CAPITULO 41 Te amo

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Sofia:

-¿Hola, Angie? ¿Eso es lo único que vas a decir?--preguntó y se acercó a mi para darme un abrazo. Hace semanas que desapareciste... Pensé que no te volvería a ver.

Le devolví el abrazo, pero reaccioné un poco tarde, esto me había tomado por sorpresa.

No lo esperaba.

No lo esperaba para nada.

-Hasta hace unos días que te vi en esos programas de chismes- se separó y sonrió -. Vaya beso, se ven muy bien juntos y además ya llevas su camiseta. Los medios dicen que son pareja. A él se lo ve muy enamorado.

Me había quedado sin habla.

Noté el repaso de Angie sobre mi cuerpo y no sabía por qué, pero sentí el impulso de cubrirme. Cuando volvió a hablar, supe la razón.

-Al final lo conseguiste..

Miré detrás de mí. Gabito aún no había llegado y yo tenía que deshacerme de Angie como fuera.

-Angie no..

-Cómo está tu abuela ?-preguntó sin dejarme terminar.

La herida que aún no había cerrado por completo, ardió.

-Mi... mi abuela...-ya lo había asimilado, pero decirlo en voz alta, de alguna manera, aún dolía. Ella..-me obligué a soltarlo Murió.

-¡Ay, Lola!-dijo Angie y volvió a abrazarme -. Cuánto lo siento, yo no lo sabía.

-No tenías porqué saberlo-respondí y a medida que el tiempo pasaba, comenzaba a ponerme cada vez más ansiosa-. Mira, yo tengo que irme..

-¿Sigues viviendo en el piso? A lo mejor y puedo ir a visita-te mañana, para hacerte compañía...

Mi pulso estaba acelerándose.

-Oye, ¿estás bien?-preguntó Angie y llevó una mano a mi mejilla--. Pareciera que has visto un fantasma.

-Estoy bien-respondí. Mis labios se habían secado.

-Bueno, no lo parece-dijo y me tomó de la mano-. ¿Por qué no vamos a tu casa? Podría quedarme a dormir contigo, ya sabes, como en los viejos tiempos..

En el momento en el que escuché la puerta de un auto cerrándose, me tensé.

No no no...

Por favor.

Que no sea él, que no sea él.

-¡Sofi!-era Gabito.

Angie miró detrás de mi y una gran sonrisa apareció en su rostro.

-Ahí viene tu novio.-susurró.

-Nos vemos, Angie-dije rápidamente, pero ya era demasiado tarde.

-Sofi.- dijo Gabito, que ya había llegado a nosotras. Ah, hola, tú eres la amiga de Sofi, ¿no?

-Si, esa soy yo.-contestó Angie y le extendió la mano–. No nos han presentando formalmente, soy Angie.

-Gabito -se presentó y estrechó la mano de Angie.

Yo estaba sudando frío.

-Pues eso es obvio, eres conocido casi en todo el país-respondió Angie y Gabito sonrió.

Ella nos miró a ambos.

-¿Vas a llevar a Lola a su casa?-preguntó Angie.

Gabriel frunció el ceño, claramente confundido.

-A su casa...

Y yo ya no podía más.

-Sí, va a llevarme a casa-dije e hice mi mayor esfuerzo para disimular mi nerviosismo-. Lo siento, Angie, ahora estoy un poco ocupada, quizá podamos vernos otro día-tomé la mano de Gabito y por primera vez no me tranquilicé cuando él entrelazó nuestros dedos porque Angie nos había visto.

ALIADOS AL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora