¡Bienvenida Princesa Audrey!

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Tras una noche completa de caminata por el bosque, la princesa Audrey llegó a un pueblo colorido. Los aldeanos al ver a esa extraña joven con vestido sucio, pálida y cansada se acercaron para tratar de ayudarla, pero al acercarse la joven cayó al suelo.

Los otros aldeanos al ver aquella situación se acercaron y una gran cantidad de personas estaban alrededor de la princesa, tratando de saber quién era.

—¿Quién será esta hermosa jovencita? —preguntó un hombre anciano.

—¿Hermosa? Mírala, la pobrecita está pálida y golpeada —dijo una mujer preocupada.

—¿Soy yo o se parece a la princesa? —dijo un hombre algo alejado de la princesa.

—¡Sí! ¡Es nuestra princesa! —exclamó una señora que estaba al lado de ella—. ¡Rápido, llamen a los guardias reales!

—Me pregunto qué le pasó...

—¿Qué ha de pasarle?; la asaltaron —supuso una mujer que estaba viéndola desde lejos—.¿ No ven que no llegó en caballo o carruaje?

—Yo digo que abusaron de ella —conjeturó el anciano que estaba a su lado.

Al llegar los guardias reales, quitaron a todos los aldeanos y se quedaron atónitos al ver el aspecto de la princesa. Rápidamente la cargaron y la llevaron al palacio. En la entrada estaba una joven sirvienta esperando ansiosa a su señora, pero al ver su apariencia, entró al castillo a informarles al rey y a la reina de su aspecto, mientras que los guardias la llevaron a su alcoba para recostarla en su cama.

—Cristal, ¿dónde está? —preguntó la reina preocupada a la sirvienta.

—Los guardias la están llevando a su alcoba.

Cristal guio a la reina a la alcoba de la princesa, dónde estaban los guardias esperando en la puerta. Al entrar, un dolor profundo invadió a la reina al ver a su hija en ese estado.

—Mi nena...

A lo lejos se oían los pasos del rey en dirección a la alcoba.

—¿Dónde está? —preguntó enojado. Al verla sobre la cama, no cambió su rostro —. ¿Qué hace esa niña aquí?, debería estar arreglando los preparativos de su boda con el rey Joshner —dijo sin una pizca de empatía hacia su hija, pese a su apariencia.

—Rey mío, ¿no ves cómo está? Está golpeada y sucia. Algo terrible le hicieron allá—dijo la reina muy triste y preocupada.

—A mí no me importa como la trata Joshner o qué juegos jugaban. —Volteó su mirada para dirigirse a Cristal—. Cámbiale esas ropas, límpiala y sánala, y apenas despierte, quiero que te diga con sumo detalle qué paso y por qué está acá, y vayas a decírmelo de inmediato.

—Sí, rey mío.

—Vámonos Teodora —habló a la reina, antes de salir de la alcoba de la princesa.

—Cristal, escúchame con sumo cuidado —susurró la reina—; apenas despierte, dale de comer y de beber, haz que descanse, y después le preguntas qué paso, y apenas tengas la respuesta ven conmigo de inmediato, y no le digas una palabra a nadie aparte de mí.

—¡Teodora! —El grito del rey se escuchó en todo el pasillo, haciendo que la reina fuera tras él.

Cristal le pidió a los guardias que se quedaran en la puerta, y anunciaran cualquier visitante.

Cambió y curó a la princesa. Con una esponja lavó su cuerpo, la vistió, y después de un día completo, Audrey despertó.

—¿Do-dónde estoy? —habló débil.

¿Quién asesino al Rey? (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora