XXVII - Arreglar diferencias

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Cuando la misma mujer de dos horas antes entró sin preguntar en la habitación, Gavi y Vinícius ya estaban sentados en diferentes sillones, sin siquiera mirarse a la cara y con la ropa bien colocada. Básicamente, como los habían dejado antes de marcharse.

Estoy bastante segura de que fueron actores en otra vida...

La mujer los miraba desde la puerta, con una ceja alzada y semblante pensativo. Se aclaró la garganta y habló:

-Bueno, el tiempo del que disponían se ha acabado. Supongo que lo han aprovechado para arreglar sus diferencias. ¿Me equivoco?

Los jóvenes se mantuvieron en silencio unos segundos. Ninguno quería decir nada. Principalmente, porque ambos solían meter la pata cuando se ponían nerviosos.

Pero al final, después de varios segundos más, Vinícius se las ingenió para decir algo con un mínimo de sentido:

-Sí, hemos tenido tiempo de sobra para hablar de nuestras diferencias. Puede estar tranquila -le sonrió educadamente-.

La mujer lo analizó con la mirada por un rato, luego hizo lo mismo con Pablo. Finalmente, habló:

-Muy bien. En ese caso, pueden irse. Muchas gracias por su colaboración.

Los dos le sonrieron de nuevo y se apresuraron en salir de allí. Abandonaron la habitación después de mirarse por última vez.

Se sentían raros, pero muy bien. ¿Tiene sentido?

***

Después de aquello Gavi condujo hasta su casa, Vinícius hasta su hotel.

Gavi estuvo hablando por teléfono con Pedri un largo rato. El menor no paraba de dar vueltas por su apartamento, el móvil temblaba tanto que Pedri no podía verle bien.

-Gavi, ¿quieres decirme ya lo que...?

-Ha vuelto a pasar, Pedri.

-¿Qué, exactamente...?

-Ya sabes, Vinícius y yo...

De repente, el canario alzó mucho las cejas. Parece que por fin lo había entendido.

-¿Habéis... follado?

Gavi enrojeció, podía verlo en su reflejo. Menos mal que estaba delante de su mejor amigo.

-S-Sí...

Pedri aplaudió entusiasmado.

-¡Por fin, Gavi! Sabía que no podríais aguantar mucho más.

-Oye, para tu información, ha empezado él.

-Me cuesta creerlo, pero... -se encogió de hombros-.

***

Vinícius se lo contó todo a Rodrygo en la habitación, mientras ambos estaban estirados en la cama. Uno hablaba emocionado, el otro escuchaba atentamente.

-Espera, ¿me estás diciendo qué...?

-Sí, Rodry.

-¿Qué por fin habéis...?

-Ajá.

Rodrygo se levantó de la cama de un salto en ese preciso momento. Sonreía de oreja a oreja. Se puso a saltar, sacudiendo los brazos encima de su cabeza.

-¡Lo sabía, lo sabía, lo sabía!

De repente, su expresión de ilusión cambió a una divertida:

-Eso sí... Siento ser yo el que te lo diga, amigo, pero eres un poco lento.

-¡Oye!

Rodrygo rió y golpeó a su amigo en la cabeza con cuidado, a modo de broma.

***

Después de aquel día los brasileños volvieron a Madrid, los españoles permanecieron en Barcelona.

Aquel no fue el último encuentro de ese tipo que los jóvenes tuvieron. Pasaron unos meses, y en cada partido en el que coincidían, se las arreglaban para tener unos minutos a solas... Lo que hacían no es muy difícil de imaginar.

Eso sí, normalmente solo tenían sexo. Las muestras de afecto las controlaban todo lo que podían. Querían que sus besos transmitieran deseo, no cariño. Para evitar problemas.

Sencillo, ¿no? Pero supongo que uno no puede mantener sus sentimientos a raya para siempre. Que uno no puede elegir como sentirse.

Porque Gavi y Vinícius estaban empezando a sentir algo más que deseo, algo más que simple excitación.

Pablo había empezado a sentir celos cuando veía imágenes de Vinícius rodeado de mujeres en las redes sociales. De mujeres mucho más guapas que él.

Y Vinícius... Bueno, el tiempo entre los partidos en los que se enfrentaban se le hacía cada vez más largo y difícil de soportar. Y cuando los partidos llegaban, casi no podía controlar sus ganas de invitarlo a cenar, por ejemplo. Casi como... Como una par...

"No, Vini. No seas tonto, vamos."

En fin. Ambos pensaban que su sentimientos estaban mal, pero estaban comenzando a ser tan intensos que no sabían cómo controlarlos.

Por eso, en un impulso, con el teléfono en la mano e Instagram abierto, Vinícius decidió enviar un breve pero significativo mensaje:

-He escuchado que pasado mañana vendrás a Madrid para jugar contra el Atlético. Podrías pasarte por mi casa, si te apetece, claro.

La respuesta a su mensaje tardó nada y menos en llegar:

-Vas a tener que admitir que está empezando a gustarte esto de que nos veamos de vez en cuando. Si lo haces, puede que me lo piense.

-Eres un poco creído, ¿te lo han dicho alguna vez? Supongo que puedo decir que está dejando de desagradarme, ¿te sirve?

-Me sirve. Me pasaré por allí el día anterior al partido, si te parece bien.

-Me parece perfecto. Hasta entonces.

***

Te odio - Vinícius Jr x GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora