dragon queen. (house of the dragon)

09; LA TORRE QUE BRILLA

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LA TORRE QUE BRILLA

La estadía en Driftmark les hizo bien, pero cuando llegó el momento de regresar a la ciudad tuvieron que separarse porque Aegon aún seguía asustado y un poco enfermo. Visenya regresó a la ciudad con sus damas de compañía dejando al resto de su familia en Driftmark. Su padre la recibió con emoción por su comienzo como Mano del Rey y el resto del concejo sencillamente fingió estar igual de emocionados. Ella los ignoró para concentrarse en su nueva posición y hacer un buen trabajo que ayudase a mantenerla en el lado bueno de la gente. Antes no se preocupaba tanto por ese aspecto, pero ahora que era Heredera tenía que preocuparse por ello.

Si no se ganaba a la gente habría una guerra más en el reino.

—Dijiste que deseabas pedir una espada—le comentó su padre tras finalizar una reunión del concejo.

Había pasado una semana desde que regresó a la ciudad y tenía mucho trabajo que hacer para cumplir con sus obligaciones. Laenor llegaría en dos días con los niños y si bien quería ser parte de la crianza de los mismos ya se veía con dificultades en esa área. Pasaba la mayor parte de su día ocupada entre sus deberes como Mano del Rey y Heredera, apenas y podía visitar a Vhagar por las noches para asegurarse que estuviera bien. No tenía ni la menor idea de cómo manejaría todo con sus hijos en la fortaleza una vez más.

—Es momento de que tenga mi propia espada de acero valyrio, padre—le respondió después de unos segundos. —Ya tengo una idea sobre cómo hacerla, solo debo hablar con los herreros.

—Tendrás que mostrarme apenas la terminen—Viserys le sonrió tomando su mano sobre la mesa—. Quizás puedas cenar conmigo esta noche, hace tiempo que no cenamos juntos sólo tú y yo.

—Claro, padre, será un placer—le sonrió falsamente y se levantó despacio—. Debo revisar unos documentos, pero me aseguraré de estar libre para la cena.

—No trabajes más de lo que puedes soportar—le recordó.

—Trataré de no hacerlo.

Después de una pequeña reverencia Visenya abandonó la habitación con pasos calculados. Afuera Criston se le unió en su camino a la Torre de la Mano dónde sus damas de compañía ya la esperaban. Desde que Visenya había recibido el puesto le pidió a sus damas que le ayudarán a registrar cada rincón de la oficina. Llevaban varios días en eso, primero quitando el polvo que se acumuló en su ausencia, y ahora tratando de encontrar algo sospechoso. Habían logrado leer la mayoría de los documentos en el estante más cercano a la puerta y no encontraron nada que valiera la pena. Sabía que seguramente Otto hubiese sacado cualquier cosa que pudiera incriminado con él cuando abandonó la fortaleza, pero también sabía que seguramente se le había olvidado algo.

Tomó su lugar detrás del escritorio y comenzó su trabajo de revisar documentos por el día mientras sus amigas se movían por la habitación abriendo documentos y cartas. Estar en el puesto de Mano del Rey no era tan diferente de mantener solo el título de Princesa Heredera, suponía que la ventaja más grande era que ahora sí tenía acceso a documentos e información que antes no podría conseguir sin manipular a alguien, cosa que hacía su trabajo aún más fácil.

Alcanzó a terminar su trabajo justo a tiempo para reunirse con su padre y compartir la cena con él. Abandonó la oficina de la Mano del Rey tras encargarle a sus damas que llevarán algunos papeles a sus aposentos y dejó que Criston la escoltara a los aposentos de su padre. Ser Harrold la recibió en la puerta y le abrió la puerta luego de anunciarla ante el Rey. Viserys estaba de pie junto a la mesa cuando ella llegó y le sonrió antes de alejarse un paso más para recibirla con un abrazo y un beso en la mejilla. Ella le regresó el saludo antes de que ambos tomaran sus respectivos lugares en la mesa.