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"Sus ojos cafés eran como dos profundos pozos de miel, atrapándome en su dulce mirada."

ADÁN

El sol me despertó como todas las mañanas, esperando ver a Harry salir por la ventana. Escuché los gritos de mi padre y bajé a desayunar unos waffles mientras él hablaba mal de las personas transgénero.

"Hi, mom," dije en inglés.

"Hello, son. I made you some waffles," me respondió ella.

"Adán, hoy debes irte en bicicleta porque hay mucho tráfico. Personas enfermas de la cabeza están marchando por los derechos de los hombres que se creen mujeres," dijo mi papá.

Después de desayunar, me organicé para la escuela. Mientras cerraba los ojos en la ducha, recordaba los hermosos ojos café de Harry. Soy gay, pero estoy atrapado en un cubo porque mi papá es homofóbico y no sería popular si la gente lo supiera. Prefiero fingir que me gustan las chicas.

Llegué tarde a la escuela y me crucé con Harry en el pasillo, pero ambos bajamos la cabeza y seguimos nuestro camino. Entré a clase y empecé a coquetear con Nova, aunque me sentía incómodo.

"Hey, Adán, estás muy guapo hoy," dijo Nova.

"Gracias," respondí.

"¿Por qué tan tímido? Acércate más," insistió Nova.

Justo en ese momento sonó el timbre. Gracias a Dios.

Me escapé por la parte de atrás de la escuela y fui a la biblioteca. Tomé un malteado de fresa con algunos dólares que saqué de la ropa de mi papá. No me gusta estudiar, pero he aprendido a tatuar. A veces, cuando me escapo, en un puesto con poca iluminación y un olor horrible, hago tatuajes.

"Hola, ¿me podrías hacer un tatuaje?" dijo un señor alto con barba.

"Claro, dime qué te gustaría hacerte," respondí.

"Me gustaría hacerme un mar y un volcán," dijo él.

"Wow, me parece perfecto. Ven, siéntate, y comenzaremos ahora," dije.

Pasó el día rápido y recibí una llamada de mi padre.

"¿Adán, dónde demonios estás?" gritaba.

"Estoy en la escuela, ¿por qué?" pregunté.

"¡No seas mentiroso! Estoy aquí con tu maestra, que me llamó porque te escapaste. ¿¡Dónde demonios estás!?" gritó mi papá.

No recordaba haber visto cámaras en mi escuela. Tuve que dejar al señor con medio tatuaje y salir corriendo.

Llegué a casa como pude. Mi madre estaba llorando y mi padre me miraba con decepción.

"Adán, te mandé a la escuela para que estudies y te conviertas en un profesional como yo. Hemos tenido fe en ti, pero si no mejoras, te enviaremos a un internado," dijo mi papá.

"No quiero ir a un internado," respondí.

Corrí a mi habitación y cerré la puerta en la cara de mi padre. Desde afuera, gritaba que la discusión no había terminado. Miré por la ventana y vi a Harry jugando con las últimas hojas muertas antes del invierno. Su presencia me dio calma después de la furia que sentía, y me quedé dormido.

Mi madre me despertó para cenar. Era unos deliciosos macarrones con queso, y me dijo:

"Tienes dentro de ti todo lo necesario para triunfar. Solo debes creer en ti mismo."

"Gracias, mamá," respondí.

Luego, recibí un mensaje en mi celular que decía:

"Hi, soy Harry. Mi tía me compró un celular. Esto es una locura, ¿verdad? Podemos hablar aquí sin que nadie lo sepa."

"Hey, Harry, me alegra escucharte otra vez. Disculpa por lo que dije antes. Mi padre me obligó a hacerlo."

"Está bien, lo entiendo. Comencé a ir a ver a una psicóloga."

"Me alegra. No me siento bien contándole mis problemas a una persona, pero si te funciona, me parece genial."

"Espero que pronto podamos volver a hablar cara a cara."

"Espero que sea pronto."

"Buena noche, ojos azules."

"Buena noche, ojos cafés."

El día que me nombraron mejor jugador de hockey de la temporada fue un torbellino de emociones. Cuando el entrenador anunció mi nombre, sentí que el mundo se detenía. Las palmas de mis compañeros resonaban en mis oídos mientras me dirigía al frente.

"¡Felicidades, Adán!" gritó Nova, sonriendo. Me sentí feliz, pero también ansioso. En mi mente, las palabras de mi papá resonaban: "No seas diferente". ¿Qué pensarían ellos si supieran la verdad sobre mí?

Después de la ceremonia, me encontré con Harry en el vestíbulo. Su sonrisa iluminó mi día.

"¡Felicidades! Lo hiciste genial", dijo, su voz llena de entusiasmo.

"Gracias, Harry. Fue inesperado", respondí, tratando de ocultar mi nerviosismo.

"¿Podemos hablar en privado?", sugirió, mirando a nuestro alrededor. Me sentí un poco aliviado.

Fuimos a un rincón apartado del pasillo. "Me alegra verte feliz. Te lo mereces", continuó Harry, sus ojos cafés brillando con sinceridad.

"Significa mucho que digas eso", le dije, sintiendo el calor en mis mejillas. "A veces, me pregunto si todo esto vale la pena, ya sabes, fingir ser alguien que no soy."

Harry asintió, su expresión seria. "Es difícil. Pero quiero que sepas que estoy aquí para ti. No tienes que hacerlo solo."

Me sorprendió su apoyo. Era la primera vez que sentía que tenía a alguien en quien confiar. "Gracias, Harry. No sé qué haría sin ti."

Antes de que pudiéramos hablar más, el timbre sonó, interrumpiéndonos. "Tengo que ir a clase", dije, sintiéndome un poco triste por dejarlo.

"Nos vemos después", respondió Harry, sonriendo.

Esa tarde, en el entrenamiento de hockey, todo parecía más ligero. Los comentarios burlones de mis compañeros resonaban en mi mente, pero la conexión que sentía con Harry me daba fuerza. Cuando el entrenador me eligió para liderar un ejercicio, no dudé en dar lo mejor de mí.

Después del entrenamiento, cuando estaba a punto de irme, vi a Nova acercarse. "Adán, ¿quieres salir a cenar después del juego del viernes?", preguntó, con una sonrisa coqueta.

Me quedé atónito. "Eh... claro", respondí, tratando de no sonar demasiado sorprendido.

Mientras pedaleaba a casa, mi mente estaba en dos lugares: en el juego y en Harry. Necesitaba encontrar la manera de ser honesto conmigo mismo y con los demás. Las palabras de mi madre resonaban en mi mente: "Debes creer en ti mismo".

EL OCÉANO EN TUS OJOS -  (NUEVA VERSIÓN).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora