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Después, nos sacaron de la fiesta porque solo podían estar los VIP después de la medianoche. Adam salió y nos dijo: "Ustedes, pobres y sin fama, váyanse. Su apellido debe sonar, sino no entran al VIP". Yo no escuchaba su sermón, sino que lo miraba fijamente. Adam, con su cabello rubio ondulado y sus hermosos ojos azules resplandeciendo, tenía las mejillas sonrojadas.

 Adam, con su cabello rubio ondulado y sus hermosos ojos azules resplandeciendo, tenía las mejillas sonrojadas

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Después, nos marchamos a casa. No quería molestar a mi tía, así que caminamos durante 30 minutos, pero fue divertido. La estrella de San Francisco iluminaba la noche con luces hermosas, y éramos jóvenes, estábamos vivos.

Cuando llegué a casa, encontré a mi tía furiosa, evidentemente preocupada por mi tardanza. Traté de pensar rápidamente en una excusa que calmara su enojo: le dije que se me había acabado la batería del celular y por eso no había podido avisar. Al escuchar mi explicación, vi cómo su expresión cambiaba de enojo a preocupación. Me dijo que estaba muy inquieta por no saber dónde estaba y que había estado a punto de llamar a la policía.

Después de hablar con mi mamá afuera, observamos juntos el cielo nocturno. En ese momento, de repente, Adam abrió la ventana de su habitación y se quitó la camisa.

Continuamos conversando mi mamá y yo, compartiendo nuestras preocupaciones y esperanzas mientras la noche avanzaba lentamente. Hablar con ella siempre me reconfortaba y me hacía sentir más tranquilo. Su apoyo incondicional era como un faro en la oscuridad, guiándome en los momentos de incertidumbre.

Después de un rato, nos despedimos y entré a casa. Me sentía más tranquilo y reconfortado después de nuestra conversación.

EL OCÉANO EN TUS OJOS -  (NUEVA VERSIÓN).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora