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Había salido al rededor de las nueve de la noche de la cafetería, la hora de cierre era a las siete pero al dueño del lugar se le ocurrió hacer una parrillada y que los empleados pudiéramos convivir entre nosotros.
El señor Min me había abrazado como forma de despedida cuando la cena se terminó, y al alejarse me miró cómplice.
¿Había algo malo en él?
Por último el viejo le había dado un poco de lo que sobro, carne asada de una muy buena calidad y que el Alfa probaba ocasionalmente y muy difícilmente. Aunque se había negado varias veces termino aceptando sin más remedio.
Ahora caminaba por las tranquilas calles con el estómago lleno y feliz, eran cerca de las diez de la noche, se imaginaba al beta enojado por llegar más tarde de lo normal, rió.
Al llegar, para su sorpresa la puerta aún se encontraba abierta, vaya, parece ser que tuvo un poco de compasión.
Los focos estaban apagados y todo se encontraba en oscuridad, dejo la carne en el refrigerador y tuvo que llegar a tientas a su habitación.
Antes de que pudiera abrir y pasar a ella tropezó con algo, miró hacia abajo y pudo ver una bolsa, la tomó y la abrió encontrandose con su ropa perfectamente doblada y oliendo a detergente, por simple curiosidad volteo a él fondo del pasillo hacia la habitación de Hoseok, dejo la bolsa de nuevo en el suelo y camino.
Estaba ciego o definitivamente podía ver un hilo de luz proviniendo de ahí, ese cuarto que estaba prohibido.
Tragó saliva y se encaminó a la puerta tratando de no hacer un ruido y que su vida dependiera de ello.
Y algo lo detuvo en secó, a medio pasillo.
Un olor.
Un olor que hizo su nariz arrugarse de lo empalagoso y cursi que era. Su estómago se revolvió y su pecho se calentó.
Siguió su camino y llegó a la dichosa puerta. El simple hecho de estar allí le ponía la piel de gallina.
La verdad es que no podía ver nada por la pequeña rendija de la puerta, solo podía ver lo que parecía ser la sabana de la cama regada por el suelo. El olor no se iba y no entendía que mierda era, y no iba a descubrirlo.
Suspiró y se enderezó con la intención de volver a su habitación.
Dió un paso atrás y pudo escuchar un quejido, abrió los ojos exageradamente. ¿Hoseok lo había descubierto? ¿Y ahora saldría a cortarle las bolas? Luna.Y escucho otro quejido, y otro y otro.
Quejidos silenciosos, como si la intención fuera que nadie más los escuchara.
Bien dicen que la curiosidad mató al gato.
Frunció el ceño y tomo el pomo de la puerta, empujó levemente tratando de no hacer rechinar la puerta y fue cuando pudo sentirlo.
Una ola de olor lo acecho apenas y abrió la puerta.
El aroma del chocolate y la canela inundó sus fosas nasales.
El pelirrojo estaba en su cama removiendose sobre ella, sobre miles de prendas de ropa, sobre un nido, un puto nido.
Yoongi no podía creerlo.
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Un omega reservado⁰² [yoonseok]
FanfictionDespués de que la vida le jugara una mala pasada y por no decir que fue un Alfa, el reservado Jung Hoseok quien tiene un carácter difícil decide esconder su aroma de todos las personas que residían en su hogar dónde se dedica a rentar habitaciones...