—¡Hasta el lunes Jackeline! —declaro Andrés mientras agitaba su mano con euforia.
Le sonríe y le devolví el gesto, pero sin tanta efusividad.
—Vamonos —le dijo Starlingth a la de anteojos— Nos veremos cuando nos veamos, Jackeline.
Las tres reímos.
—Adios chicas, cuídense...
Dos horas después.
—¿Quién crees qué gane? —me preguntó el moreno, mientras se sujetaba la barbilla, pensativo— En mí opinión, creo que ganará Moly. No es la más veloz, pero lo compensa con muy buenas maniobras.
Asentí. Tenía toda la razón.
Molí; la chica de la motocicleta púrpura, no tenía el mejor tiempo, pero sus maniobras eran impresionantes.
—Concuerdo contigo, Sebas —le dije, mientras volteaba a verlo— ¿Cómo te ha ido con la banda? ¿Los pitbulls son tan estrictos como dicen?
Sebas soltó una pequeña risa y negó con la cabeza.
—No más que ustedes —respondio a mí última pregunta— Ustedes los Alfas dan miedo. Y vuestra líder, mucho más —se abrazo a sí mismo.
Reí.
—Estas exagerando —recrimine, dándole un golpe amistoso en el hombro— Somos cómo una... Manada; nos cuidamos entre nosotros —expuse elevando la vista al cielo. Estaba despejado de nubes, pero no había estrellas, solo la luna en su máximo esplendor— Pero para ello debe haber un orden y Spitfire la mejor en éso.
Fruncí el entrecejo cuando el chirrido ensordecedor de un micrófono llegó a mis tímpanos.
—¡Y el ganador de está noche es... La Viuda Púrpura!
O cómo la conocías nosotros, Molí.
Sebas y yo intercambiamos miradas y seguido, chocamos los puños.
—¿Qué estáis celebrando sin mí? —inquirió Kenai, acercándose a nosotros— Me voy cinco minutos y ya me has cambiado por éste alfiler con patas —bromeó.
Negué divertida.
—Que gracioso eres Kenai —le dijo Sebas con evidente sarcasmo — Además, si es así que más da ¿Verdad linda? —me dijo a mí, para seguido regalarme un guiño.
Sonreí.
—Sera mejor que se callen par de inmaduros —les dije a ambos. Parecían querer protestar, así que continúe— O si no... A tí te acusaré con Liliana —señale a Sebas, quién trago saliva. Kenia río— Y a tí te acusaré con Susana, Daniela o Verónica o con quién sea que estés saliendo ahora.
El que reía ahora era Sebas.
Mientras que Kenai agachaba la cabeza cómo un niño regañado.
—Su nombre es Paola —susurró el más alto entre los dos morenos. Kenai.
Abrí la boca con intención de seguir con la conversación. Pero un bullicio llamó nuestra atención, venía de adentro del bar. Ya que las carreras de motocross se hacían en un claro justo atrás del mismo.
De pronto Kenia se acercó a mí, deliberadamente rápido.
Tomándome por sorpresa.
—¿Qué diablos estás haciendo? —le reclamé cuando pude sentir su respiración en mí rostro.
Mí corazón dió un salto. Y lo regañé por ello.
—Es mejor prevenir que lamentar —afirmo con una gran sonrisa, mostrando sus casi perfectos y blancos dientes. Al mismo tiempo que se apartaba de mí.
—Idiota —escupí al ver el arma que había puesto en mí cinturón.
—Yo también te amo, Jackeline —me dijo sonriente.
Sebas carraspeó.
—Oigan amigos no quisiera interrumpir su extraña conversación, pero es mejor que vayamos a ver qué está sucediendo adentro.
Asentí...
—¿Por qué tanto jaleo? —le preguntó Sebas ya adentro del gran bar, a quien supuse qué era de su misma banda.
Ya que en su antebrazo izquierdo, estaba el dibujo de un perro pitbull.
El chico de piel clara y cabello verde cómo un marciano, habló:
—Caramba mí hermano —empezo a decir con un peculiar asentó— Debiste verlo tú mismo: Un tipo con cabello de payaso le hizo fallar un tiró a Luna, se armó tremendo lío; ya que ése tiro definía quién se llevaba los verdes y cómo era de esperarse Luna está echa una fiera, pero él muy idiota se echó a la fuga y ahora lo están buscando.
Una chica de piel morena y cabello castaño entró a la conversación:
—Y según cuentan los rumores: ni siquiera pertenece a alguna banda, nadie sabe quién es ni qué hacía aquí.
Siguieron conversando sobre el tema, pero no le tomé mucho importancia a fin de cuentas, no era mí problema.
Me despedí de los chicos y dispuse a volver a casa.
Saqué mí teléfono y marqué el número de mí hermana.
Un pitido.
Dos pitidos.
Tres pitidos.
—Hola Jackie —escuché del otro lado de la línea. Sonreí— ¿Vendrás a cenar? He preparado una sorpresa —canturreo.
—¿Sorpresa? —dije animada— Ya voy para allá.
Escuché la risa de mí hermana, lo cuál no fué difícil ya qué habían apagado la música.
—Vale, pero no tardes, le pueden salir patitas a la sorpresa.
Reí.
—No tardaré, Merida. Tienes mí palabra.
Y seguido colgué.
Pero algo frente a mí me dijo estática.
Rainbow Dash.
¿Que hacía aquí? Y ¿Por qué estaba escondido debajo de una mesa?
En ése momento algo en mí mente hizo clip.
Él era el responsable de todo el revuelto de hace rato, él había echo qué Luna fallara ése tiro y había tratado de huir, pero ¿Por qué?
Quién en su sano juicio vendría a un lugar cómo esté, solo.
Esté lugar era mundialmente conocido por su mala fama y por ser unos de los puntos de reunión de todo tipos de criminales y aún así, hay estaba él.
Un chico ególatra y millonario, asustado y siendo buscado por toda está gente, por cometer un barbaridad calibre expansivo.
Y hay estaba yo.
Yendo a rescatarlo...
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Volviendo a Vivir (Appledash)
FanficDicen qué hay gente en éste mundo que está muerta en vida. Y es verdad, yo lo estuve y es horrible. Olvide lo que se sentía ser feliz, pero los conocí a ellos, y... VOLVÍ A VIVIR, pero la traición y el derramamiento de sangre me mató por segunda vez...