La fiesta Ⅱ
| Adara |La música retumbaba por todo el club, todos vibrábamos con ella, bailábamos, gritábamos porque no se oía absolutamente nada, era imposible comunicarnos unos con otros.
Estábamos Evelyn, Iris y yo en el centro de la pista de baile, moviéndonos y sintiendo la música alrededor de los adolescentes haciendo lo mismo que nosotras, incluso, habían algunos besándose queriendo más.
Bailábamos sin importar quienes estaban, en nuestro mundo solo éramos tres hermosas chicas disfrutando de una fiesta juntas, volvió el trío de las perras después de mucho tiempo.
—¡Chicas! —gritó Iris en nuestras caras—. Esto no puede estar ocurriendo. —La expresión de su cara cambió en cuanto dejó de mirarnos, no era nada bueno.
Alcé las cejas confundida —. ¿Qué pasa? —gritando en su oído.
Evelyn se dió la media vuelta —. Puta mierda —inquirió.
—¿Qué carajos está sucediendo? Pueden dejar de hacerse las sorprendidas y hablarme —protesté.
—Mira detrás de ti con discreción —indicó la rubia.
Le hice caso, me di vuelta rápidamente y...
Carajo.
—¿Tú eres estúpida o qué, Adara? —señaló Iris.
—Yo...
Interrumpió Evelyn —. Fue muy tolerante de tu parte. ¿La palabra disimular la conoces?
Grité —. Okey, lo siento, de seguro ni me han visto.
—¿Y si lo hicieron? —contestó la pelirroja.
Las tres chicas más populares y deseadas del instituto estaban aquí, en la misma puta fiesta que nosotras. Las llamamos las perras HOT; Heloise, Ophelia y Trudy.
Evelyn nos hizo un gesto para que nos acercáramos a ella —. No se alteren, pero...se están acercando a nosotras.
—Hagan como si no las hubiéramos visto, ¿okey? —escupí.
—Parecemos idiotas si te hacemos caso —insinuó Iris.
—¡Hola nenas! —hablaron felizmente las chicas HOT.
Nosotras tres nos dimos vuelta sin entender porque nos hablaban, jamás nos han pegado un ojo.
—¡Hola! —correspondimos falsamente confundidas.
—¿Qué hacen aquí? —interrogó Heloise.
—Me gusta tu vestido, Adara —sonrió Ophelia.
Se sabía mi nombre.
Obvio que lo van a saber estúpida, si están en la misma clase.
—¡Vamos a conseguirnos algo de beber! —exclamó Trudy.
Nos dijeron miles de cosas en un puto segundo.
—De hecho...no, graci —Evelyn me interrumpió.
—¡Si! ¡Claro!
—Espérennos aquí, les haremos probar algo nuevo —aclaró Heloise y desaparecieron.
—¿Qué mierda acaba de ocurrir? —cuestioné.
La rubia emocionada —. No tengo idea pero, ¡fue genial! Me siento una verdadera perra.
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Amor entre mentiras
RomansaAdara Dickson; es una simple chica de diecisiete años, vive con su hermano, Finn Dickson, y su madre, Samantha Dickson en San Diego, California. El padre de los adolescentes los había abandonado a muy temprana edad. Tiene demasiada confianza con su...