Capítulo 19 ❤️

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—Den la cara —espetó Spitfire sin inmutarse ante la interrupción.

Ella era muy flexible al momento de tomar decisiones, habituaba escuchar las opiniones de los Alfas, siempre y cuando no incumplieran las reglas "morales" de la banda.

Sí quieres dar tú opinión debe ser de frente, no creando murmullos a las espaldas de tus compañeros.

Y Ember, Soarin, Nicolás y Mike la estaban incumpliendo.

Los mencionados se abrieron paso entre la multitud y qué daron frente a sus superiores.

—¿Qué tienen qué decir? —cuestionó Spitfire cruzando los brazos.

Mientras qué Kenai se mantenía tenso gracias a la interrupción creada por los subordinados.

Y Applejack, bueno, ella estaba todo, menos bien.

—¿Por qué la eligieron a ella? —soltó Ember sin rodeos.

Kenai alzó una ceja, indignado.

—Es injusto —habló el de cabello azabache, Mike— Ella ni siquiera se la pasa con nosotros.

Kenia frunció el ceño.

—Eso es cierto, Applejack sólo viene por su dinero y sé va —opinó Soarin— Casi no la vemos por acá.

Los murmullos por parte del resto de los Alfas no tardaron en hacerse presente.

Applejack agachó la cabeza, sabía qué éso pasaría tarde o temprano.

—Yo creo qué Applejack debe ser la nueva líder —objetó la chica de los tatuajes, Naomí. Le obsequio una sincera sonrisa a la rubia.— Lo merece.

—Yo también lo creo —habló Steven— Tiene potencial, las posibilidades de qué sea una buena líder superan el 79% y los números no mienten —expuso mientras se acomodaba las gafas.

Unas risitas se le escaparon a Naomí y un pequeño sonrojo apareció en las mejillas de Steven.

Pero no era el momento para éso.

Spitfire carraspeó y miró al par de enamorados.

—Applejack, me caes bien. No te lo tomes personal—decidió declarar Nicolás, quien hasta ése momento había guardado silencio—, pero creó que los demás también tienen materia para ser líder.

Y Applejack lo sabía, ésa era una de las razones por las qué no había querido aceptar el cargo desde un principio.

—Creó que sí Spitfire eligió a Applejack es por una razón —comenzó a decir Sunset, la cuál se había se había limitado a observar desde las sombras— Y tal vez ésa razón es más simple de lo qué parece —sonrió— Vió en ella lo qué obviamente no había en otros —pasó por al lado de Ember y la chocó adrede— Yo creó que Applejack será una buena líder.

La rubia quedó anonadada por las palabras de la pelirroja. Desde aquella discusión qué habían tenido sobre Guilda se habían distanciado hasta el punto de ni siquiera hablarse, y ya habían pasado dos semanas desde entonces.

—A fin de cuentas —intervino Kenia— Se les está avisando, no preguntando.

Él era conocido por su buen sentido del humor, pero cuándo buscaban, lo encontraban.

Y está ocasión, lo habían encontrado.

—Pero ella —la señaló Soarin— Nos traicionó cuando dejó escapar a Guilda —gruñó acercándose deliberadamente a Applejack.

Kenai se puso al frente de la rubia.

—Da un paso más y será el último —musitó sacando su pistola, pero Applejack se apresuró a detenerlo bajo la atenta mirada de Spitfire.

—No lo hagas —le pidió— Ya se hace tarde, debemos ir al Coliseo.

Kenai resopló y asintió.

—La ceremonia terminó —concluyó después de intercambiar miradas con Spitfire— Soarin, mañana recibirás tú recompensa. Nadie le falta el respeto a un superior y queda impune.

El susodicho retrocedió y agachó la cabeza, se había dejado llevar por sus emociones y ahora debía enfrentar su castigo.

—...Maldita traidora... —fué unos de los murmullos qué llegaron a los oídos de Kenia por parte de Mike.

Gran error.

Después de casi una hora de jaleo los Alfas por fin terminaron de atar los cabos sueltos.

—Gracias Sunset —expresó Applejack.

La pelirroja sonrío y abrazo a su amiga.

—¿Podrás perdóname por lo de aquél día? No estubo bien lo qué dije —se disculpó— Jefa.

—Idiota —le dijo la rubia divertida, correspondiendo al abrazo— Eres mí mejor amiga Sunset y nada va cambiar éso.

En otro lugar.

Sus pasos emanaban confianza y la gente al verla se apartaba.

Y no era para menos.

¿Quien en su sano juicio se atrevería a meterse en el camino de la mano derecha de Discord y peor aún, en su propio territorio?

La respuesta era sencilla.

Nadie lo haría.

—Lo mismo de siempre —le hizo saber la albina, sentándose junto a la barra.

El nuevo bartender parpadeó perplejo.

Primero, no sabía quién era ella y por qué todos se mostraban aterrados con su presencia.

Segundo, esté era su segundo día cómo bartender y apenas sabía diferenciar entre un alcohol de otro.

—¿Hablé en alemán? —cuestionó Guilda, quitándose las gafas de sol y dejando al descubierto sus ignoticos ojos celestes— Muévete y prepara mí tequila.

Guilda reparó en el chico y no pudo evitar sorprenderse, aunque sí pudo ocultarlo.

Esos ojos grandes y azules los había visto antes, esa forma de mirar y de pararse. Ése rostro, ésas pecas.

Él era idéntico a ella.

Y a su hermana.

—Ya lo traigo —avisó nervioso un hombre moreno; el otro bartender.

Para la suerte del rubio.

Guilda no respondió y se dió la vuelta en el taburete, quedando de espaldas a la barra.

Suspiró.

Debía encadenar todos ésos recuerdos qué la atormentaban en las noches y no porque fueran malos.

No.

Al contrario, eran los mejores momentos qué había vivido, y ése era el problema. Le recordaban cómo era su vida antes de qué todo se destruyera.

Antes de qué todo cambiara.

—Guilda —la llamó ésa insoportable voz— Un pajarito me contó que ahora sabes nuestro pequeño secreto  —objetó burlona la mujer de ojos castaños.

La albina no respondió y siguió trapeando el suelo.

—Deberias tener mucho cuidado  —continuó— Uno nunca sabe quién conoce tus debilidades, —se acercó a la albina— y mucho menos quien las puede usar en tú contra...

Volviendo a Vivir (Appledash)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora