La confesión
| Adara |—Finn, ¿qué mierda sucede? —Chasqueo los dedos—. ¿Podrías decir algo? Por-favor.
Su silencio es angustiante, interrogante y hasta extraño.
Al no obtener respuesta, siento como mis manos comienzan a sudar, y mi respiración empieza a fallar. Solo me evita con la mirada.
—Debo irme—tensa los dientes—, universidad.
Trago en seco —. ¿No pensabas decirme nada?
—¿Cómo querías que lo haga? Estuviste evitándome estas últimas semanas.
Lo miro a los ojos fijamente sin emitir sonido.
Tenía razón, lo estuve evitando estas últimas semanas, lo ignoré, le peleé, y cosas de niñas de cinco años. Pero hubo una causa para que lo hiciera.
Aún así, ¿desaparecería del día a la mañana?
Sacudo la cabeza —. Sí, te evité. Tú sabes por qué.¿Era necesario que te encuentre para que me lo comentes? ¿Ibas a dejar la típica carta de despedida?
Finn solo me ignora y trata de pasar por mi lado para retirarse.
Cierro la puerta detrás de mi —. No, no te vas. —Me apoyo en ella cruzada de brazos, ocultando mi temor y tristeza de tener a mi hermano lejos.
Existe gente que crea que soy una egoísta, pero no lo soy. Son otras instancias y etapas, mi yo de ahora no es la misma de hace dos años. Y a pesar de las peleas, los gritos y insultos, no quisiera tenerlo lejos.
—Adara, por favor, tengo que irme. —Observo como los ojos se van llenando de diminutas lágrimas con mucha lentitud, y este pestañea varias veces para ocultarlo.
—¿Podrías decirme que te sucede? Por favor, necesito —suspiro—, necesito comprenderte.
—Estoy tarde. —Su voz se quiebra y utiliza sus manos para secarse las aguas que salen de sus bellos ojos.
Trago grueso —. Finn, quiero oírte y aconsejarte —logro formular en un hilo de voz.
—Yo-me equivoqué, con absolutamente todo. De verdad lo siento, jamás quise perder tu confianza. Fui un idiota. —Gime tristemente—. No me comporté de la mejor manera, te perdí a ti, que era lo más valioso que tenía por-una simple mentira.
Dejo que una lagrima salga de mi ojo derecho.
—No te puedes ir, no ahora —me quejo.
—Debo comenzar mis estudios, hermana. Enserio lo siento. Sé que no crees ninguna de mis estúpidas palabras, pero no supe como manejarme al respecto, cuando era pequeño jamás tuve un ejemplo a seguir más que a mamá, y fue complicado entenderla. —Solloza—. Solo espero que cuando desees, me perdones. Quiero volver a ganarme tu confianza, que sea una hermano en quien confiar y no en quien desconfiar. Es irreparable lo que hice, todo por una mentira que-no valió la pena. Perdón por estar mintiéndote tanto tiempo.
Extiendo mis brazos para que se acerque, dejando que mis cabellos se peguen a los costados de mi cara por las lágrimas.
Finn no lo duda ni dos segundos y deja caer el bolso de su hombro al piso, y se arrastra hacia mi rápidamente, enredándome en sus brazos.
Es un abrazo lleno de sentimientos, de dolores y mentiras, de temores y angustias, pero donde nuestros niños interiores se encuentran y se conectan, felices y sonrientes, «siendo los mejores por siempre» como decíamos en ese entonces.
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Amor entre mentiras
RomanceAdara Dickson; es una simple chica de diecisiete años, vive con su hermano, Finn Dickson, y su madre, Samantha Dickson en San Diego, California. El padre de los adolescentes los había abandonado a muy temprana edad. Tiene demasiada confianza con su...