Francis
Han pasado dos malditos años desde que Susan se mudó a Nueva York y nunca volvió, nunca llamó y ni siquiera envió un maldito mensaje. Han sido los peores dos años de mi vida, dos años en los que lloro en bares por la maldita que rompió mi corazón, dos años en los que soy un desastre. ¿Cuándo dejará de doler?
¿Qué hice mal para merecer esto? ¿Cuál fue mi maldito error? Esas han sido mis preguntas durante estos 2 años, esas han sido mis dudas durante estos dos años, ese ha sido mi tormento durante estos dos años. Susan me rompió de la peor manera, me quebró en mil pedazos como si fuera nada, y lo peor de todo es que la amaba.
Dos malditos años y no he podido odiarla, porque aún la amo. He estado buscándola en tantas mujeres pero ninguna es como ella, y termino aquí en este maldito bar donde ahogo mis penas, donde siento que me muero, donde no puedo con el hecho de que jugaron así conmigo.
Estaba entre mis lloriqueos y bebida cuando se me acerca una mujer. Estaba tan alcoholizado que ni siquiera sabía quién era. Últimamente mi vida era así, me emborrachaba, alguien se me acercaba, me la llevaba a la cama y así sucesivamente.
—¿Quieres salir de aquí?
—¿Me harás olvidar?
—Haré que olvides todo lo que quieras, Francis.
Esa desconocida sabía mi nombre, salimos de ahí al área VIP y la besé, la besé desesperadamente, la tomé del cuello y la tiré hacía la cama ella ya estaba desnuda así que mejor para mi, quité mi pantalón y busqué un preservativo.
—Tranquilo ocupo anticonceptivos
Entonces entré en ella, la gentileza solo la conoció Susan, el Sexo suave,delicado, solo lo supo ella, con las demás solo las follo hasta satisfacernos y luego termino todo, así fue con esta al terminar me levanté y coloqué mi ropa pero al ver su rostro supe quien era.
—wow no sabía que eras tan increíble, no entiendo por que la mojigata de Susan te dejó
—Cállate Elizabeth
—no mereces sufrir tanto por alguien que no vale la pena
—no pedí tu opinión adiós
Me fuí de ese lugar y salí hacía mi casa, si la maldita casa que había comprado para vivir con Susan una vez que estemos casados, me acosté en la cama y me quedé profundamente dormido.
Mi vida ha sido así de lamentable por estos dos años, dejé la universidad y mis ahorros los gastaba en alcohol y drogas aunque estas no las consumo mucho. Mi patética vida daba asco mientras Susan Tremblay se daba la buena vida.
Mi patética vida no podía empeorar más hasta el día que llegó ese maldito mensaje.
—Francis, soy Elizabeth. Estoy embarazada, necesito verte.
La vida me odiaba y ese era un gran hecho. ¿Qué hice para merecer algo así? Fui muy bueno en esta vida y este es mi maldito castigo. Me junté con ella en un parque, tenía una resaca para morirse, quería morirme y este asunto solo lo empeoraba.
—¿Qué haremos, Francis?
—¿Qué quieres hacer?
—Es decisión de ambos.
—Yo estaba ebrio cuando lo hicimos pero tengo el breve recuerdo de que dijiste que te cuidabas.
—Bueno, sobre eso...
—Maldita seas, Elizabeth.
—Vamos a tener que casarnos.
—Estás idiota.
—Sí, Francis, nos vamos a casar porque tú me embarazaste. ¿O quieres que todo el pueblo sepa que te aprovechaste de mí?
—No me jodas, Elizabeth.
—Yo que tú, te casas conmigo o si no todos sabrán el hombre que eres.
Y así fue, bajo chantajes, me casé con ella cuando tenía 6 meses de embarazo, así lo quiso ella. Meses después nació nuestra hija, una pequeña pelinegra con unos hermosos ojos azules. No amaba a Elizabeth, nunca la iba a amar, pero la luz de mi vida era Clarissa, mi pequeño amor. Si soy honesto, si ella no hubiese aparecido, estaría muerto, no por suicidio, no soy idiota, pero sí porque estando ebrio me pudo haber pasado muchas cosas.
Mi vida fue una mierda luego de que Susan rompió mi corazón, nada quedó de él, solo frialdad. La única mujer que puede cambiar esa frialdad es mi niña, mi hermosa Clarissa, la niña de mis ojos.
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¿Y si me hubiese quedado contigo? [+18]
RomanceSusan Tremblay es una chica llena de sueños. Su mayor sueño en la vida es estudiar moda para tener su propio taller, pero su suerte no es muy buena, que digamos. Sus padres murieron cuando ella tenía 16 años. Desde entonces, ha tenido que aprender a...