Killian, con una mirada cargada de lujuria, se desabrocha los botones de su camisa, hasta que esta acaba cayendo al suelo junto a mi vestido. Me fijo en que tiene un gran tatuaje en el lado izquierdo de su pecho, es como una especie de reloj que en vez de apuntar hacia horas, apunta hacia fechas. Deslizo mis dedos alrededor de la tinta, quiero preguntar qué significa pero cuando veo que desabrocha el botón de su pantalón, los nervios comienzan a crecer en mí. Él me besa, nos besamos de una forma más lenta y no tan desesperada como cuando entramos, como si supiésemos que ya nos tenemos, que solo somos él y yo en estos momentos.
No sé qué voy a hacer exactamente, solo sé que no tengo experiencia en el sexo y eso hace que una montaña de preguntas e inseguridades exploten en mi cabeza. La inseguridad que siento hace que lo suelte todo de golpe.
-Killian, yo no sé qué hacer. Seguramente prefieras estar ahora mismo con otra persona que tenga más experiencia. De verdad, prefiero que me seas sincero y así nos ahorraremos todo esto.- suelto sin pensar mucho lo que le he dicho. Lo que me coge desprevenida es que me tumba sobre la cama y me agarra las dos manos con uno de sus brazos.
-No sé quién te ha hecho creer esas cosas. No quiero estar con otra persona, estoy justo con la persona que quiero estar. Me pones mucho, Nicole, mucho más que cualquiera con la que haya estado.- acto seguido me besa el cuello haciéndome jadear. Me gusta demasiado cómo se siente y voy notando como hace que me moje un poco. -Y lo de tu experiencia, tiene solución ¿no crees? Yo puedo enseñarte todo lo que quieras.- Sus besos continúan bajando por mi clavícula y se detienen cuando él se encuentra a la altura de mis pechos.
-Podemos llegar hasta donde tú quieras. Si hay algo que no quieras hacer o si necesitas que pare, pararé ¿vale?- La verdad, no me imagino haciendo estas cosas con otra persona. Me siento cómoda y quiero esto, claro que lo quiero. No quiero parar, él consigue hacer que todas mis inseguridades se esfumen. Me da una nalgada que me hace jadear.
-Necesito saber que lo has entendido- con una mano rodea mi cuello ejerciendo una leve presión mientras me mira directamente a los ojos.
-Ssí... en..entiendo- no quiero que se detenga, no ahora, él me está haciendo sentir todo esto. Le acaricio la nuca y lo atraigo hacia mí, pero en vez de besarme, muerde mi labio y con esa mirada intensa de deseo, vuelve a mis pechos.
Él me agarra un pezón entre sus dientes y lo chupa de forma muy sensual. A mí se me escapa un gemido de placer y, como si acatara mis súplicas, procede a hacer lo mismo con el otro. Yo lo agarro del pelo involuntariamente.
-Joder.- Es lo único que parece poder pronunciar mis labios.
Lo que estoy sintiendo es una mezcla de dolor y placer que me gusta demasiado. Sus besos descienden por mi barriga y se detiene en el borde de mi tanga. Con la yema de sus dedos, comienza a acariciar toda la superficie de este dónde mis nervios vuelven a incrementarse. Él, parece darse cuenta, ya que me besa intensamente acallando mis jadeos y con ello, llevándose todos mis pensamientos. Así que yo decido hacer lo mismo, empiezo a acariciar su zona íntima por encima de la tela de sus pantalones que aún lleva puestos. Mis manos son delicadas y temblorosas, pero aun así no me detengo. Sus caricias se van volviendo cada vez más bruscas y decididas. Él, aparta mi mano de su pantalón y se coloca sobre mí. Aparta con cuidado mi tanga y me abre las piernas sin delicadeza ninguna. Yo me reincorporo como puedo sobre la cama con mis codos apoyados en ella y él va repartiendo besos por todo el interior de mis muslos. Instintivamente, mi cuerpo de levanta ansiando algo que no llega.
-Estás muy mojada.- me dice con picardía. Joder como carajo alguien se puede ver tan bien en todo tipo de situaciones.
-Bésame- Sueno desesperada, como si suplicara, pero en estos momentos me importa bien poco, porque es lo único que deseo, que me bese en todas y cada una de las partes que tengo en mi cuerpo.
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UN NUEVO COMIENZO
Teen FictionA veces tener una vida llena de privilegios, no es con lo que todos soñamos. Nicole Rivas es la hija de unos empresarios adinerados, vive en Barcelona y a sus 19 años de edad ha tenido todo tipo de privilegios, todos salvo uno que no se puede comp...