Luego de la junta, me quedé deambulando por las calles hasta llegar a aquella cafetería que marcó el inicio de mi historia con Francis. Al entrar, estaba sonando de fondo "Zombie". Al mirar a mi alrededor, todo había cambiado; ya no era la misma cafetería de hace años.
Me quedé ahí, sumergida en los recuerdos de aquellos días en los que bailábamos y cantábamos como si no hubiera un mañana. Arruiné todo eso, arruiné a Francis, arruiné nuestro futuro, arruiné tantas cosas, pero no me arrepiento del todo. Tuve lo que tuve y eso, por lo menos, vale algo y no fue en vano.
Luego pasé por mi casa y entré en ella. La casa estaba hecha un desastre, había vidrios rotos, botellas de alcohol derramadas por el suelo. Entonces, ahí me derrumbé. Esa casa llena de recuerdos, esa casa que fue mi hogar, esa casa en la que tuve una vida.
Al entrar a la habitación, mi sortija estaba tirada en el suelo. Al ver la habitación, me acosté en mi cama y lloré. Lloré por estos 8 años, lloré por todo lo que me faltaba llorar, lloré porque Francis era infeliz. ¿Cómo es posible que pude arruinar así a una persona tan hermosa?
Los años pasaron y formé mi taller. Susan Fashion estaba causando furor, mi ropa cada vez estaba mejor. Muy pronto tendría que viajar a Milán para una gala, lo cual me emocionaba mucho. A veces veo a Francis, pero siempre me evita, no me mira, no me habla. Soy invisible para él.
Era sábado por la noche y fui a un bar. No quería llegar a mi hogar, así que caminé hacia allá. Pedí un gin tonic y alguien se sentó a mi lado.
—Nos volvemos a encontrar, Susan.
—Francis.
—Ya han pasado cuatro años desde que volviste al pueblo y al fin me he dignado a hablarte.
—¿Eso es bueno o malo?
—¿Qué sé yo? Estoy ebrio.
—Qué bueno que lo estés, así puedo saber algo de ti.
—Te odio con mi alma.
—Lo sé.
—Rompiste mi corazón.
—Lo sé.
—Aún te sigo amando.
—Mentiría si te dijera que yo no, porque yo también te sigo amando.
—Entonces, ¿por qué no me diste el maldito beneficio de la duda?
—Porque no estaba pensando con claridad.
—Me dejaste como si no fuera nada.
—Lo sé —dije con voz llorosa.
—Me dejaste como si no te importase.
—Francis, lo sé, y me arrepiento por lo que te hice, pero ya está, ya pasó, ya no puedo cambiar el pasado.
—Sí, el pasado no se puede cambiar.
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¿Y si me hubiese quedado contigo? [+18]
RomansaSusan Tremblay es una chica llena de sueños. Su mayor sueño en la vida es estudiar moda para tener su propio taller, pero su suerte no es muy buena, que digamos. Sus padres murieron cuando ella tenía 16 años. Desde entonces, ha tenido que aprender a...