CAPÍTULO 14: Engaño

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Los párpados le pesaban, los brazos y piernas los sentía entumecidos, su cabeza aun dolía y las fuerzas no volvían a su cuerpo. Por más esfuerzo que hiciera no podía abrir los ojos ni mover ni un solo músculo. Entre la delgada línea que había entre sus parpados apenas veía imágenes borrosas, casi sin forma las cuales le costaba reconocer. 

Sintió a alguien acercarse a él llevando un pañuelo a su cara, empezó a palpar cada espacio del rostro del Hyuga con suma delicadeza, secando el sudor frio que expiraba su piel. Acarició los cabellos largos del muchacho acomodándolos para que no luzcan desaliñados y se acercó a su rostro susurrándole dulcemente - Mejorarás pronto.

Los ojos somnolientos del Hyuga aun no le dejaban visibilizar nada, incluso su cordura parecía inestable, lo único que se permitió pensar en ese momento fue que aquella mujer que lo cuidaba era su amada compañera de equipo.

-Tenten...- dijo para sus adentros y volvió a caer dormido.

Cuando su cuerpo empezó a sentir alivio y a tener un poco más de fuerza, despertó medio adormecido en su habitación. No supo cómo llegó ahí, ni recordaba con exactitud lo que le llevo a aquella situación, optó por sentarse a duras penas cuando escuchó abrirse la puerta.

- Neji-kun...

Hinata se avecinó inmediatamente hasta el joven Hyuga. - Espera... yo te ayudo

- Hi...Hinata-sama- dijo a duras penas.

- Gracias a los cielos que ya despertaste

- ¿Que sucedió?

Hinata quedó en silencio. La culpa y la vergüenza le embargaba, no encontraba las palabras adecuadas para explicarle los hechos.

- Neji-kun, lo siento mucho- la ojiperla bajo la mirada al piso.

La puerta volvió a abrirse, está vez era una figura desconocida, una persona que jamás en su vida había visto.

- Hinata, ya es hora de asear a Neji-kun

Los ojos del muchacho se pusieron alertas, como si de algún enemigo se tratara. La examinó unos segundos, era una mujer joven de tez muy blanca, de delgada figura y porte elegante. Definitivamente esa mujer no era de la servidumbre. Ya empezaba a imaginar de quien se trataba.

La joven dejó vislumbrar su asombro y alegría cuando lo vio despierto, un poco débil aún, pero despierto al fin. En su rostro empezaba a dibujarse una pequeña sonrisa mostrando así su felicidad al ver al joven Hyuga con mejor salud.

- Neji-kun ella es Aiko, la hija del Señor Feudal

Neji ignoró a su prima. Tenía la mirada perdida en algún punto de la habitación y solamente fingió no escuchar.

- ¿Cuánto tiempo llevo aquí? - solo atinó a decir después de unos segundos.

- Tres días... llevas tres días inconsciente- respondió por instinto la joven noble, con los nervios a flor de piel, sabiendo muy bien que aquella pregunta no iba dirigida a ella. Neji la fulminó con la mirada, intimidándole con esos profundos ojos perla.

Luego reflexionó unos segundos y su mente empezó a esclarecer; recordó cada detalle que lo llevó a esa situación y maldijo su destino. Había pasado tres días postrado en esa cama a causa del maldito sello de su clan, aquella condena abominable de la que su padre también había sido víctima. Su semblante cambió, lo único que quería era estar al lado de Tenten y consolar su corazón en los brazos de la mujer que amaba. Pasaron tres días en los que no sabía nada de la castaña y lo más seguro era que tampoco ella tenía noticias de él. Ahora lo único que quería es ir a buscarla e idear la manera de escapar de la terrible condena que le habían impuesto, tenía que encontrar la forma de ser feliz con la persona a la cual le había entregado todo su amor; sin importar nada ni nadie, ya nada era más importante que Tenten.

Sin Darme Cuenta (NEJIxTENTEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora