¿Quién asesino al Rey? (PAUSADA)

Mentirosa

El principe Killian estaba en su sala de reuniones, con la mirada dirigida a la ventana, porte erguido y rostro neutro. Había mandado a buscar a la princesa Audrey con dos guardias para que la escoltaran a aquel lugar. Cuando llegaron allí, los guardias se retiraron y cerraron la puerta de la habitación. El principe Killian y la princesa Audrey quedaron solos, con un silencio tenue entre los dos.

—Admítelo —dijo Killian sin quitar la postura que tenía.

—¿Admitir qué? —preguntó Audrey confundida

—Solo admítelo, Audrey. —Killian se volteo para verla, mientras apoyaba sus manos en la silla de su escritorio.

—Lo lamento, príncipe Killian, pero no sé de qué me está hablando.

—¡Admítelo! —gritó mientras su rostro se formaba enojado—. ¡Admite que mataste a tu prometido, al rey, a mi padre!

—¿El rey ha muerto? —preguntó asustada.

Al ver su cara, el príncipe impulsado por la ira se dirigió hacia ella en pasos largos y amenazantes.

—Eres una mentirosa —susurró al estar frente a ella.

Audrey retrocedió hasta chocar con la puerta de la habitación. Su rostro estaba pálido, lucía confundida y asustada.

—¡Eres una mentirosa! —gritó—. ¡Guardias, tras ella!

Al dar la orden, Audrey abrió las puertas antes que los guardias y salió corriendo. Atravesó el pasillo y el gran salón. Salió del castillo en dirección al bosque detrás de él, con dos guardias reales tras ella.

—¡Princesa, deténgase!

—¡Alto, en el nombre del príncipe Killian!

Audrey no hizo caso a las voces de los guardias que estaban tras ella, solamente corría para escapar. Volteó a ver a los guardias que la seguían, y al dirigir su mirada al frente, cayó colina abajo por un tropiezo.

Los guardias se detuvieron al borde de la colina y dirigieron su mirada al fondo, pero solo vieron arbustos y árboles frondosos. Ambos se miraron. Habían llegado a la conclusión de que seguía viva, pero ninguno bajaría a buscarla. Regresaron paso a paso en dirección al castillo, a darle la noticia al príncipe.

Mientras tanto, en el fondo de la colina, una adolorida y golpeada Audrey veía como se alejaban de aquel lugar. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que no se podía quedar ahí. _Se adentró en aquel bosque paso a paso, en dirección a "no sé dónde", pero ella estaba confiada en llegar a algún lugar. Lo que no sabía era que ese camino la llevaría a su reino de origen.