Un rayo de luz me daba directamente en los ojos, moví el cuerpo para incorporarme, joder, me había quedado dormida en el sofá y me dolía un poco el cuello. Sin duda alguna tenía que cambiar ese sofá de la muerte. Miré mi móvil, eran las nueve de la mañana por lo que cogí el número que tenía apuntado de Harris enterprises y llamé para intentar coger una cita. El chico que me atendió por teléfono era muy simpático y me hizo un hueco para que me pasara sobre las doce y media. Me dijo que el señor que se encargaba del programa y de este tipo de becas era el hijo del dueño, Killian Harris. Me imaginé por un momento a un chico joven y no pude evitar pensar que seguramente, si hubiese seguido con mis padres, hubiera acabado trabajando en la empresa de estos.
Fui directa a la ducha, me maquillé un poco pero no demasiado ya que quería dar una imagen natural de mí misma y me puse a desayunar unos huevos revueltos con un café frio de vainilla de los que compré en el supermercado que había a dos minutos de mi casa. Me puse unas medias de cristal negras y mis botas negras altas que me llegaban casi a las rodillas. Elegí una falda gris corta y un jersey blanco con una blazer negra encima de este. Esta vez me hice un moño dejando a la vista unos mechones de pelo, cogí mi bolso y salí del bloque con una extraña sensación en el pecho.
Tardé casi una hora en autobús en llegar al edificio de Harris enterprises. El camino se me había hecho un poco largo pero al fin y al cabo ya estaba aquí. Era un edificio altísimo, rodeado de ventanas y paredes celestes. Imponía mucho a la vista. Cuando entro, me recibe la recepcionista que me dice que tengo que subir a la planta 52 donde me recibirá uno de los secretarios del supuesto hijo del jefe de toda esta empresa y el que ha tenido la maravillosa idea de crear ese programa. Efectivamente, el chico que me recibe, es el chico con el que hablé por teléfono y el cual me indica que espere en una sala en la que hay nueve personas más.
Aquí la gente va tan arreglada que me siento un poco fuera de lugar. Me siento guapa y voy vestida a la moda pero no sé si tendría que haber optado por una vestimenta más formal.
Poco a poco la sala se va vaciando, ya que van llamando a los candidatos uno por uno, hasta que al fin, el secretario de la persona que me va a cambiar la vida si tengo suerte pronuncia mi nombre -Nicole Rivas, es tu turno.- dice con una sonrisa a la cual yo correspondo.
Me dirijo a la gran puerta de madera y justo cuando entro me apoyo en ella cerrándola con mi propio peso. La sonrisa que llevaba desaparece de mi cara.
-Joder, no puede ser-. Susurro con frustración. Esto no me puede estar pasando a mí, el idiota con el que había chocado dos veces, es Killian Harris, el hijo del dueño, joder y ahora ¿qué se supone que voy a decir?
Él, como si hubiera podido leer mi mente o sentirme, levanta la cabeza de su portátil y dirige su vista de lleno a mí, inmediatamente una sonrisa cargada de superioridad se plasma en su rostro. Dejar de existir se convierte en una opción en estos momentos.
-Vaya, al parecer mi mañana va a acabar siendo más interesante de lo que parecía,- dice mientras se levanta de su enorme silla. -¿te vas a quedar apoyada en la puerta o prefieres tomar asiento?- de todas las personas que hay en el mundo por qué tenía que ser él, joder. Demasiado bien me estaban yendo las cosas como para ser verdad. Niego con la cabeza y me dirijo a uno de los sillones que me señala con la mano y que quedan justo frente a él.
-Bueno, Nicole Rivas- dice de una forma que hace que me tense y me comience a entrar mucho calor por el cuerpo -¿qué te trae por aquí?- ¿me está vacilando?, porque si es así yo sé jugar mejor que él a este juego.
-Vengo por el curso de cocina.- suelto irónicamente mirándolo directo a los ojos.
-Mmm... aquí no se imparten cursos de cocina todavía, pero si eso es lo que buscas, puedo pasarte unos contactos que seguro te pueden ayudar más que yo.- Pero será capullo.
ESTÁS LEYENDO
UN NUEVO COMIENZO
Fiksi RemajaA veces tener una vida llena de privilegios, no es con lo que todos soñamos. Nicole Rivas es la hija de unos empresarios adinerados, vive en Barcelona y a sus 19 años de edad ha tenido todo tipo de privilegios, todos salvo uno que no se puede comp...