Mis pies se hundían lentamente en la arena de la playa; era una relajante sensación.
—Ya llegó por quién llorabas, chiquita —bromeo Rainbow, traía consigo un par de cervezas. Se sentó a mí lado y sonrío—. Desde aquí todo se ve 20% más genial ¿no lo creés?
—Sí, es una buena vista.
El sol se estaba ocultando, y dejaba ver un cielo teñido de peculiares colores: naranja, púrpura, y un extraño azul. Todo éso contrastaba con el ignotico mar y era simplemente: maravilloso.
—¿Cuánto tiempo tenías sin venir a la playa? —me preguntó, antes de pasarme una cerveza—. Yo no venía desde —hizo unas cuentas raras con sus dedos, por lo qué sonreí— mediados de enero.
Pues, en realidad no recordaba con exactitud cuando había si do la última vez qué había ido a la playa.
—Años o éso creo —él me miró incrédulo— ¿Por qué me mirás así? —reproché antes de darle el primer sorbo a mí cerveza.
Él no dejó de mirarme cómo si fuese un marciano, así que opté por ser yo la qué aparta la mirada.
—¿Años? —repitió aún atónito—. Vivimos en Río de Janeiro —señaló los alrededores—; uno de los pocos lugares qué tienen playas así de hermosas y no habías venido en años. Me cuesta creerlo.
No le respondí, ya qué no era mí problema sí él me creía o no.
—Puedo preguntarte ¿por qué? —dijo al cabo de un rato.
—Ya lo hiciste —no pude evitar responderle.
Le dí un gran sorbo a mí cerveza.
—Antes tenía una amiga —le empezé a contar, después de un rato en completo silencio—, ella amaba venir a la playa, por lo cual veníamos muy seguido —le dí otro sorbo a mí cerveza, y lo miré—. Pero un día se marchó, nunca más la volví a ver y simplemente perdí el interés por volver a venir.
Y hubiese seguido siendo así, sí no hubiese si do por Rainbow, quien me invitó a pasear, unas sopotocientasveces.
Acepté porque quería despejar mí mente y así fué que terminamos en la playa, charlando y riendo gracias a sus chistes malos.—Ésa fué una triste historia —objeto él con desgano.
Sonreí, era mí turno.
—Rainbow Dash —llamé su atención— ¿Por qué un chico extrovertido y egocéntrico cómo tú no está coqueteando con cualquiera de ésas chicas adineradas y en su lugar, pierde el tiempo conmigo; una amargada y antipática?
Mí pregunta lo tomó por sorpresa, su cara de "¡trágame tierra y escupe me en el reino perdido de Narnia!" lo delató.
—Jackeline, yo... —empezó a balbucear, pero lo interrumpí:
—Rainbow Dash —volví a llamarlo, evadió mí mirada, así que tomé su mano. Estaba frío—. Quiero qué seas honesto conmigo —sus ojos me encontraron— ¿Por qué te fijaste en mí?
Un sonoro suspiro escapó de sus labios.
—Desde un principio llamaste mí atención, Jackeline. Tú personalidad me atrapó, pero he de admitir qué en los primeros días me sentía atraído por tú físico y el reto qué seria acercarme a tí —fruncí el ceño, solté su mano y volví a mirar al frente; no estaba preparada para éso, por alguna razón, me había dolido—. Pero no tarde en empezar a cambiar de parecer, comprendí qué eres más qué una cara bonita, te empezé a conocer y entendí qué eres una chica maravillosa; en todos los sentidos —me abrazo por la espalda, y su perfume embriagó mis fosas nasales—. Eres mí amiga, Jackeline y en éstos meses qué han pasado, me he encariñado contigo y tú peculiar forma de ser.
El me soltó y una sonrisa estúpida se alojó en mí rostro.
—Eres lindo —admití y le dí el último sorbo a mí botella—. Se hace tarde, debo volver a casa.
Rainbow asintió, se levantó y me extendió su mano.
—¿Te llevó a casa? —ofreció, ayudándome a levantar.
Iba a responder, pero mí móvil me interrumpió.
—No es necesario —le respondí, mientras buscaba el móvil en mí mochila—, dame un momento.
Era Sunset, me aleje un poco y respondí:
—¿Sunset?
—No, soy tú yo del pasado —bromeó del otro lado de la línea— ¿Dónde estas? Los superiores te solicitan.
¡Por mis corrales!
—¡¿Qué sucedió?! —grité exasperada— ¿Big Mac está bien? ¿volvió a escapar?
Una carcaja por parte de Sunset resonó por el móvil.
—Calmate, vaquera —soltó entré risas—. Él está bien, pero seguramente no lo estará mañana, escuché un rumor y al parecer Discord ya respondió el comunicado, pero no me creas.
Mierda.
—¿Puedes venir a buscarme? Estoy cerca del farol.
—¿Qué haces allí? ¿Te fuiste a broncear sin mí? —empezó a reprochar mí mejor amiga.
—Te espero en el farol, no tardes y no llames la atención; está es zona policial.
Y colgué.
Guarde el móvil y volví con Rainbow.
—Vendran por mí —le informé—, deberías irte, ya es tarde y tú motocicleta llama mucho la atención.
¿Quién en su sano juicio se compra una motocicleta último modelo de color amarillo fosforescente?
Pues, Rainbow Dash.
—Me arriesgaré —se limitó a decir, ocultando sus manos en los bolsillos de sus jeans.
Caminamos en silencio hasta llegar al farol y nos sentamos en una vieja banca.
—Deberias retocar te el cabello —opiné mientras observaba su despeinada melena, cortesía de la brisa marina—. Es curioso, no puedo imaginarte con el cabello castaño.
El me miró y sonrió.
Volví mí vista al frente y divisé a Sunset.
—Ya me voy —le hize saber mientras me levantaba—, cuídate.
Me dispuse a marcharme, pero Rainbow me detuvo.
—Cuídate tú también Jackeline —me dijo y se apresuró a soltar mí mano—, te veré el lunes.
Asentí y decidí hacer algo qué pasó por mí mente.
—Adios —me despedí después de besar su mejilla y me fuí.
Con el corazón latiendo a mil por hora.
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Volviendo a Vivir (Appledash)
FanfictionDicen qué hay gente en éste mundo que está muerta en vida. Y es verdad, yo lo estuve y es horrible. Olvide lo que se sentía ser feliz, pero los conocí a ellos, y... VOLVÍ A VIVIR, pero la traición y el derramamiento de sangre me mató por segunda vez...