XX - No cuela

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Gavi y Vinícius pasaron más de dos meses sin mantener ningún tipo de contacto.

Siendo francos, ambos tuvieron ganas de escribir al otro más de una vez. De invitarlo a tomar un café, en el caso de Pablo, o a ir al cine, en el caso de Vini.

Pero ninguno lo hizo. Por lo mismo de siempre, el famoso miedo al rechazo. Y es que, ¿quién no ha pasado por eso alguna vez? Supongo que es normal.

El caso es que el próximo Clásico estaba cada vez más cerca, y los chicos cada vez más nerviosos.

Pedri y Rodrygo, por su parte, estaban como flotando en una especie de nube. Se escribían todos los días y utilizaban a sus respectivos mejores amigos como "consejeros del amor" -apodo puesto por Rodry, claro-, cuando sus vidas amorosas no es que estuvieran precisamente como para tirar cohetes.

Un día, entrenando en Montjuic, Pedri decidió hablar con su mejor amigo. Y esta vez, no de Rodrygo.

-¿Sabes? Yo creo que deberías escribirle.

El sevillano alzó un poco las cejas, sorprendido porque su amigo no se hubiera acercado a él para decirle lo guapo que era Rodry, o lo mucho que le gustaba.

-¿Qué...? -preguntó, confuso-.

-A Vinícius. Sé que quieres hacerlo y El Clásico es en dos días, invítalo a un café, al menos, cuando esté aquí.

Gavi se puso algo nervioso. No era muy común que lo hiciera con su mejor amigo.

-Es que... Yo... Bueno...

-Gavi -le interrumpió, paciente, el canario-. Sólo sé sincero, ¿quieres quedar con él, o no?

-S-Sí, pero...

-¿Pero, qué? ¿Qué tú eres del Barça y él del Madrid? ¡Vamos, hombre, mírame a mí! -exclamó bajando la voz, casi susurrando, para que sus compañeros no le escucharan-.

Pablo le miró, y lo pensó por un momento.

-Creo que tienes razón. Pero sabes que se supone que...

-... ¿Que os odiáis, no? -alzó una ceja exageradamente-. Siento decirte que eso ya no cuela.

-Ya... Vale, creo que le escribiré cuando terminemos de entrenar.

La ilusión se hizo presente al instante en la cara de Pedri.

-¡Eso quería oír! -exclamó sonriente-.

El otro también le dedicó una pequeña sonrisa.

***

Unas horas después de eso, ya en su apartamento, Gavira se encontraba estirado en su cama, con el móvil delante y el cerebro funcionando a toda velocidad.

-Hola, Vinícius -le envió primero-.

-Vendrás a Barcelona mañana y me gustaría que... -escribió-.

"Vale, no. Descartado."

Eliminó eso y volvió a escribir:

-Tengo entendido que mañana llegarás a Barcelona para jugar El Clásico, y me preguntaba si te apetecería que tomemos un café. Puedes venir a mi apartamento..., o podríamos ir a alguna cafetería del centro. Tú decides.

Eso fue lo que finalmente envió.

No sabía de dónde había salido la valentía que usó para escribir eso último, ni por qué estaba tan malditamente nervioso. Aunque, de verdad, eso empezaba a ser una costumbre para él.

***

No avanzaban, en serio. A unos cuantos kilómetros de distancia, en la capital del país, Madrid, un joven brasileño tenía los ojos y la boca desmesuradamente abiertos, y el corazón acelerado.

-¡¿Qué mierda...?!

Su mejor amigo, que estaba junto a él, le arrebató el teléfono de las manos.

Ahogó un grito en cuanto leyó aquel mensaje.

-¡No me lo puedo creer! ¡Se está declarando, por fin!

Vinícius enrojeció como un tomate.

-Literalmente, sólo me ha invitado a un café...

-¡Sí, en su apartamento!

-Bueno..., ha dicho que también podemos...

Rodrygo lo miró serio, entrecerrando los ojos.

-En su apartamento.

-Vale -"En realidad, pensaba ir allí de todas formas, estas oportunidades no se presentan todos los días, digo..."-.

-Muy bien, supongo que podemos vernos en tu apartamento -respondió Vinícius con la mirada de su amigo fija en lo que escribía-.

Se giró hacia él y vio que le dedicaba una sonrisa inocente, le había parecido bien lo que Vini había escrito.

***

A la mañana siguiente luego de haber descansado bien -casi todos, porque Vinícius apenas había dormido-, los jugadores y el equipo técnico del Real Madrid se subieron a un avión rumbo a Barcelona.

La mayoría de futbolistas se pasaron el vuelo durmiendo, escuchando música o simplemente hablando entre ellos.

Rodrygo se había decantado por la primera opción apenas cinco minutos después de despegar, así que Vinícius, a su lado, no sabía muy bien que hacer para entretenerse.

Sacó su móvil del bolsillo de su pantalón y comprobó la hora. Quedaban unos veinte minutos para llegar al aeropuerto. Vini decidió husmear en sus redes sociales para mantener la cabeza ocupada.

Había un pensamiento que llevaba todo el viaje atormentándolo, el mismo que le había puesto muy difícil dormir varias horas atrás.

Y era el que Gavi le hubiese invitado a tomar un café. Es decir, eso era bastante normal..., no es que su relación fuera la mejor ni la más normal del mundo, pero era normal tomar un café juntos.

El problema era que Pablo le había invitado a su apartamento. Vinícius sabía muy bien que el español no tenía ninguna intención más allá de pasar unos minutos juntos, pero...

Algo dentro de Vinícius no podía dejar de pensar, o de esperar, más bien, que sí la tuviera.

***

Te odio - Vinícius Jr x GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora