dragon queen. (house of the dragon)

19; ALMA ROTA

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ALMA ROTA

La noche estaba tranquila, solo se podía escuchar el ruido de los guardias caminando de vez en cuando fuera de la habitación, y las respiraciones de las dos personas que la acompañaban esa noche. Helaena estaba despierta, por alguna razón no podía dormir aquella noche, pero mantenía los ojos cerrados como si estuviera tratando de fingir estar dormida. Sintió a Jacaerys moverse bajo el brazo que tenía sobre él y Daeron dejó salir un murmullo pegando su pequeño cuerpo al de su hermana, buscando calor cuando una ráfaga de viento se coló en la habitación. Aquel detalle le hizo abrir los ojos al fin. Antes de dormir, cuando sus hermanos se habían metido en su habitación pidiendo dormir con ella, había cerrado las ventanas para evitar que el frío les hiciera daño. ¿Por qué hacía frío entonces?

En la cama estaban los tres, ella tenía a sus hermanos abrazados, con Daeron pegado a ella y Jacaerys acurrucado a espaldas de su hermano, y no pudo evitar abrazarlos con un poco de fuerza al sentir otra ráfaga de viento frío. Las únicas veces que dejaba las ventanas abiertas era cuando hacía algo de calor durante los veranos, que era muy poco pues Driftmark siempre se mantenía fresco durante las noches de verano. Tuvo el impulso de levantarse y ver qué ventana estaba abierta, pero antes de que pudiera moverse escuchó algo pesado caer al suelo. Daeron se removió incómodo por el ruido y ella bajó la mirada asustada.

El corazón se le aceleró y el pánico le cerró la garganta. Había alguien más en la habitación. Sus hermanos estaban en peligro. Debían salir de ahí.

Escuchó pasos acercándose y apretó aún más a sus hermanos contra ella. Jace dejó salir un quejido y Daeron abrió los ojos. Helaena lo miró a los ojos y le sonrió antes de besar su frente.

—Hel...—escuchó el susurro de su nombre, la voz dulce y ronca de su hermano menor llamando por ella con un tinte de sueño y confusión.

Quiso responderle, pero entonces una sombra los cubrió y los ojos de Daeron se abrieron con sorpresa. Helaena no cerró los ojos cuando sintió que tiraban de ella por el brazo con el que tenía abrazados a sus hermanos, menos cuando le cubrieron la boca. No, no podía cerrar los ojos, tenía que asegurarse que no le hicieran daño a sus hermanos.

Daeron gritó, alto, ensordecedor, y Jacaerys se despertó asustado. El gritó de sus hermanos le hizo eco en la cabeza y por impulso estiró una mano hacía ellos, para sostenerlos y decirles que todo estaba bien, pero nada estaba bien. Jace saltó fuera de la cama y corrió hacía la puerta, Helaena trató de mantener los ojos abiertos, pero su cuerpo se sintió débil de repente y ya no distinguía los gritos de sus hermanos. Cuando se desplomó en los brazos de la persona que la sostenía, logró distinguir que los gritos habían parado. ¿Le hicieron algo a sus hermanos? Intentó abrir los ojos, pero falló.

Todo lo que estaba en su mente cuando la oscuridad la consumió eran las sonrisas de sus hermanos al treparse en la cama con ella.

Aemond estaba fuera del castillo, visitando a Vermithor. El niño estaba sentado junto a su dragón que comía tranquilamente lo que su jinete le había llevado. No tenía permiso de alimentar a su dragón a esa hora de la noche, menos solo, pero Vermithor no había comido cuando llegaron y eso lo preocupó. Se quedó con el dragón hasta que terminó de comer y solo entonces regresó al castillo, caminando en silencio para no alertar a nadie, y evitando a los guardias lo mejor que pudo. Logró alcanzar el ala en el que residían cuando visitaban a sus abuelos. La primera habitación que pasó fue la de Maegor, después pasó por la de Lucerys que esa noche estaba durmiendo con su padre, y antes de llegar a la suya pasó por la de los gemelos.

Todo estaba en silencio, los guardias estarían haciendo rondas, seguramente, así que no había nadie que impidiera su camino. Al menos no hasta que escuchó un grito. Se detuvo frente a la puerta de los gemelos y miró a su derecha, hacía el pasillo que lo llevaría a las habitaciones de Helaena y sus padres. Su cuerpo entero se tensó al reconocer los gritos de los gemelos y antes de que pudiera reaccionar la puerta de la habitación de Helaena se abrió de golpe y Jacaerys apareció por ella, corriendo y sin dejar de gritar.