Derek gruñó con fuerza mientras corría a través del bosque, sus patas se movían con rapidez sin descanso, podía sentir su territorio debilitarse. Todos lo sentían. Lobos completos corrían a cuatro patas sin descanso, los ojos de Peter brillaban en carmesí. Todos sentían a su territorio herido. El Nemeton los llamaba en agonía,
Llegaron al hermoso ahora árbol que estaba expulsando una sustancia negra. Y ahí estaba Tamora Monroe la discípula de Gerard Argent. Miles de cazadores estaban ahí, todos mirándolos con odio.
— Al parecer los lobitos decidieron salir a jugar, bueno aunque tenemos algunos coyotes y una pequeña zorrita. La verdad he esperado mucho tiempo por ver su caída, la caída de las personas que arruinaron mi vida.
Hace unos años en una de las pequeñas peleas que tuvo la manada esa mujer se vio envuelta en ella, no le sucedió nada físicamente, pero estuvo a punto de perder la vida y su miedo la cegó. Eso solo provocó que Gerard se aprovechara de eso y la entrenó para que se volviera una mejor cazadora que Kate, incluso más cruel.
Ahora como parte de su venganza parecía haber envenenado al Nemeton, aquel árbol que no solo les da fuerza a los sobrenaturales sino que también provee vida a todo el territorio. Tamora Monroe no tenía ni idea de lo que acababa de hacer.
Los lobos gruñeron con furia. Derek estaba dispuesto a correr el riesgo de acercarse y arrancarle la garganta a la mujer, pero se detuvo en seco cuando White apareció frente a él recargándose en lo que parecía ser un simple bastón de madera.
— ¡Vaya! Había escuchado acerca de la aprendiz de Gerard, pero no pensé que fuera tan idiota como su maestra. — comenzó a negar con la cabeza de manera lenta, con desaprobación — Pensé que los estudiantes superaban a los maestros pero en tu caso parece ser todo lo contrario.
— ¿Quién eres?
— ¡Oh! Mis disculpas. Debes haber escuchado de mi. — rio levemente — Me llaman White, uno de los protectores de lo sobrenatural.
— Hijo de puta. ¿De verdad crees que te tengo miedo? Solo eres una leyenda, no existes.
— Oh, querida. — comenzó a sonreír de manera lenta — No es a mí a quien debes de tenerle miedo. Hiciste a alguien muy poderoso enojar y eso ni los mismos dioses hacen.
— ¿De qué...?
Se escucharon golpes y cuando la mujer dio la vuelta se encontró con todos sus cazadores muertos, debajo de sus propios charcos de sangre. Y en medio de toda esa masacre se encontraba Nemed sosteniendo dos espadas delgadas, muy parecidas a las katanas, cubiertas de sangre y él se mantenía quieto, sin moverse.
— No debiste de haber envenenado el Nemeton. — comenzó a acercarse de manera lenta — No, no, no. Él es como nuestro padre y como sus hijos vamos a defenderlo con dientes y garras. — tomó a la mujer del cabello y sus ojos se llenaron de odio — Eres una perra muy estúpida, ni tu maestro se atrevió a tanto, jamás pasó el límite que tienen los humanos con este territorio. Hay una razón por la que nadie puede tocar al Nemeton y no es por la manada. — sus ojos se tornaron completamente blancos — Es por nosotros. Somos los hijos de Selene y el Nemeton. Y te vas a pudrir en el Purgatorio, vas a revivir más de una vez todo el dolor que sentiste en tu vida. — le dijo White con diversión.
White miró a la manada por un segundo y luego volvió su vista a la mujer, la cal terminó siento golpeada contra un árbol una y otra vez. Cuando apenas estuvo consciente la aventó hacia Nemed, quien solo la apuñaló y luego dejó que la tierra se la tragara.
Ambos "humanos" se acercaron al Nemeton, colocaron sus manos sobre él y una luz violeta llenó todo el lugar. El veneno iba desapareciendo poco a poco. La manada pudo sentir como su territorio volvía a ser el mismo, aunque sentían un pequeño cambio, el toque de un viejo amigo, algo cálido que no sabían describir. Solo había un pequeño detalle y es que nadie podía apartar la vida de aquel hombre joven llamado Nemed.
Todos volvieron a sus formas humanas, gracias a un hechizo de Deaton no terminaban desnudos después de cada transformación.
— ¿Quiénes son realmente? — se atrevió a preguntar Derek. Claro que había escuchado las historias de los hermanos protectores, pero jamás pensó que existirían realmente. Ellos parecía tan humanos como cualquiera en su manada y no se veían tan viejos como contaban. Era extraño, no los sentía como una amenaza más bien como unos viejos amigos que estaban de vuelta en casa.
— Somos todo lo que dije. — comentó White en cuanto se separaron del tocón.
— Wow. — dijo Liam sin pensarlo.
Nemed sonrió levemente, de manera casi imperceptible.
— Dice Nemed que no tienen que sorprenderse tanto. Solo somos personas haciendo nuestro trabajo, aunque nos gusta ayudar a los demás.
— ¿No puede hablar? — preguntó Isaac con tristeza al ver al castaño que limpiaba sus espadas después de haber desaparecido los cuerpos de los cazadores.
— Nop. Pero yo puedo traducir, aunque un pajarito me contó que alguno de ustedes sabe lenguaje de señas.
— Nosotros sabemos un poco. — dijo Peter de manera tranquila mientras señalaba a sus sobrinos, su pareja, a Jordan, Lydia y Jackson.
— Excelente. No muchas manadas saben hablarlo. — miró al castaño — ¿Ya ves? Puedes hablar con ellos y dejar de ser un amargado.
Nemed solo giró un poco para luego alzar su dedo de en medio.
La manada no pudo evitar reír ante ese gesto. Ellos dos eran mucho más normales de lo que se habían imaginado. Eran un soplo de aire nuevo.
— ¿Quieres quedarse en nuestra casa? Les vendría bien descansar y tenemos suficiente espacio. Y no tienen que preocuparse por su privacidad, respetaremos todo lo que quieran. — les dijo Peter con cierta esperanza que no acaba de entender.
— ¿Qué dices? — le preguntó White al otro.
Nemed solo asintió.
— Estamos dentro. — dijo White con emoción.
Esta sería la primera vez que se quedarían más de una semana en un territorio, además de que se quedarían en la casa de la manada del territorio. Tal vez al fin habían encontrado su hogar. White sabía que ese era su hogar.
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Lobo Stilinski
FanfictionStiles acepta la mordida de Peter Hale volviéndose su beta. Con Derek en la manada las cosas mejoran y salen ilesos del ataque Argent, Stiles se encarga de buscar a los nuevos betas de Peter para que su manada crezca. Scott los abandona uniéndose...