El crujir de la cama moviéndose por un vaivén de dos cuerpos conectados provocaba una melodía de media noche con esos sonidos obscenos en ese pequeño cuarto, el moreno que se encontraba encima de alguien, se volvía a preguntar como llego ésto tan lejos, a encontrarse en esta situación, no podía pensar con claridad, las feromonas que desprendían de su cuerpo y las del cuerpo contrario lo mareaban, pero era una fiesta de estimulación y satisfacción para su alfa interno, esto no lo dejaba pensar con claridad. Acaso su trabajo había sido interrumpido y perjudicado por sus tontos intentos primitivos, al caer por la casta más baja que eran los omegas.
-Alastor- Los fuertes gemidos que venían acompañado de su nombre sacaron al moreno de su trance y pensamientos de culpabilidad. No podía detenerse ahora, literalmente.
Acelero las embestidas para ya terminar con este pequeño imprevisto que se había presentado, cuando ya estaba por venirse tomo a la omega en sus brazos, creando un abrazo y que su nariz quedara en la base del cuello, en esa glándula que desprendía ese dulce olor a durazno y suitanas, que lo había hecho perder la cabeza hace pocos momentos.
-Alastor No.. no me marques- fueron las únicas palabras que pudo articular consumida por el placer y quién diría que serían las últimas. La chica intentaba forcejear un poco, pero con intentos inútiles ya que el locutor le había amarrado sus muñecas una con la otra, atrás de su fina espalda.
El alfa ya arto de la parlanchina omega que no se había callado desde su encuentro, la soltó bruscamente, hizo presión con su mano en la quijada de la rubia, tapando sus labios para no escucharla más, mientras seguía con las fuertes y profundas embestidas.
-No estoy loco mon chéri- Al usar su voz gruesa de alfa, provoco que aquella omega que estaba abajo de él, llegara a su clímax, arqueando su espalda ferozmente soltando su último gritó ya al sentir la mano del castaño en sus labios, el ardor de su entrada había desaparecido sorpresivamente, sintió que el moreno se había corrido afuera, encima de su cuerpo para ser más precisos, por ende no habían anudado.
Pero la vista de la omega se nublo, gracias a las lágrimas que se acumulaban en sus hermosos ojos verdes, el ardor de su entrada desapareció, pero sintió uno mucho más fuerte, casi inexplicable,miro arriba encontrándose con la característica sonrisa de Alastor, parecía que le faltaba el aire, estaba todo sudado, con el pelo desordenado y sus facciones que desde un inicio la habían hipnotizando, pero esos rasgos ya no eran como los recordaba, tenía una expresión sombría y de satisfacción, si se le podría llamar así. Sintió una gran punzada de dolor proveniente de su garganta y no solo en un lugar, sino que el ardor recorría desde abajo de su mandíbula hasta su manubrio esternal.
-( que esta pasando? ) - fueron las palabras que la omega quería articular pero solo salían balbuceos por el ardor que tenía cada que abría la boca, qué había pasado?.
Cuando la omega había arqueado su cuerpo le dio a Alastor una perfecta vista de su garganta, así que él mayor ágilmente tomo la almarada de albacete que era un objeto punzante de la mesita de noche que había dejado afilada desde ayer, para hoy cometer su acto atroz.
-Eh de decir que esta noche tu voz me pareció muy irritante primor, dicha la mía qué desde ahora no la volveré a escuchar más- Decía el alfa mientras desataba las muñecas de la mujer.
La omega tomó tres de sus dedos para tocar lo que sentía ser una herida abierta y si de eso se trataba, al dirigirse a esa zona, no sintió su suave piel, al contrario sintió el duro hueso de su laringe. Qué es lo que le había hecho?
Tenía la piel separada y el hueso de la garganta expuesto, Alastor había hecho un fino y profundo corte con esa cuchilla vieja, sin darle tiempo de reaccionar por estar cegada al placer que el alfa le daba.
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Lost Revolution | RadioApple
RomanceLucifer Morningstar, un joven liberal, abierto a nuevas ideas aveces piensa que nació en el lugar equivocado puesto que en Nueva Orleans, si un omega no encuentra a su destinado a partir de los veinte años, cualquier alfa es libre de pedir su mano...