CAPITULO 13 ¡Es una mina de oro!

435 39 0
                                    

SOFIA:

Solté un bostezo mientras tomaba la leche y la ponía en el carrito.

No había dormido más de cinco horas porque necesitaba venir al super por las compras para preparar la comida, no veía la hora de llegar a casa y tomar una siesta. Terminé de pagar todo y salí de ahí, no sabía de dónde salían las fuerzas para caminar rápidamente, a pesar de que estaba cansadísima.

Mi teléfono sonó y tuve que detenerme a hacer maniobras con las bolsas para tomarlo. Ni siquiera me di cuenta de que me había detenido frente a la puerta de un auto, pero eso no evitó que la sintiera cuando ésta se abrió.

-Perdón, perdón--dijo un chico y se agachó para ayudarme a recoger lo que se me había caído-. No me di cuenta cuando abrí la puerta--era un chico.

-No te preocupes fue un accidentes- dije 

- vamos, Benja - el pobre estaba muy avergonzado-. Adiós y perdón, una vez más.

Su tercera disculpa hizo que sonriera.

-Adiós- respondí y me di la vuelta para seguir caminando.

-Es muy guapa-oí que decía el pequeño mientras se alejaban.

En ese momento mi móvil volvió a sonar.

Era Angie.

Esta vez me detuve en frente de un estudio de algo, no me había fijado muy bien y apoyé mis bolsas sobre un reposillo para que no se me volvieran a caer.

-Hola, Angie-dije al móvil.

-Lola, perdón que llame tan temprano. 

-Está bien, ¿qué paso?

-Hugo.

Solté un suspiro de frustración.

-¿Y ahora qué?

-Quiere que hagas horas extra y vayas más temprano, para que ayudes a limpiar las mesas y todo eso.

-¿Qué?-no pude evitar el tono de molestia que salió de mi, incluso algunas personas que iban por la calle se dieron la vuelta para mirarme.

-Vine porque me había olvidado de mis tacones y quera limpiarlos para usarlos hoy en la noche, Hugo me vio y me dijo que te avisara.

-Pero no me puede hacer esto!- me quejé y me llevé una mano a la cabeza, me estaba dando una migraña -. Anoche me quedé como dos horas después de mi hora de salida y te aseguro que no và a pagarme!

-Lo sé muñeca-respondió con compasión–. Iba a quedarme para que no tuvieras que volver sola, pero vi que alguien te estaba esperando y ser la tercera rueda no va conmigo.

Eso había sido lo único bueno de anoche, ver a Gabito.

-No puedo creerlo- solté, aunque odiaba a Hugo con todas mis fuerzas y quería quejarme y negarme a aparecer hasta que no fuera mi hora de entrada, tuve que resignarme.

-No te angusties tanto, muñeca-dijo Angie-. Iré contigo y te ayudaré con eso.

-Gracias, Angie. -Tienes que amarme, porque ni siquiera me gusta limpiar mi casa- Solté una risa ante su comentario.

-Te amo.

-Yo también, besos.

Y colgó.

Justo en ese momento me llegó el mensaje de Hugo avisándome que hoy tenía que llegar temprano.

Tenía tantas ganas de golpear una pared o en su defecto (y de preferencia), su cara.









GABRIEL:

ALIADOS AL TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora