CAPITULO 2 El club

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-Hola, Lola--me saludó Angie con una Sonrisa.

-Hola, Angiele di un beso en la mejilla y me apresuré a sacarme la chaqueta-. Hugo...

-No te preocupes, le dije que estabas en el baño por una infección en el estómago -respondió y comenzó a acomodarse sus pechos dentro de un brasier rojo de lentejuelas. Le quedaba espectacular, porque Angie tenía una gran cabellera rubia y hacía un muy buen contraste con su tono.

-Muchas gracias, no sabes cuanto...

-No te gastes, nena, ya sabes, me debes una -dijo y me guiñó un ojo.

-Esta y diez más respondí con una sonrisa y me senté en mi tocador para comenzar a prepararme.

Saqué mis tacones de la bolsa de tela que usaba para cuidarlos, eran mi par favorito.Aún recordaba todas las horas que Angie invirtió para que aprendiera a utilizarlos y pudiera bailar co ellos, eran altísimos y cuando los usaba me sentia muy guapa.

Estaba sacando mi brasier azul cuando Hugo entró en el vestidor.

Las chicas que ya se estaban vistiendo se apresuraron a cubrirse aunque Hugo tuviera la vista clavada en una presa y esa era yo.

-Lola, ¿Cómo está tu estómago?-preguntó y se acercó a mi espejo. El olor a tabaco me llegó y sentí náuseas.

Hice como que limpiaba mis tacones para no mirarlo a los ojos, aún así me di cuenta de que hoy se había puesto una camisa roja que dejaba al descubierto el vello de su pecho, también noté que llevaba su mejor traje, lo sabía porque solo lo usaba en ocasiones especiales.

Hoy debía ser una de ellas.

-Bien, ya estoy bien-respondí y como no pude seguir sacándole brillo a mis tacones, tomé mi peine y lo pasé por las puntas.

-Que bueno, porque hoy te toca el sector vip- agregó Hugo, su voz era gangosa

Asentí.

-Gracias, Hugo.

-Ya vez lo generoso que puedo llegar a ser el tono en el que lo dijo, hizo que se me pusiera la piel de gallina, no creía que pudiera sentirme más incómoda-. ¿Cómo está tu abuela?

-Mejor, gracias a los medicamentos que le compraste respondí y quise golpearme por el temblor en mi voz.

-Son empresarios muy importantes--todos mis músculos se tensaron cuando Hugo pasó sus dedos por un mechón de mi pelo. -Encántalos para que quieran volver, solo así ganarás el dinero suficiente para ayudar a pagar tu deuda.

Volví a asentir.

Hugo metió su mano en mi bolsa y tomó la mini falda azul que usaría hoy.

-Ponte el conjunto negro, con el te ves irresistible -dijo y se alejó de mí.

Pasé el peine por lo menos unas diez veces al mechón que había tocado, como si de alguna forma pudiera borrar la sensación de sus dedos sobre mí.

-¿El sector vip?-preguntó Angie con una sonrisa, aunque no puso ocultar el ligero tono de celos en su voz- Joder tía, tienes suerte, a mi me tocó la mesa de un abogado o algo así, al parecer es una despedida de soltero.

-Apuesto a que se replanteará lo de la boda cuando te vea--dije con una sonrisa para animarla.

No me gustaba quitarle el trabajo a Angie, ella me había ayudado cuando yo no tenía nada y estaba desesperada.

Pero la realidad era que no podía darme el lujo de negarme, mi abuela era lo único que yo tenía en la vida.

-No lo creo, a los clientes de ahora les gustan las mujeres jóvenes como tú- neguécon la cabeza mientras me quitaba mi camiseta de tirantes y me ponía el brasier negro, tuve que acomodarme las tiras del centro para que resaltaran más mis pechos - Yo soy una señora de treinta cinco años que baila porque es lo único que sabe hacer.

ALIADOS AL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora