CAPÍTULO 35: Humillación

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El cielo ya empezaba a oscurecer y el sol se ocultaba tras las montañas. Las aves volaban todas a una misma dirección buscando refugio para el frio de la noche que estaba a punto de llegar, y el viento soplaba tan fuerte que su silbido se combinaba con el sonido de las ramas de los árboles moviéndose de un lado al otro. 

Llevaba horas parado sobre aquel risco, con la mirada perdida y el cuerpo inamovible, no había rastro de lágrimas en su rostro, o tal vez las hubo y el viento se encargó de secar. Aun llevaba consigo el anillo que horas antes pretendía poner en el dedo de su amada y cada vez que recordaba los hechos, lo apretaba con tanta fuerza que dejaba marcas en la palma de su mano.

Neji Hyuga tenía el corazón roto en mil pedazos y su rostro no mostraba nada, solo era una imagen vacía, seca y fría tal cual una estatua, como un ser inanimado perdido en medio del bosque y las montañas. Su mente era confusión, caos y decepción, y a pesar de sentir tanto dolor, no podía darse el lujo de ser vulnerable aun estando solo, y solo trataba de ser el hombre frio que creía debía de ser.

Cada cierto tiempo, miraba el abismo que tenía en frente y se sentía atraído hacia el como si este le invitara a lanzarse, sentía una fuerza extraña, como si su cuerpo actuara por cuenta propia, su mente estaba nublada y sus pensamientos confusos, y el precipicio frente a él se sentía más cerca. 

El viento le ayudo a retroceder y le hizo reaccionar, y de repente la imagen de Tenten llegó a su cabeza. ¿Como era posible que le rechazara ante todo el mundo? ¿Acaso el amor que él le había demostrado no era suficiente para ella?


*****


Tenten miraba su imagen demacrada en el espejo de uno de los baños del hospital. Tenía el rostro pálido y los ojos hinchados por haber llorado, y el kimono rosa que lució horas antes en la ceremonia del compromiso, estaba ajado y con algunas manchas de polvo que trataba de quitar con sus manos húmedas. Acomodó bien las peinetas de su cabello y lavó su rostro para al fin partir a la villa de los Hyuga.

La conversación que tuvo con Temari minutos antes, le hizo llenarse de valor para buscar a Neji y contarle la verdad, estaba decidida a ir por él y decirle que lo amaba, que jamás tuvo la intención de huir y que hubo otras razones por la cual actuó así, quería hacerle entender que estaba dispuesta a enfrentar cualquier obstáculo para estar a su lado y que lo que más deseaba en la vida era ser su esposa. 

Llegó a la entrada de la villa del clan más ancestral de Konoha, todo parecía muy tranquilo a pesar de lo que sucedió horas antes, lo que le permitió avanzar sin dificultades ayudándose de la oscuridad de la noche para poder pasar desapercibida. 

Se sentía nerviosa, ansiosa y con mucho temor pensando lo peor, creyendo que Neji no querría escucharle y que le rechazaría sin darle oportunidad si quiera de contarle todo lo sucedido. De todas formas si lo hacía no lo iba a culpar, él tenía todo el derecho de odiarle después de lo que hizo. 

Sus pasos se volvían más lentos cada vez que se acercaba más a la casa de la familia principal, aquella donde Neji vivía con sus primas y su tío, y de donde horas antes escapó en medio de un alboroto que ella misma provocó. Tomó aire y siguió avanzando, se llenó de valor y dio un par de pasos más cuando de repente sintió que alguien jalaba de la manga de su vestido.

—¿Qué haces aquí, Tenten? —una voz suave le habló en un susurro evitando que alguien más lograra escucharle. La castaña reaccionó con un sobresalto y volteó de inmediato reconociendo a la menor de las primas de Neji quien parecía preocupada por encontrarla ahí.

—Hanabi... yo... quiero hablar con Neji —le contestó completamente nerviosa, en medio de palabras entrecortadas y con las mejillas ardiendo.

—Es mal momento —Hanabi miró hacia dentro de casa y luego jaló a la castaña hacia un lado como tratando de esconderla de alguien—. Además, él no está aquí.

Sin Darme Cuenta (NEJIxTENTEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora