eso quería el destino, Javi — expresó el peruano con una diminuta sonrisa — Que se encontraran para estar juntos, el lazo entre primos suele ser algunas veces inquebrantable. Ahora podrías ayudar a tus tíos con el duelo de perder a un... hijo — lo último lo dijo con pesar y sin darse cuenta, había empezado a llorar al recordar a su mejor amigo.

Pedro Gallese se preguntaba que debía sentir en esos momentos, todos se habían enterado de esa posesión espiritual en su amigo y ver como atacaba a David para después ser parte de su muerte le provocaba demasiada culpa ¿Odio o tristeza? Sentimientos que ansiaba olvidar y por un momento creyó conocer la felicidad.

Las pesadillas eran constantes para David ¿Cómo es que podría continuar si esas dos visiones lo torturaban? Su mejor amigo atacándolo y la escena cambiaba al momento de realizar ese ataque directo perforando su cuerpo por completo, despertaba con desespero para terminar llorando por un largo rato. Zidane no se apartaba de su lado y buscaba consolarlo en esas largas noches donde el insomnio atacaba, algunas veces le negaba la entrada a Pedro o Javier por considerarlos mala influencia.

Scaloni pensaba diferente al francés y en su turno siempre los ayudaba a entrar a la cabaña, notando el cambio de humor en el británico; esa noche el argentino cambiaba las vendas de David observando como iba cicatrizando esas quemaduras — ¿Por qué no sanas esas heridas? — preguntó curioso. Beckham no respondía y prefirió desviar su mirada a cualquier lugar de la habitación — Perdón, no quise... —

— No pasa nada, merezco cargar esas heridas. Será un recordatorio de no confiar en nadie... — respondió. Scaloni terminó de cambiar las vendas; se sentó frente al británico sonriendo al mismo tiempo sosteniendo su mano con cuidado y entrelazando sus dedos provocándole un leve nerviosismo al extranjero.

— Solo quiero decirte... Guillermo jamás te quiso atacar. Fuimos testigos de cómo ese espíritu lo controlaba desde hace algun tiempo y se que jamás lo haría adrede. Eras importante para él, de eso estoy seguro... — Y ni siquiera lo meditó, se acercó para besar una de las mejillas del británico sintiéndose nervioso — Tienes una oportunidad para sanar tus heridas y quién sabe, tal vez también te ayude con las cicatrices emocionales. Piénsalo — dijo antes de salir de la cabaña al notar a Luis Figo en el umbral de la puerta.

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