Un omega reservado⁰² [yoonseok]

Dieciséis: Omega

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¿Hoseok habia dormido bien? Si, claro que si, podía afirmar el pelirrojo, cayó completamente rendido después de solo una ronda, que patético. Había despertado con una gran sonrisa en su rostro, se sentía mejor, mucho mejor, la calentura se había terminado por fin, no sentía más dolor de cabeza y su cuerpo parecía estar en la temperatura correcta, parecía que podía seguir con su vida normal, bueno, hasta el siguiente mes.

Estiro su cuerpo en la cama, sintiéndose completamente recuperado, había un gran alivio en su corazón después de tanto alboroto.

El reloj a su lado marcaban las 12:37 am, seguramente Jungkook ya se había ido al igual que los demás alfas, a excepción de uno.

Suspiró recordando la noche, se convirtió en un total pervertido, luna. Quiso creer que fue su lobo, el era el que estaba necesitado, no el.

Debía bajar, estaba llegando tarde a sus obligaciones.

Pegó un estiron de nuevo y se levantó de la cama dispuesto a bajar, se había puesto una camiseta nueva y llevaba los mismos shorts deportivos de ayer.

Cerró su habitación con seguro y bajo apresurado.

La cocina estaba sola, se sintió un poco mal por no haberle dado el desayuno como siempre a Jungkook.
Siguió hasta prender la cocina con la intención de cocinar la comida de hoy, pero los pasos de alguien bajando por las escaleras lo detuvieron.

El hombre que estaba en sus pensamientos últimamente.

Volteó lentamente mirando al peliblanco, quien llevaba ese uniforme donde trabajaba, llego hasta la nevera, ni siquiera se molesto en mirarlo, sacó una botella de agua y bebió de ella sin cerrar la puertilla.

— ¿Te has recuperado ya? — dijo.

Hoseok se paralizó, no creyó que diría algo.

—¿Eh?

Que tonto que era.

— Está bien, no me lo digas, solo quería saber si estabas mejor... — cerró la botella y la devolvió a su lugar, hizo amago de irse.

— ¡Lo estoy! Me siento mejor...

¿Qué cosas decía? El no le debía explicaciones a nadie, mucho menos a un Alfa como el.

— Mmm. — murmuró asintiendo. — Espero que mis regalos sirvieran de algo. — susurró con algo de diversión.

Y Hoseok recordó quien era Yoongi.

— Idiota. — dijo, fuerte y claro.

Yoongi rió, dejo ver sus encias, Hoseok lo vió.

Que idiota.

— Yo-... — Hoseok quería devolverle un insulto qué le calara y que lograra quitar esa sonrisita altanera qué odiaba ver en el pálido, sin embargo nada salió de su boca.

— Apestas Hoseok, ¿y a que crees que hueles, eh? — Yoongi se había acercado a él en cuestión de segundos. —

Las mejillas del más alto se tornaron de un color rojizo, casi como su cabello, Yoongi lo noto y rió entre sus adentros.