Ya no puedo más con esta situación.

324 32 8
                                    


Había pasado una semana desde el interesante encuentro que tuvieron Adán y Lucifer. Las cosas estaban tensas en el hotel, la presencia de cierto demonio exorcista estaba colmando la paciencia de los integrantes de este. En ese momento el pelinegro se encontraba trepado arriba del candelabro esquivando las ganas que tenía Vaggie de matarlo. La princesa y el rey se encontraban observando la escena desde las escaleras. Charlie ya no podía más con la situación, el día anterior el mismo demonio se había peleado con Alastor lo cual dejó a ambos bastante heridos. Es sorprendente como Adán logró subirse hasta allá arriba tomando en cuenta que el pelirrojo le había lastimado su ala derecha.

-Adán baja de ahí- Pronunció Lucifer bastante hastiado apenas eran las ocho de la mañana y el demonio ya se había metido en problemas, de nuevo.

-Ni loco, en el momento en que baje de aquí esa perra me va a matar-

-Bueno pudiste haberlo pensado dos veces antes de tomar mi vaso- Al parecer Vaggie estaba tan enojada porque el pelinegro había tirado a la basura un vasito que Charlie le había regalado. Era increíblemente especial para el ángel caído y no podía encontrarlo por ninguna parte hasta que se enteró de lo que Adán había hecho.

-Que mierda iba a saber que esa cosa horrorosa era tuya-

-Literalmente tenía mi nombre gravado- Estaba empezando a imaginar diferentes maneras de como mutilarlo.

- Cariño cálmate, te daré otro solo...por favor déjalo en paz- La mirada tan dulce pero tan agotada que la princesa le brindaba reflejaba que ya no podía con la situación y su novia no le estaba siendo de ayuda. Se relajo esperando a que su pareja hablara.

-Adán baja de ahí- Le pidió levantando un poco la voz para que este pudiera escucharlo desde allá arriba. Este acato la orden bajando con dificultad, sabia que Charlie nunca permitiría que le hicieran daño dentro de su hotel.

-Podrían sentarse un minuto, necesito hablar con Vaggie- Observo a su padre el cual seguía parado en las escaleras. Su princesa se veía realmente cansada, nadie opuso resistencia ante sus gentiles órdenes. Los dos demonios se fueron a sentar esperando el siguiente paso de Charlie.

Las cosas estaban realmente tensas entre ambos demonios, desde su encuentro Adán estuvo ignorándolo toda la semana. No había tenido una conversación de más de dos minutos desde ese día y en cada una de sus breves charlas el demonio más alto terminaba realmente enojado o exaltado. Inclusive en esos momentos había escogido el sillón al otro lado de la sala y ni si quiera había mirado a Lucifer.

-Adán ahora que estamos solos- Fue interrumpido cosa que ya se había vuelto costumbre para el.

-Solo cierra la boca Luzbel- Sí, ese era el demonio que todos conocíamos. El rey iba a rechistar por su repentina ofensa, pero en eso entraron Charlie y Vaggie. Ambas tomaron asiento entre medio de los chicos.

-Nosotras no pudimos evitar notar que ustedes tienen sus diferencias... - La princesa no sabía ni por dónde empezar, tenía que abordar a estos dos y solucionar el problema que tuvieran. El mayor causante de la ira del pelinegro era su padre y debía terminar con eso si quería mínimo una hora de paz en su hotel.

-Niña no se si lo has notado, pero tengo diferencias con cada uno de ustedes-

-Eso es cierto pero tú lo detestas a muerte y esto no puede seguir así. Sus constantes peleas están molestando a los demás. Sobre todo, nadie va a querer alojarse aquí si se enteran que el líder de los exorcistas y el rey del infierno siempre están intentando matarse dentro de este lugar- Ambos demonios sabían que tenía razón pero no era algo que ellos dos podían solucionar de la noche a la mañana.

Tu eres mi fruto prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora