Veinte minutos más tarde sigo dando vueltas por el supermercado. No soy la mejor cocinera del mundo, pero ya que a las chicas se les ha metido en la cabeza hacer una cena de año nuevo como dios manda, no me queda de otra que improvisar algo. He estado como dos horas buscando recetas de todo tipo en internet, te sorprendería saber la de platos que te puedes encontrar ahí... lo peor de todo es que estoy en el supermercado sin una receta clara en mi cabeza. Lo fácil para mí sería no ir a ningún sitio, quedarme en casa con una botella de vino y algo de la sección de precocinados del super, con mi mantita y alguna película hasta quedarme dormida... ya había pensado hasta en inventarme alguna excusa, decir que estoy mala, que he pillado un resfriado... pero sé que nadie se lo tragaría y que Antonella echaría mi puerta abajo en menos de dos minutos.
Suspiro bajito y apoyo la cabeza en el carro, apenas consigo dormir bien por las noches y estar aquí sin saber qué estoy haciendo aquí me desespera y eso que yo siempre soy muy paciente.
-¿Nicole?- frunzo las cejas ante esa voz que se me hace tan familiar. Levanto la vista un poco resignada, no me apetece mucho tener que saludar a nadie y menos que me vean con la cara hinchada y los ojos rojos, a lo mejor creerán que me drogo. Para mi sorpresa, me hace ilusión ver a la persona parada frente a mí.
-¿Liam? Madre mía, hola, hace mucho tiempo que no te veo. - me acerco a abrazarlo y noto como se le ruborizan las mejillas, a veces olvido lo tímido que es.
-Me alegro de verte, ¿Cómo estás? - en ese mismo instante me pregunté si Liam sabría algo sobre mi ruptura con Kill... con él.
-Muy bien, buscando alguna cosa para hacer esta noche. ¿Y Carol? Hace también mucho que no la veo.
-Genial, esta noche vamos a cenar todos así que...- dejé de prestar atención a sus palabras cuando una voz profunda y grave, una voz que yo conocía muy bien, se me pusieron los pelos de punta, un escalofrío me recorrió la piel, la cabeza me daba vueltas y entonces me acobardé.
-Liam, por favor, tú no me has visto ¿vale?- Liam no sabía a qué me estaba refiriendo. -Por favor.- y corrí todo lo que pude hasta una de las estanterías traseras del pasillo, desde dónde podía verlo.
-No encuentro el jodido pollo- A él nunca le gustó ir de compras al supermercado, le parecía aburrido, aunque cuando íbamos juntos siempre conseguía sacarle sonrisas.
-Oh, creo que en este supermercado no hay el que estaba buscando. - Liam parecía nervioso pero trataba de acaparar toda su atención, trataba de ayudarme, de distraerlo. -Para tu información vamos a tener que visitar otro supermercado. - dijo entre risas. Desde mi posición pude ver sus cejas fruncidas, sus ojos entrecerrados y lo exasperado que estaba. En otro momento le habría pasado mis dedos entre sus cejas para que dejara de fruncirlas, le habría dado un beso para calmar su malhumor, en otro momento... hubiésemos estado aquí juntos.
Liam avanzaba en dirección a la salida, sin embargo, él se quedó un rato parado en el mismo sitio, levantó una ceja y miró en mi dirección, gracias a dios, no podía verme ¿no?. Vi como se pasaba una mano por el pelo, el cual llevaba más desordenado de lo normal, lo vi negar con la cabeza y después dar la vuelta para seguir a su sobrino.
En cuanto llegué a casa, cerré la puerta y me deslicé por esta hasta quedar sentada en el suelo. Las lágrimas se empiezan a agolpar en mis ojos... hacía semanas que no lo veía, creía que lo estaba superando, aunque fuera un poco solo... pero hoy me he dado cuenta de que no. Estaba muy guapo, más guapo incluso de lo que lo recordaba, con un traje y un abrigo negro, y no puedo parar de pensar en que soy una cobarde, soy una mentirosa, soy lo peor.
Unos minutos después me encuentro en la cocina preparando un bizcocho mientras mi padre me dice como debo hacerlo. La relación entre nosotros ha cambiado mucho, me ha pedido perdón cientos de veces, me ha abierto una cuenta bancaria con más dinero del que podría imaginar a pesar de las negativas de mi madre, me habla casi todos los días para preguntar como estoy, incluso criticamos a mi madre juntos... de lo único que no hablamos es de su enfermedad y gracias a mi psicóloga, no me estoy preocupando por el tiempo que nos queda juntos, solo por crear recuerdos con él.
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UN NUEVO COMIENZO
Novela JuvenilA veces tener una vida llena de privilegios, no es con lo que todos soñamos. Nicole Rivas es la hija de unos empresarios adinerados, vive en Barcelona y a sus 19 años de edad ha tenido todo tipo de privilegios, todos salvo uno que no se puede comp...