13; MESA DE TRAIDORES

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MESA DE TRAIDORES

El sol ya había salido cuando Rhaenyra terminó de arreglarse con ayuda de Cyrielle, Elena aún no había aparecido y Laena de seguro estaba ocupada con sus hijas así que no se molestó en mandar a llamar por ellas. Se había vestido con algo sencillo, un vestido rojo sin muchos detalles que se pegaba a su cuerpo dejando ver todas sus curvas. Después de cuatro partos seguía viéndose muy bien, aún mejor de lo que se veía antes de tener a sus hijos, aquello era algo de lo que sacaba beneficios todo el tiempo. Igual, arreglarse con ropas finas y joyas caras le recordaba demasiado a Rhaenys que era quién más se inclinaba por la moda de las dos así que en esa vida le agarró un gusto a mantenerse siempre arreglada. Estaba viéndose en el espejo por última vez antes de ir a buscar a sus hijos cuando la puerta de su habitación fue abierta por una Laena agitada. Verla de esa forma hizo que tanto Rhaenyra como Cyrielle se pusieran en alerta.

—¿Qué...

—Laenor y Elena fueron atacados—la interrumpió—, no sé qué pasó, nadie me dice nada.

—¿Dónde están?—¿Por qué nadie le había informado? ¿Dónde estaba Daemon?

—Laenor está siendo atendido por el maester, pero no me dejan verlo, no me dicen cómo está...—Laena pasó una mano por su cabello con preocupación. —Daemon salió a la ciudad, creo que aún no encuentran a Elena.

Sin esperar alguna explicación más Rhaenyra avanzó hacía la puerta. ¿Cómo es que no le habían dicho que su esposo y su dama de compañía habían sido atacados? Ser Criston la siguió apenas la vio salir de la habitación, los dos caminando en silencio hacía la oficina del maestre. Cuando se enterase quién decidió no decirle iba a cortar su lengua, no solo era la Princesa Heredera, también era la Mano del Rey y estás cosas deberían ser informadas a ella antes que a nadie más. No quería ni pensar en la posibilidad, en el qué pasaría, si Laenor llegaba a morir.

No, Laenor no se podía morir.

Puede que no exista amor de pareja entre ellos, pero Laenor era su primo y amigo, era su aliado más fiel, el padre de sus hijos. Le debía mucho a él que siempre estuvo a su lado desde que se casaron, le brindó el apoyo que necesitaba y hasta ayudó en la ejecución de sus planes. Si Laenor moría le iban a pegar en dónde más le iba a doler, ellos lo sabían y por eso lo habían intentado, sabían que si Laenor moría ella iba a flaquear de una forma u otra. Aquello era algo que no podía permitirse.

—Muevanse—ordenó apenas vio a los guardias fuera de la oficina del maestre.

—Su Alteza—ambos hombres hicieron una reverencia pero no se movieron—. Su Majestad, el Rey, nos ordenó no dejar pasar a nadie.

—¿El Rey?—apartó la mirada hacía el final del pasillo, apretando sus manos. —Ser Criston, quédese aquí, mande a llamar por mi apenas escuche algo de mi esposo o el maestre.

Criston asintió y tomó el lugar frente a la puerta, en medio de los otros guardias que no se pudieron oponer a la orden de la Princesa. Su cabeza comenzó a doler mientras se alejaba hacía la sala del concejo. Iba a destruir a alguien, de eso estaba segura. Encontraría a los responsables y los haría pagar con sus vidas esa ofensa. Laenor iba a ser el futuro Príncipe Consorte, cualquier ataque en su contra era un ataque en contra de ella, la Heredera, y ella no se tomaba los ataques en su contra a la ligera. Había matado a Gwayne Hightower porque Alicent la hizo molestar, haría algo peor cuando descubriera quién se atrevió a atacar a su esposo.

La sala del concejo estaba casi en silencio cuando ella llegó, empujando las puertas con fuerza para dejar que todos notaran su molestia. Su padre la miró desde su silla y suspiró, seguramente adivinando la tormenta que estaba por desatarse en la sala. Los demás miembros bajaron la mirada apenas la vieron, tratando de ocultarse de su ira, queriendo pasar desapercibidos. Sus pasos resonaron por la sala cuando se movió hacía su silla, a la derecha de su padre que no apartó la mirada de ella hasta que estuvo a su lado.

dragon queen. (house of the dragon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora