dragon queen. (house of the dragon)

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LA ERA DE LOS DRAGONES

No había nada que se comparara al sentimiento de volar, sobre todo cuando el clima estaba tan agradable. No había lluvia, no había mucho sol, las nubes decoraban el cielo de forma espectacular y todo estaba en paz. Lo único que interrumpía la paz en el cielo eran los dragones que volaban entre las nubes, pero incluso ellos estaban en paz. Tres dragones adultos y tres dragones jóvenes volaban en tranquilidad con sus jinetes. Era magnífico ver a una familia completa en posesión de dragones cuando antes no se había visto a ese extremo. Siempre había alguien que no se encontraba en posesión de un dragón, era la primera vez que veían una familia completa con dragones. Incluso ya se predecía que los más pequeños tendrían dragones propios pronto.

El dragón dorado chillo descendiendo, volando hacía la Fortaleza Roja, seguido de un dragón azul y alas rojas, Visenya los vió alejarse, pero no cambió el trayecto de Vhagar. No era la primera vez que Aegon y Maegor volaban en sus dragones así que estarían bien. A su derecha Dreamfyre rugió elevándose aún más en el aire para perderse entre las nubes, sacando una exclamación de sorpresa del pequeño bulto atado a su pecho. Bajó la cabeza para ver y se encontró con la mano de Jacaerys que la había extendido hacía Dreamfyre que ya no se veía sobre ellos. Los ojos del niño se encontraron con los de su madre y sonrió dejando salir una risa encantadora que hizo sonreír a su madre.

—Pequeño encantador—susurró antes de tirar de las riendas de su silla, haciendo que Vhagar girara a la izquierda, hacia el mar.

Seasmoke pasó a su lado, seguido de Baexar y Sunfyre que se unieron una vez más a ellos. Dreamfyre apareció de entre las nubes cerca del mar, sobre el puerto de la ciudad, Vhagar pasó junto a la dragona y Visenya miró a su hija. Tal cómo lo había planeado, Helaena reclamó a Dreamfyre hace apenas dos días atrás, aunque casi había perdido la cabeza cuando le informaron que su hija no estaba en sus aposentos. Fue Laenor quién se enteró dónde estaba su hija y le informó, después del susto llegó el orgullo que se manifestó en forma de un almuerzo en los jardines con toda la corte. El Rey no se contuvo de mostrar su orgullo contándole a todos como su querida nieta había reclamado a la dragona. Helaena adoró la atención y se dejó bañar en cumplidos por todos.

—¡Regresemos a casa!—exclamó tirando de las riendas una vez más.

Vhagar gruñó y giró para acatar la orden de su jinete. Jace exclamó al sentir el movimiento, riendo cuando volvieron a estabilizarse, y Visenya sonrió una vez más, sus hijos menores disfrutaban estar sobre los dragones tanto como sus hijos mayores. Vhagar aterrizó en el patio de la fosa con un gruñido, la sacudida del aterrizaje hizo reír a Jacaerys que se removió en su lugar. Descendieron de Vhagar con ayuda de uno de los cuidadores y apenas estuvieron a una distancia segura la dragona alzó el vuelo dejando que Seasmoke, Baexar y Sunfyre aterrizaran sin problema. El primero en tocar el suelo fue Maegor que corrió hacía su madre apenas se despidió de su dragón.

—¿Jacaerys se divirtió?—preguntó el niño mirando a su hermano que estiró una mano hacía él apenas lo vio.

—Se divirtió, ¿verdad jace?—el niño balbuceo llevando una mano a su boca.

—¡Madre!—Aegon gritó corriendo hacía ellos con una sonrisa.

Visenya miró detrás del niño para ver cómo Dreamfyre aterriza y Laenor se acerca a ayudar a Helaena. Cuando Aegon la alcanzó ella puso una mano en su cabeza como saludo. Laenor y Helaena se acercaron a ellos poco después, el mayor con Daeron amarrado al pecho y lo primero que hizo Visenya fue ver si su hijo estaba despierto.

—Regresemos a casa, es hora de la siesta de los gemelos—anunció poniendo una mano sobre la cabeza de Maegor—, y ustedes deben ir a estudiar.

Hubo protestas, pero ninguno de los dos se atrevió a decir algo. Regresaron a la fortaleza en carruaje y al llegar Aemond los estaba esperando junto a Daemon. El niño sonrió apenas vio a su familia regresando de su vuelo, vuelo al que él decidió no ir para quedarse con su abuelo que no se sentía muy bien. Maegor y Aegon fueron los primeros en correr hacia su hermano menor, seguidos de Helaena que solo caminó con pasos apresurados.