Trato infernal

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Lucifer lo analizo con la mirada de arriba abajo, ese era Adán, aunque ahora se veía muy diferente de la última vez que se vieron. El ángel ahora tenía unos largos cuernos incrustados en su cabeza, eran iguales a los de su mascara de exorcista y sus alas habían cambiado de plumas hermosas y doradas a piel negra y áspera. El rey estaba seguro de que esas eran alas de murciélago. Sus manos se habían vuelto puntiagudas y oscurecidas hasta sus muñecas, después de unos segundos el rubio noto que algo se movía detrás de Adán.

-Mierda- Era una cola de escorpión, la cual también tenía púas en donde comenzaba su cola. No podía creer lo que estaba viendo.

-Si, me veo de la mierda Luzbel, no tienes que mirarme así para que me de cuenta. - El mencionado frunció el ceño al instante al escuchar ese nombre, Adán era el único que no respetaba el hecho de que ahora se llamaba Lucifer.

- ¿Qué haces aquí? ¿viniste a que te parta el culo a golpes de nuevo? - Tenia esa sonrisa que siempre lo hacía ver tan seguro de sí mismo, como si nada pudiera herirlo o molestarlo. Pecado capital de la soberbia al fin.

-No todo gira en torno a ti maldita perra, vine para hablar con Charlie- La mencionada salió del trance que le surgió ver a Adán justo como un...pecador.

-Podemos hablar...a solas? - Por un lado, la princesa quería escuchar que era lo que tenía para decirle, pero por el otro...Joder era el mismísimo Adán, el mismo que había masacrado a su pueblo por años. No podía simplemente aceptar como si no fuera nada. En el tiempo que tardo en meditarlo su padre hablo por ella.

- Crees que te voy a permitir estar a solas con mi hija, ni mierda lo que tengas que decir lo dices aquí y ahora- Su tono había sido algo amenazante en sus últimas palabras, el pelinegro conocía bien a Lucifer y sabía que sus palabras iban enserio.

El nuevo demonio miro a la princesa y decidió hablar -Necesito tu ayuda- Eso había sido tan repentino que a los Morningstar no les dio tiempo ni si quiera de reaccionar cuando Adán ya había empezado a continuar su petición de ayuda.

-Se que me porte como la mierda con ustedes, pero necesito que me ayudes, tú eres la única que sabe cómo redimir demonios y yo...- Ya no podía más, estaba cansado y su ego estaba siendo totalmente destrozado en esos momentos, pero si quería volver a su hogar esa era la única manera de conseguirlo. Así que continuo -Necesito volver a casa Charlie- Sus piernas temblaban levemente y sentía que el corazón se le iba a salir del pecho. Hasta Lucifer pudo notar como las manos de Adán estaban temblando ligeramente, en eso un recuerdo de El Edén cruzo su mente. Era el mismo pelinegro temblando ligeramente debajo del rey. Demasiado en el fondo de su corazón el quería que su hija aceptara y lo dejara quedarse en el hotel así posiblemente podía recuperar algo del antiguo humano y de paso disculparse por todo lo que le había hecho.

Charlie se había quedado meditando, sus razones parecían sinceras y ella solo podía pensar en lo mucho que la beneficiaria si lograba que el mismísimo jefe de los exorcistas se redimiera. Normalmente no lo haría por beneficio, pero por favor era Adán, no lo iba a hacer por gusto. Levanto la mirada y la conecto con el nuevo pecador, sus ojos solo reflejaban angustia y eso fue suficiente para que aceptara.

-Te propongo un trato- La fémina levanto su mano hacia Adán, el ya había escuchado cosas horribles sobre los tratos demoniacos así que temió lo peor. Los ex ángeles observaron con duda esperando a que la princesa aclarara más las cosas.

-Una vez que te redimas y llegues al cielo los convencerás de que acepten el hotel y todo lo que este representa. No nos atacaras más, no más exterminios ni mierdas como esa. Si llegas a romper el trato caerás al infierno de nuevo y por último seguirás todas las instrucciones que te dé para cumplir con tu redención- En realidad un trato así no era del todo posible, pero al ser la princesa del infierno tenía mucho más poder del que todos creían. Su forma demoniaca se dejó ver y hubo un aro de fuego a su alrededor.

Tu eres mi fruto prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora