𖦹13:¿Amigo o Enemigo?🏹

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De repente, avanzada la tarde, la fatiga empieza a pesarme; no la fatiga normal después de una larga caminata, sino que tengo que detenerme y descansar frecuentemente. Sé que no encontraré cura para mi mal si no sigo buscando.
Sólo hay bosque y más bosque.
Las piernas empiezan a pesarme.
Decidida a seguir hasta la noche, camino hasta que me tropiezo yo sola.
Agotada, me subo a un árbol y me ato a él. Aunque no tengo hambre, me obligo a chupar un hueso de conejo para tener la boca entretenida. Cae la noche, tocan el himno y veo en el cielo la imagen de la chica, que, al parecer, venia del Distrito 8. La chica a la que Peeta remató.

Un poco después del alba, me decido a bajarme del árbol, pero más que hacer esa simple acción, me caigo de él.  Tardo varios minutos en recoger las cosas.

Me apoyo en el tronco del árbol y me acaricio con cuidado la superficie.
Tengo claro que debo ser más cuidadosa y menos ruidosa, pero en estos momentos no me importa nada...ni mi miedo a los profesionales.

Seguir buscando es mi única opción si quiero seguir con vida y, a su vez, hidratada.

Una chispa brota dentro de mí y me inunda una rabia al darme cuenta de que Katniss tranquilamente me podría haber enviado agua.
Podría pulsar un botón y enviármela en un paracaídas plateado en pocos minutos. Sé que tengo patrocinadores, al menos uno o dos que podrían permitirse darme medio litro de agua. Sí, cuesta dinero, pero esta gente está forrada en billetes y, además, están apostando por mí.

—Agua —digo, todo lo alto que me atrevo a hablar, y espero, deseando que un paracaídas descienda del cielo. No aparece nada.
Espero.
No aparece nada.
Algo va mal. ¿Me engaño al pensar que tengo patrocinadores? ¿O los he perdido por el comportamiento de Peeta? No, no lo creo. Ahí fuera hay alguien que quiere comprarme agua, pero ni Katniss  no se lo permite. Como mentora, ella controla los regalos de los patrocinadores, y sé que no me odia, me lo ha dejado claro; fue por eso que eligió ser mi mentora...

¿De qué va esto?
¿Están dirigiendo los regalos a Peeta? Por algún motivo, no lo creo, y tampoco creo que estén intentando matarme. De hecho, a su manera, ha intentado de verdad prepararme para esto todas nuestras tarde en el bosque de casa. Entonces, ¿qué?
Me tapo la cara con las manos. No corro el peligro de llorar, no podría producir ni una lágrima aunque me fuese la vida en ello. ¿Qué está haciendo Katniss? A pesar de la rabia, el odio y la suspicacia, una vocecita dentro de mi cabeza me susurra una respuesta: «Quizá te esté enviando un mensaje».
¿Un mensaje para decirme qué? Entonces lo entiendo; Katniss sólo tendría una buena razón para no darme agua: saber que estoy a punto de encontrarla.
Aprieto los dientes y me levanto. La mochila parece pesar el triple de lo normal. Cojo una rama rota que me sirva de bastón y me pongo en marcha.

Cada paso me supone un gran esfuerzo, pero me niego a parar, me niego a sentarme. Si me siento, es muy probable que no vuelva a levantarme, que ni siquiera recuerde cuál es mi objetivo.
¡Soy una presa muy fácil! Cualquier tributo podría acabar conmigo ahora mismo; sólo tendría que empujarme y matarme con mi propio cuchillo, y a mí no me quedarían fuerzas para resistirme. Sin embargo, si hay alguien más en esta parte del bosque, no me hace caso. Lo cierto es que me siento a millones de kilómetros del resto de la humanidad.
En cualquier caso, no estoy sola, no, seguro que me sigue una cámara.
Pienso en los años que pasé viendo cómo los tributos se morían de en situaciones así. A no ser que haya una buena pelea en alguna parte, debo de ser la protagonista.
Me acuerdo de Aaron, es probable que no me esté viendo en directo, pero los Hawthorne le echarán las últimas noticias en el colegio durante el descanso para comer, así que intento no parecer tan desesperada, por él.
Sin embargo, cuando cae la tarde, sé que se acerca el final. Me tiemblan las piernas y el corazón me va demasiado deprisa. Se me olvida continuamente qué estoy haciendo. Me tropiezo una y otra vez, y, aunque consigo levantarme, cuando por fin se me cae el bastón, me derrumbo por última vez y no me levanto más. Dejo que se me cierren los ojos.
He juzgado mal a Katniss: no tenía ninguna intención de ayudarme.
«No pasa nada —pienso—. Aquí no se está tan mal.»

END GAME~ (Peeta Mellark)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora