3. La invitación

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         La invitación
         | Adara |

(Maratón 1/2)

—Buen día Adara —exclamó el idiota de mi hermano despertándome por el ruido de una bocina de juguete.

—¡¿Qué carajos Finn?! —Me senté de golpe.

—¿Qué carajos Adara? Estabas loca ayer en lo de los Boswell. —Se sienta encima de mi escritorio.

—No me lo hagas recordar. —Mi cuerpo se tira sobre la cama.

—Te besaste a un chico. No me lo esperaba de ti.

—Ni yo. Que vergüenza, espero que no lo haya visto nadie. —Mis manos cubriendo mi cara avergonzada.

—Al contrario —Finn ríe—, lo vieron casi todos.

—No puede ser.

—¿Cómo terminaste en el sofá de la sala de juegos?

—No recuerdo, y tampoco me interesa.

—Como digas, en dos meses empiezas la preparatoria.

—¿Cuál es el punto?

—Ninguno, solo vine a recordártelo.

—¡Que fiesta agotadora! —sigo estancada quejándome.

—No eras la única loca, no te sientas especial.

Me siento rápidamente —. He visto un pareja cojiendo, no necesitaba verlo.

—Como si nunca hubieras visto porno Adara.

Mi cara era como un tomate —. ¿Y a ti que te importa? No traigo hombres todas las noches.

—Yo tampoco traigo mujeres, hermanita. —Ríe.

De vez en cuando, lo hacía.

—Ya, vete. Me quiero bañar.

—Son las 2pm, vendrán amigos a casa luego.

—¿No puedes estar un día solo sin tus amigos molestos?

—Noup, vienen a estar conmigo, no contigo.

—Tampoco quería que lo estén, gracias.

—No se quedarán tanto, tranquila.

—Tengo sueño. ¿Te puedes retirar? Me molesta tu presencia.

—Ya, okey. Lo siento. —Se baja de la mesa y al salir, cierra la puerta.

Mi habitación es la única que tiene un baño dentro. Agradezco a muerte eso. Acababa de levantarme, estaba medio dormida así que debía darme una ducha. Me desvestí y entré desnuda al baño, tenía la misma ropa que anoche.
Me mire al espejo observando cada detalle de mi cuerpo. No tengo el mejor cuerpo del mundo pero tengo un culo bien formado, una cintura definida y unas tetas de un tamaño estable. Mi cabello castaño y largo cubriendo la mitad de mi espalda. Mis labios carnosos estaban hinchados por tantos besos y mordidas del rubio.

—Maldito rubio. -Enciendo la ducha, el agua tibia estaba perfecta.

Ni su nombre le pregunté, solo lo besé y ya.

Entro y dejo que mi pelo se moje al igual que mi piel. Que felicidad. Paso el jabón por todo mi cuerpo. Luego coloco shampoo en mi cabello. Enjuago y coloco el acondicionador, realizando los mismos pasos que el shampoo. No tardé demasiado, por lo general, en el baño estoy poco tiempo.
Al salir, cojí mi toalla blanca que estaba colgada del lado izquierdo del espejo, me sequé el cabello y luego lo coloqué alrededor de mi cuerpo, tapando mis pechos y rodillas. Abrí la puerta de mi armario pensando en que iba a ponerme. Encontré un top negro sin mangas y un jean celeste tiro bajo, y mis tenis blancos. Son mis favoritos

Amor entre mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora