Libro uno: Fuego

14 6 3
                                    

El regalo espiritual

Parte II

Guillermo y Lionel se mostraban nerviosos al sentirse demasiado cerca, habían decidido marcharse por la noche en un bisonte cortesía de los nómadas aire. Los dos observaban el cielo nocturno sintiendo la brisa acariciar sus rostros hasta que el argentino decidió cortar con aquel silencio — ¿Todo bien? — preguntó.

— Sí, todo bien — se limitó a responder Ochoa. Se recostó por un momento dándole la espalda a Lionel y fue ahí donde nuevamente sintieron aquella muralla invisible dividirlos.

Lionel tenía un extraño sentimiento en el pecho y desvió la mirada por unos segundos tratando de pensar como romper la tensión entre los dos.

— ¿De qué querías hablarme, pulga? —

Y el corazón de Lionel empezó latir emocionado al escuchar esa voz amable y sincera provocándole una sonrisa. — De nosotros... — respondió por inercia y al notar como Guillermo se giraba hacia a él con una ceja alzada, provocó un momento de nerviosismo — Ya sabes... so-sobre nuestra amistad. Te he sentido alejado... — jugaba con el borde su camisa, la luna se reflejaba en los ojos del mexicano notando ese brillo que le encantaba y Guillermo empezó a reír un poco, una risa sincera después de tanto tiempo.

— ¿Qué pasa con nosotros? —

— ¿Todo bien? Se perfectamente sobre tu enojo ante mi decisión durante la reunión. Tenía miedo de que cruzaras nuevamente la línea, temo perderte — dijo con desesperación y no pudo evitar soltar algunas lágrimas ante sus propias visiones, cada vez mostraban el rostro de Guillermo — Eres importante para mí, te quiero a mi lado en las buenas y en las malas ¡Siempre cuidaré tu espalda! Si me lo preguntas, no me arrepiento de ninguna decisión que he tomado... evitare que seas corrompido —

— ¿Corromperme? No lo veo de esa manera, si no actuaba rápido, ibas a terminar muerto ¿Eso querías? ¡Inclusive salvé a varios soldados! Simplemente sostuve la firmeza en mis acciones y tampoco me arrepiento de nada, haría cualquier cosa por ti Lionel, protegerte al igual que mis amigos... son lo más importante para mí. Quiero ayudarte a crear un nuevo mundo donde abunde la paz y armonía —

— No quiero que vuelvas a usar ese poder tuyo de combustión, al menos por ahora ¿Sí? No digas crear, vamos a conservar la paz y buscaremos opciones para llevar ese camino al mundo... — Guillermo abrazó con fuerza a Lionel, el argentino escondió su rostro en el pecho del rizado quién sonreía de manera maliciosa y sus dedos jugaban con algunos cabellos del menor. Ochoa sabía perfectamente sobre esa gran diferencia de metas, pero mantenía su decisión en crear un mundo mejor sin importar nada; solo era cuestión de tiempo y estaba seguro de poder convencer a Lionel en estar de su lado.

Después de varios días llegaron a Alaska donde fueron recibidos por algunos sabios del loto blanco y pasaron una noche en la aldea probando los famosos fideos que tanto disfrutaba David, aunque Lionel solo sonrió un poco disimulando sus celos. Al salir el sol ambos empezaron a caminar hasta el portal espiritual donde antes de ingresar se miraron a los ojos, sonriéndose tiernamente — Todo estará bien, pulga. Te protegeré — comentó Ochoa tranquilizando a Lionel, sabía perfectamente del pequeño trauma que tenía por la batalla contra Sergio Ramos.

Ambos cruzaron el portal notando como todos los espíritus los observaban — Ya era hora de tu visita, avatar — expresó uno de ellos mientras flotaba por los aires.

Lionel hizo una leve reverencia y siguió caminando con calma junto a Guillermo.

— Necesito ir al árbol del tiempo, Korra me pidió ir. —

AvatarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora