CAPITULO 23 Horacio Belmar.

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MARATON 2/3

GABRIEL:

-¡La puta policía!- gritó Joaquín a través del teléfono-. ¡Te metiste en un lío con la maldita policía!-parecía estara punto de desmayarse- ¡Ahora hay un hombre en el hospital y no es cualquier hombre, maldita sea! ¡Todos los medios se enteraron! ¡Prende el puto televisor y lo único que sale es tu nombre y el de Sofia y el club de striptease!

-No podía dejarla sola -fue lo único que pude responder y me giré un poco para ver a Sofi. Aún estaba sentada en el asiento del copiloto, pero no me miraba.

Yo me había bajado para poder contestar a la llamada de Joaquín, sabía que me iba a gritar, sabía que iba a enloquecer y no quería que ella se sintiera mal, después de todo, no tenía la culpa de nada.

Joaquín soltó un quejido de frustración. Escuché que comenzaba a contar hasta diez para calmarse.

Me sentí mal por ponerlo y ponerme en un lío, otra vez, pero es que cuando vi a ese hombre sujetando a Sofia y tratando de llevársela al callejón que estaba detrás del club, no pude controlarme.

-A lo hecho, hecho-soltó Joaquín, no se me pasó por alto el enojo de su voz y eso hizo que me sintiera aún peor, le había prometido que no le daría más problemas -. Ve a Casa y no salgas de ahí hasta que yo te diga, ¿lo has entendido?, Yo voy dentro de.. No sé, dos o tres horas para que me cuentes todo lo que ocurrió con lujo de detalle, voy a intentar controlar toda la difusión de este lio, si no es que toda Mexico se ha enterado ya, y, además, ver si puedo evitarte una demanda.

Colgó.

Me llevé una mano al cabello y no pude evitar soltar un suspiro.

Yo no sabía cómo podríamos solucionar todo esto.

Caminé hacia el auto y cuando subí, Sofia no dijo nada. No sabía muy bien que hacer, no sabía si quería ir a mi casa, yo no sabía si ella quería que la llevase a la suya, si estaba bien, si necesitaba que la revisara un médico, si necesitaba... Algo.

No lo sabía.

Y cuando estuve a punto de perder la cabeza, ella me tomó de la mano. 

No me miró, pero cuando entrelazamos nuestros dedos, fue como si un poco de todas las dudas que tenía se disiparan.


Lo que fuera, yo se lo daria.


-Vamos a mi casa-susurré, por un momento pensé que no me había escuchado, pero ella asintió.

Nos tomó media hora llegar y solo se soltó de mi para bajar, Me sentí vacío durante unos segundos, hasta que volvió y entrelazó sus dedos otra vez, lo hacía tan fuerte que se tornaron pálidos.

No había nadie en casa porque Oscar me había dicho que hoy se quedaría con Aurora.

-Tienes que dormir un poco-e dije y subimos hacia mi habitación.

Mientras preparaba todo, ella no dijo nada, simplemente se acostó en la cama y yo le apagué la luz. Bajé hacia la sala y me quedé ahí para esperar a Joaquín.

Pensé en el lío en el que me había metido.






Sofia:

Horacio Belmar.

Ni siquiera me había reconocido.

No había visto los rasgos de mi madre en mi rostro, ni los suyos...

Un escalofrío me recorrió y las náuseas se apoderaron de mí, la picazón en mi garganta y en mis ojos seguía, pero yo no podía..

Llorar.

Perdí la noción del tiempo, me sentía en un estado de trance del cual no pude salir hasta que escuché a alguien entrar y comenzar a gritar en el piso de abajo.

-¡Una demanda!- escuché la voz, un poco apagada.

Saqué todas las fuerza, incluso las que no tenía y me dirigí hacia la puerta de la habitación de Gabriel, la abrí un poco, caminé hacia los escalones y la voz de ambos me llegó claramente.

-Baja la voz-era la voz de Gabito.

-Está arriba?-dijo la otra voz.

Supuse que Gabito asintió porque el otro comenzó a murmurar unas palabras que no pude entender. Decidí bajar un poco más los escalones y entonces pude ver que era Joaquín.

-Logré evitar la demanda, por ahora, y solo porque a ninguno de los dos les conviene que se sepa la razón de porqué estaban en un club de striptease. No fue para nada fácil disuadir a su equipo, pero además de que te vas a encargar de los gastos del hospital,  piden que pagues otra remuneración.

- Ese hombre tiene mucho dinero, ¿estás seguro de que eso es lo que quiere?– preguntó Gabito, con la voz apagada.

-El dinero nunca es suficiente para ese tipo de gente-explicó Joaquín, pero necesito saber para hablar con el abogado y apelar si es necesario, ¿qué es lo que pasó exactamente?

- Yo...

- Para empezar, ¿qué demonios hacías en el club de striptease?

Gabito pareció pensarlo durante varios minutos, pero finalmente respondió:

- Sofia trabaja ahí.

-¿Como camarera?

-Como bailarina--aclaró Gabriel.

Joaquín se llevó ambas manos al cabello y pareció maldecir por lo bajo.

ALIADOS AL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora