Gavi lo ignoró completamente. Corrió por los pasillos del estadio hasta salir a la parte trasera. Vini salió detrás de él.
No había absolutamente nadie, y llovía muchísimo. Les bastó con pocos segundos para empaparse por completo. El español continuó corriendo, el brasileño lo llamó:
-¡Pablo, para un momento!
Al ver que el otro le ignoraba, exclamó con fuerza:
-¡Mírame!
Gavi se detuvo, para su sorpresa. Se volvió hacia él, Vinícius no entendía nada.
La lluvia caía a su alrededor con fuerza, pero a ninguno les importaba. A estas alturas ya estaban empapados, la ropa de ambos pegada a sus cuerpos, el pelo de Gavi pegado a su frente.
-¿Por qué tienes que hacerlo todo tan difícil? ¿Cuál es tu problema? -preguntó Vinícius, gritando para hacerse oír sobre el fuerte sonido de la lluvia-.
Se habían besado muchas veces, no comprendía por qué Gavi había salido corriendo ahora.
-¡Tú! ¡Tú eres mi maldito problema! -le contestó él de la misma forma-.
-¡Pero qué he hecho ahora! -el brasileño comenzaba a desesperarse-.
-¡Has...! ¡Has hecho que me enamore de ti! Se supone que deberías caerme mal, ¿sabes? ¡En realidad, debería odiarte!
El moreno tenía la boca abierta, estaba buscando las palabras apropiadas pero no parecía encontrar ninguna.
Pasaron unos segundos, el contacto entre los ojos de ambos no se había roto en ningún momento. Por fin, Vinícius respiró profundamente y habló:
-Yo también debería odiarte, ¿pero sabes qué? -el más joven negó con la cabeza-. Que no puedo. Porque cada día que pasa haces que esté aún más loco por ti, joder -concluyó, y apartó la mirada un momento-.
"Ya lo he dicho."
Ahora era Gavi quien tenía la boca abierta. Sus labios estaban algo morados por el frío y su cuerpo temblaba levemente, no llevaba nada más que una fina camiseta.
Vini lo miró preocupado y se acercó a él muy despacio. El español lo detuvo, estirando el brazo por delante suyo con la palma de la mano abierta.
-¡N-no! No te acerques...
"Vale, eso me ha dolido un poco."
El moreno lo miró a los ojos y dijo:
-Pablo... Por favor, déjame ayudarte. Estás temblando -suplicó, más bien-.
-No. No necesito tu ayuda -"No quiero arriesgarme a enamorarme aún más de ti."-.
A pesar de sus palabras, Vinícius siguió avanzando cauteloso. Y Gavi no retrocedió, sólo lo miró expectante e impotente. Sabía que debería apartarse, pero su cuerpo parecía no querer hacerlo.
El brasileño retiró su propia chaqueta y se la puso sobre los hombros al menor, lo cubrió bien con ella y volvió a retroceder, con los brazos alzados a ambos lados.
-Ya está -susurró-. Solo quería hacer eso.
Pablo ladeó un poco la cabeza, Vini juraría que vio como sus ojos comenzaban a humedecerse. Pero que al mismo tiempo su expresión se suavizaba.
-Esto... Esto está mal, joder -su voz temblorosa obvió que, efectivamente, estaba a punto de llorar-.
-¿El qué? -preguntó Vinícius mostrando toda la tranquilidad que pudo, intentando transmitírsela al contrario-.
-Esto -lo señaló, luego a él mismo-. Nosotros.
Vinícius se encogió de hombros.
-Bueno, está mal si sientes que lo está. Y nosotros... no estamos haciendo nada malo.
-Pero...
-Mira -Lo cortó-, yo... Estoy dispuesto a intentarlo. Y si tú también lo estás, podemos hacerlo. Mira a Rodry y a Pedri. Si hacemos como ellos, nadie tiene porqué enterarse por ahora. Pero... Quién sabe, puede que de aquí unos años las cosas sean más fáciles para nosotros -dijo en voz baja-.
Vinícius hizo una pausa y miró al suelo, pensativo. Volvía a haber silencio a su alrededor. Después de pensar muy bien lo que diría, el brasileño volvió a alzar la cabeza y a mirar al español a los ojos.
-¿T-Te gustaría intentarlo, Pablo? Conmigo.
Gavi lo miraba con los labios apretados, Vinícius desearía poder saber en qué estaba pensando. Ambos estaban a pocos metros de distancia.
Después de muchos segundos eternos para ambos mirándose a los ojos, Gavi empezó a andar hacia delante. Vinícius se mantuvo inmóvil, esperando pacientemente a que Pablo decidiera qué quería hacer.
El español, por su parte, caminaba casi a cámara lenta, teniendo así más tiempo para pensar. Su cerebro funcionaba a toda velocidad, sopesando todas las consecuencias que podría tener lo que el moreno estaba proponiéndole.
En realidad, Pablo siempre había sido un chico impulsivo. Lo contrario a esas personas que piensan muy bien las consecuencias de sus actos antes de llevarlos a cabo, justo lo que él estaba haciendo en ese momento. Por eso, decidió que continuaría comportándose como siempre, con impulsividad.
Para cuando Gavi se colocó justo delante suyo, Vinícius ya contenía la respiración. Y cuando Pablo llevó sus manos temblorosas a sus mejillas, juró que iba a empezar a hiperventilar.
Gavi le dedicó una pequeña, casi imperceptible, sonrisa antes de atraerlo hacia él y juntar sus labios en un beso lento, tierno y bonito.
Vinícius estaba... Bueno. Vinícius estaba en las nubes. Correspondió a aquel beso enseguida y llevó sus manos a la cintura del menor, acariciándola despacio.
Cuando se separaron, con la misma calma que hacía unos segundos, apoyaron la frente en la del contrario, mirándose a los ojos con cariño. Con un cariño que probablemente siempre había estado allí, pero que no habían querido ver.
-¿Eso... es un sí, verdad?
La sonrisa que le mostró Pablo esta vez fue mucho más amplia y notable que la anterior. E hizo que Vinícius sonriera también.
-Sí.
Vini volvió a besarlo, exactamente con el mismo cuidado que antes. Se separaron de nuevo y susurró:
-Vale. Perfecto.
El otro volvió a sonreírle, y mientras acariciaba su mejilla, preguntó:
-¿Por qué no habíamos hablado de esto antes?
Vinícius suspiró, pero sus sonrisa se mantuvo impasible.
-Probablemente, porque somos idiotas.
Pablo rió un poco.
-Puede que tengas razón.
Sí que tenía razón, sí. Definitivamente, eran unos idiotas. Unos idiotas enamorados.
***
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Te odio - Vinícius Jr x Gavi
Fiksi Penggemar-Te odio. -¿Ah, sí? Anoche no parecías opinar lo mismo. *** Dos jóvenes estrellas del fútbol. Rivales, destinados a odiarse. Ninguno logra entender porqué siente tantas cosas cuando el otro está cerca. *** SIN MALA INTENCIÓN HACIA NADIE. SITUACIONES...